Los Huevos Perdidos, #12
Compadeció a la serpiente negra, pero se sintió terriblemente mal por su falsa apreciación y por haber acusado a un inocente, el joven Natino Crips…
Basado en un relato de: Rab Lazer Brody
Ilustraciones: Rebeca Shapiro
Compadeció a la serpiente negra, pero se sintió terriblemente mal por su falsa apreciación y por haber acusado a un inocente, el joven Natino Crips…
Los Huevos Perdidos, Última Parte:
De las tranquilas y sabias palabras de Isaac, el señor Oscar aprendió una buena lección.
Compadeció a la serpiente negra, pero se sintió terriblemente mal por su falsa apreciación y por haber acusado a un inocente, el joven Natino Crips.
¡Y pensar que había estado a punto de pagar dinero para que Daniel Krapeso le diera una buena paliza a Natino! ¡Qué locura!
Menos mal que Daniel era una buena persona y lo convenció que ese no era el camino correcto.
La moraleja de esta historia es muy clara:
El mundo está cargado de cólera pero no tiene que afectarnos ni a ti ni a mí.
Es importante recordar que lo que vemos no es siempre lo real.
¡Y a menudo, nuestras conclusiones son opuestas a la realidad y a la verdad!
Una vez que el hombre hace juicios impulsivos, cierra su mente a la verdad y comienza a actuar de forma alocada y grosera.
El señor Oscar debería haber llamado inmediatamente al viejo Isaac al comprobar la falta de los huevos, porque una persona sabia sabe juzgar con justicia y tranquilidad.
Una vez que desechamos nuestros juicios superficiales y circunstanciales contra los demás, nos libramos de la ira hacia el prójimo.
La victoria sobre nuestra cólera nos acercará a la paz interior.
De este modo, si actuamos con justicia, nuestra cólera cesará.
A partir de entonces el señor Oscar tuvo mucho cuidado en sus apreciaciones y se comportó muy agradablemente con todos.
Y Danino y él se hicieron los mejores amigos, casi hermanos.
FIN.
12/25/2011
Divertido relato Querido Rab Yonatan, fue un divertido relato y una excelente moraleja. Gracias por sus enseñanzas.
12/25/2011
Querido Rab Yonatan, fue un divertido relato y una excelente moraleja. Gracias por sus enseñanzas.