Visión espiritual – Tetzavé

¿Por qué es tan importante que el Kohen Hagadol - el Sumo Sacerdote - no tenga otros pensamientos o cavilaciones en el corazón mientras lleva a cabo sus deberes en el Templo Sagrado?

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 27.02.23

“En el Pectoral colocarás el Urim y el Tumim, y estarán sobre el corazón de Aarón cuando se presente ante Dios” (Shmot 28:30).

El pasaje anterior no sólo es confuso, sino que también una aparente contradicción en los términos. Los Urim y Tumim eran, en esencia, un pequeño trozo de pergamino doblado con el sagrado nombre de Dios escrito en él. El pergamino se insertaba “en la coraza”, tal como ordena la Torá al principio de este pasaje. Pero, al final de este pasaje, la Torá afirma que el Urim y Tumim estarán “sobre el corazón de Aarón”.

¿Cómo es que el Sumo Sacerdote lleva el Urim y Tumim directamente sobre su corazón? No olvidemos que hay cuatro capas obligatorias de las vestiduras rituales del Sumo Sacerdote – el kutonet, la capa, el chaleco, y finalmente el pectoral, todos los cuales separan el corazón de Aarón del Urim y Tumim.

Podemos reconciliar la aparente contradicción en este pasaje proponiendo que la Torá es literal cuando requiere que el Urim y Tumim sean insertados en el pectoral, pero figurativa cuando instruye que deben estar sobre el corazón de Aarón. La Torá nos está ordenando que no haya nada que separe el santo nombre de Dios (Urim y Tumim) del corazón del Sumo Sacerdote. Vale decir, el Sumo Sacerdote debe estar enfocado completamente en Dios; y no puede tener ningún otro pensamiento o cavilación en el corazón que pueda llegar a interferir con su total apego (dvekut) a Dios.

¿Por qué es tan importante que el Kohen Hagadol – el Sumo Sacerdote – no tenga otros pensamientos o cavilaciones en el corazón mientras lleva a cabo sus deberes en el Templo Sagrado?

Rabi Najman de Breslev explica (Sijot HaRan, 46):

“Uno debe ejercer gran cautela en guardar los pensamientos, porque los pensamientos son capaces de producir resultados tangibles. Recordemos que cada uno de los respectivos atributos de una persona que es más elevado que otro tiene implicancias de mayor alcance. Por ejemplo: con el pie, uno puede patear un objeto hasta cierto punto, pero con la mano, puede lanzar más alto de lo que un pie puede patear. El habla puede oírse a un nivel muy superior al que la mano es capaz de lanzar. La audición es superior al habla, ya que se puede oír el estruendo de un cañón a kilómetros de distancia. La vista llega aún más lejos, pues los ojos pueden ver incluso las estrellas en el cielo. Los pensamientos son muy, muy elevados, y se extienden más allá de todo, ¡y por eso tenemos que cuidarlos tanto!”.

Desde un punto de vista espiritual, la palabra es más elevada que los hechos, pero los pensamientos son más elevados que la palabra.

Las cavilaciones de un granjero sobre sus gallinas y sus campos de maíz en plena plegaria lo afectan, por supuesto, pero las consecuencias no son tan trascendentales. Sin embargo, cuando un tzadik o líder espiritual se ocupa de pensamientos profanos cuando debería estar concentrado en su plegaria, entonces toda la comunidad se ve afectada. Dado que todo el pueblo judío depende de la intención pura de las plegarias del Sumo Sacerdote (Kohen Gadol) en el Templo Sagrado, el más mínimo pensamiento sobre cualquier cosa que no sea Dios constituye una mancha importante, de largo alcance y perjudicial.

Dios nos dijo que todos deberíamos ser una nación de Kohanim, o sacerdotes rituales (ver Shemot 19:6). Del mismo modo que el Kohen Hagadol debe mantener el sagrado nombre de Dios cerca de su corazón y evitar pensamientos profanos, nosotros debemos lo mismo. Nuestros pensamientos, tal como enseña Rabi Najman, tienen implicaciones de largo alcance; y, como la energía nuclear, pueden construir mundos enteros o destruirlos.

Cuando el corazón está puesto en Dios, milagrosamente nos libramos de toda la tensión, el estrés y la ansiedad. Cuanto más pensamos en Dios, más fortalecemos nuestra emuná, nuestra fe pura. Rabi Najman enseña que la emuná acercará la verdadera y completa redención de nuestro pueblo, rápidamente y en nuestro tiempo. Amén.

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