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Cuando uno cree en lo que vende, la gente lo compra y se convence, porque siente que le están diciendo la verdad y las palabras que salen del corazón llegan al corazón.

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 15.01.23

En la actualidad, la gente está esperando que alguien les ofrezca “probar” el judaísmo. Recuerdo cómo era hace cuarenta y cinco años, cuando la tendencia de retornar a las raíces judías no era algo tan difundido. Únicamente unos pocos tuvieron el mérito de retornar en aquella época y el ambiente generalizado era antirreligioso. La gente no estaba dispuesta a aceptar las enseñanzas.

Sin embargo, Hashem prometió que la Torá no sería olvidada de nuestros descendientes y Él hizo bajar al mundo una luz inmensa de teshuvá, o sea, de retorno a Hashem. Y por eso hoy es más fácil que nunca retornar a Él. Él está esperando que Sus hijos retornen a Él y cuando uno se dedica a acercar a los demás, Hashem, los tzadikim y las plegarias de todos los tzadikim y de todas las generaciones de Israel lo acompañan.

Uno no va solo, sino que va con toda esta fuerza acumulada. Y así cada uno puede realizar esta gran obra de acercar a los demás a Hashem. No hace falta ir muy lejos. Cada uno puede empezar por su propia familia, sus compañeros de trabajo, sus vecinos, sus amigos, etc. Conviene primero leer el libro o el folleto que uno va a distribuir, o escuchar el CD, y ver qué efecto le produce y entonces le va a resultar más fácil transmitirlo a otras personas y garantizarles que esto les va a cambiar la vida.


Cuando uno cree en lo que vende, la gente lo compra y se convence, porque siente que le están diciendo la verdad y las palabras que salen del corazón llegan al corazón.

Por otro lado, uno queda “asegurado” contra transgresiones, porque todo el que les da méritos a los demás no transgrede. Esta es una promesa de la Mishná y Rashi explica que Hashem aparta el pecado de esa persona y evita que la transgresión la haga tropezar y entonces se salva de todo el sufrimiento. Al no haber transgresiones, no hay sufrimientos. Además, sus bendiciones se cumplen.

Ya hemos dicho que la difusión de la emuná es la más grande forma de expiar los pecados y esto es lo que dice el Or HaJaim HaKadosh en su libro: “Hay que ordenar a los hombres de valor a tratar de acercar a las demás personas al servicio Divino y esto se considera una ofrenda para Hashem… Y Hashem lo considera algo de enorme importancia y querrá retribuirles el favor”.

Cuando la persona hace un esfuerzo en aras de la difusión de la emuná, su esfuerzo no es en vano, porque está haciendo aquello que Hashem más valora: está acercando a los demás miembros del Pueblo de Israel y del mundo entero y al mismo tiempo se está beneficiando a sí mismo y a su familia.

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