Ki Tavó – Dirección Equivocada

“Las órdenes de HaShem son rectas que alegran los corazones”. Ya que todos los humanos fuimos creados con las ansias de renovarnos, necesitamos sentir algo nuevo…

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Isaac Cabaritti

Posteado en 05.04.21

“Las órdenes de HaShem son rectas que alegran los corazones.” Por el hecho que todos los humanos fuimos creados con las ansias de renovarnos, necesitamos sentir algo nuevo, oír alguna novedad…

Dirección equivocada

“Y habló Moisés con los sacerdotes Levitas a todo Israel diciendo: Atiende y escucha, Israel. Hoy te has transformado en un pueblo para HaShem tu Di-s…”

“Obedece la voz de HaShem y cumple sus mandamientos y sus decretos que te ordeno hoy…” – (Deuteronomio 27:9-10).

El Ordenamiento Divino consiste en hacer de cuenta como si hoy mismo hubiésemos ingresado al pacto con HaShem, un deber que rige todos los días. Imaginémonos como si fuese que hoy, hace un ratito, nos comprometimos a cumplir con los 613 preceptos descriptos en nuestra sagrada Torá.

“Estudiaron los Sabios: Al ingresar al Kerem en Yavne se encontraban allí Rabi Iehuda, Rabi Iosi, Rabi Nejemia, Rabi Elazar, hijo de Rabi Iosi Hagalilí, todos ellos hablaron bien del anfitrión “El primer disertante por excelencia en todos los sitios”.

Y así dijo:

“Atiende y escucha Israel, hoy te has transformado en un pueblo”. ¿Acaso ese día se entregó la Torá a Israel?

¡Si se trataba al finalizar los cuarenta años de la travesía en el desierto! Sino, te vino a enseñar que la Torá es preciada y amada por sus estuDi-sos todos los días como el día en que fue entregada en el Monte de Sinai”. (- Tratado Berajot 63B)

Según Rab Jaim Shmulevitz z”l, por más que el valor de la Torá es incalculable e impagable, Rab Iehuda, el disertante por excelencia, plasmó en esas palabras lo que es el valor y la devoción por nuestro Sagrado Lagado. ¿Cómo se ve en los ojos de quienes la estudian y practican día a día? ¡Como nueva y fresca, recién entregada de Sinaí!

A pesar de que la recibimos hace miles de años, se la siente como si fuese que todavía está caliente del horno, ¡que hace minutos la sacaron! Rabi Tanjum el hijo de Rabi Jia lo comprobaba: Una persona que está acostumbrada a pronunciar la Keriat Shemá todos los días por la mañana y por la noche, si ocurre por alguna circunstancia que un día por fuerza mayor no pudo decir la “Keriat Shemá” siente la sensación como si fuese que no dijo dicho rezo en su vida.

¿Por qué se genera este fenómeno psicológico que a uno le parezca que hace tiempo que no dice el Shemá?

Afirma Rabi Tanjum que es por el hecho de que cada vez y vez que reza estos versículos es como si fuese que recibe nuevamente el yugo celestial sobre sus hombros. Es un nuevo comienzo, no es una continuación al de ayer a pesar de que los versículos son los mismos y el texto y contenido no ha sido modificado desde la entrega de la Torá, o sea que tiene más de 3000 años, pero cada día y día se recibe una energía positiva como el día de su entrega en el Monte de Sinaí.

Lo mismo ocurre con su estudio, lo podemos ver y corroborar hasta el día de hoy. Si nos predisponemos ingresar a cualquier Yeshivá o Colel del mundo desde Alaska hasta Ushuaia, desde Siberia hasta Johannesburgo, donde se halla judíos estudiando con profundidad la Torá, se podrá notar el entusiasmo, ahínco, vehemencia y rigor que emana de estos estudiosos al interiorizarse en los textos Sagrados y la comprensión cabal de los mismos. Lo que se estudió ayer se repasa y repite nuevamente como si fuese nuevo y fresco, ya que cada día se aprende algo más.

Está escrito en Pirkei Avot 1:4: “Beberás sediento las palabras de los Sabios”. El Jasid Iaabetz en su explicación a esta Mishná escribió: Por naturaleza el ser humano se cansa rápido de las cosas repetidas, por eso vino el Tana (autor de la Mishná) y nos enseñó: No digas “esto que está enseñando este Sabio ya lo sé, no es ninguna novedad para mí”, sino deberás tomar sediento sus palabras como si fuese que nunca en tu vida oíste lo que está transmitiendo.

Nos dio la pauta “El Iaabetz” que el estudio implica una exigencia: Hay que figurarse como si fuese que estamos sedientos por oír, y una señal de sedientos es la predisposición a escuchar todas las enseñanzas con mucha atención.

Está escrito “Hoy te transformaste en un pueblo”, lo que significa que nos dieron el privilegio de que cada día que la estudiemos nos parezca como “nueva”, y para alcanzar este fenómeno Rab Jaim Shmulevitz z”l nos enseña: Hay que tornarse un buscador de la Torá, hay que querer ser un buscador para poder acceder a ello, ya que si uno lo quiere pero no lo busca puede llegar a incurrir en los típicos Preceptos “Anashim Melumadá” (quien lo hace a reglamento), que el profeta Isaías recriminaba al Pueblo de Israel (Isaías 29:13) :

“Dijo HaShem: 'Por cuanto que se acercó este pueblo hacia mí con sus labios y bocas, me respetaron, mas sus corazones se alejaban de mí, me sirvieron como quien lo hace a reglamento y desgano'”.

Su interpretación es: A pesar de que servimos al Creador con nuestros labios, es decir por medio de nuestros rezos y plegarias, y también lo tememos y respetamos, no lo hacemos con ese ahínco y esas ganas renovadas de percibir día a día cómo nos regalan un hilito de vida y tenemos el mérito de vivenciar la Torá por medio del cumplimiento de sus Preceptos.

Lastimosamente se torno una costumbre de todos los días, la cual no nos provoca ninguna elevación ni satisfacción, lo que nos da un resultado de que todos los días le rezamos, imploramos, cumplimos sus preceptos y nuestras tradiciones pero… falta ese sentido de alegría por cada palabra y palabra Divina. Somos carentes de entusiasmo por querer cumplir más Torá y Preceptos.

A eso es lo que se refiere el versículo:

“Las órdenes de HaShem son rectas que alegran los corazones.” Por el hecho que todos los humanos fuimos creados con las ansias de renovarnos, necesitamos sentir algo nuevo, oír alguna novedad… ver lo nuevo que salió… inclusive en el ámbito de los grandes eruditos existen los “Jidushim”, las novedades o innovaciones en la Torá, ya que cada judío tiene que aportar su “Jidush” al mundo que fue traído.

La alegría que emana del corazón de quien se sienta a profundizar en el estudio de la Torá, es un producto del deseo de oír con toda la sed y devoción las palabras santas. “Un hombre que tuvo la oportunidad en su vida de vivir esa experiencia de sentir satisfacción por la dulzura de la Torá, no se lo olvida nunca”, ya que alcanzó a sensibilizarse con algo que cuenta con una alegría que proviene desde el Sinaí desde el día en que se llevo a cabo la entrega de nuestro Sagrado Legado.

Una técnica que nos brinda el destacado Rosh Yeshivá (Director de la Yeshivá) citado es: Antes de sentarse a estudiar predisponerse a sentir la sed… ya que quien esta satisfecho y cuenta con su barriga bien llena pasa a una categoría de “Melumada”, acostumbramiento a lo bueno. En cambio aquel que todavía no comió ni bebió, tiene la esperanza de que le toque una buena porción y un magnífico trago… cuenta con el deseo y las ganas de recibir algo interesante. Por ende, para aspirar a buscar la Torá, lo que se le solicita al interesado es este requisito, ser un buscador de sentirse alegre y feliz por el cumplimiento de los Preceptos.

Cuentan que cierta vez el Rab Naiman z”l fue invitado a una fiesta de un Bar Mitzvá, se acerco hasta el joven y lo bendijo de la siguiente forma: “Que sea la voluntad de HaShem que sientas placer por el estudio de la Torá y que no te cueste el trabajo de compenetrarte en ella”. Al finalizar su bendición se le acercó el famoso Rabino Yejezquel Levinshtein z”l y le solicitó que lo bendiga a él de la misma manera.

Justamente por este tema es conocida la parábola del Maguid de Duvna interpretando el versículo:

“Y a mí no me llamaste Jacob ya que mi gracia es Israel” (Isaías 43)

“Un comerciante se dirigía hacia la ciudad por sus negocios. Al arribar su barco al puerto, este hombre le pidió a uno de los maleteros que trabajaban en esa Terminal: “Señor, por favor suba al vapor, retire mi equipaje y tráigamelo hasta la habitación del hotel.” El maletero aceptó contento el trabajo e hizo lo que le solicitaron. Fue hasta el barco, pidió las valijas y se las cargó al hombro y emprendió la marcha hacia el sitio donde le indicaron. Las maletas eran muy pesadas y el pobre hombre se secaba las gotas de transpiración con su manga, pero interiormente estaba feliz, suponía que lo aguardaba una jugosa propina por todo su esfuerzo.

Al alcanzar el hotel, el changarín dejó las maletas en el lobby del mismo, dirigiéndose directamente hasta la habitación del dueño del equipaje. Se encontraba sudado como un animal y totalmente agitado. Su corazón palpitaba tan fuerte como un viejo reloj, se acercó a lo del comerciante y apenas lo vio le lanzó: “Jefe, listo el trabajo, a ver cómo se porta con la propina.”

“Lamento comunicarle que las maletas que ha traído no son mías”, le indicó el comerciante.

“¿Pero usted cómo sabe, si no las vio todavía?” Le preguntó el maletero desesperado.

El mercader le responde con toda la seguridad y tranquilidad: “Mi equipaje es una pequeña cajita con diamantes, nada más. Si hubiese traído mi maleta, no estaría tan agitado y transpirado. Por la forma que se presenta usted indica que trabajó muy duro para acercar esas pertenencias. Lo siento, pero yo necesito mi mercancía, no tengo lo que hacer con todos esos bultos que me imagino que usted trajo.”

De la misma forma nos indica el Creador: “A mí no me llamaste Jacob”. Se equivocaron de dirección, lo siento, ¿de dónde yo sé que ustedes se equivocaron? Por la simple razón de que los veo a ustedes transpirados, agitados y cansados Los hombres de bien cuando cumplen con mis preceptos y mis órdenes no se agotan, no sienten cansancio ni agitación, sino justamente lo contrario, sienten placer y un gran deleite por llevar a cabo esta misión Divina tan importante. Si se ven tan desgastados es señal de que se equivocaron de dirección: “Reclamen vuestra paga al destinatario real”.

Hasta aquí fue la parábola del Maguid de Duvna.

Los alumnos del Rebe de Kotzk” cuentan que éste es uno de los tres parábolas que fueron dichos por “Ruaj HaKodesh” (“Inspiración Divina”) de la boca del Maguid, según el Rebe de Kotzk z”l.

– Extraído y editado de “Karna de Itzjak” –

(Gentileza de www.tora.org.ar)
 

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