Dieta y Temperamento Infantil
Una gran cantidad de investigadores han establecido una clara relación entre la dieta y la salud emocional…
Una gran cantidad de investigadores han establecido una clara relación entre la dieta y la salud emocional…
Recientemente, uno de nuestros anfitriones en el tour por Norteamérica nos sirvió un “desayuno continental”. En la mesa había seis clases de facturas, masas, tortas, bollos dulces; cuatro variedades de cereales, café, té y jugo de naranja procesado. Él estaba seguro de que nos estaba honrando y haciéndonos un gran favor. Por eso, cuando yo humildemente le pedí un tomate, un pepino y un huevo duro, el hombre se quedó atónito.
En la generación de la comida rápida y la gratificación instantánea, son demasiados los padres que despachan a sus hijos (y a sí mismos) con un plato rápido de carbohidratos refinados que causan agotamiento dentro de dos horas de ser consumidos. Después el maestro les manda una nota diciéndoles que su hijo sufre de ADD -problemas de falta de atención. Y entonces llega la receta para Ritalin…
Durante los últimos cinco años, usé prácticamente cada fórum que tuve a mi disposición para señalar la relación existente entre la Comida Sana y el bienestar emocional. En muchos casos, cuando padres desesperados siguieron mi consejo y modificaron las dietas de sus hijos diagnosticados con ADD y AHDD por una dieta natural, la salvación no tardó en llegar.
Muchos investigadores han establecido una clara relación entre la dieta y la salud emocional. En un estudio realizado, los científicos les dieron de comer a tres grupos diferentes de ratas con tres dietas diferentes y obtuvieron sorprendentes resultados, tal como se puede apreciar en la tabla siguiente (cortesía de la Fundación de Salud Natural):
Grupo 1 | Nada de conservantes artificiales ni colorantes ni aditivos ni carbohidratos refinados. Los principales nutrientes fueron obtenidos a partir de cereales integrales, semillas, nueces, fruta fresca, verduras, leche cruda y agua | Comieron toda la comida, parecían contentos y calmos, con los ojos brillantes, piel y rabo suave, muestras de crecimiento y al sostenerlos, se mostraron calmos. |
Grupo 2 | Hamburguesas de comida rápida, papas fritas, ensalada de repollo rancio, licuados artificiales, bebidas cola, pastel de cerezas y agua | Engordaron, se mostraron holgazanes y no alertas. Las pieles estaban desgreñadas y los rabos, con escamas. Ojos sin brillo y piel seca. Al sostenerlos, se mostraron inquietos. De tamaño menor que el Grupo 1. |
Grupo 3 | Se les proveyó una dieta de cereales azucarados, productos de pan blanco, mermelada, tortas con crema, gaseosas, licuados artificiales, frutas en almíbar y agua | Se mostraron nerviosos, flacos, con conducta frenética, desenfrenada, descoloración en el rabo, masticaron hasta destrozar sus botellitas de agua. No se los podía sostener a causa de sus mordeduras. Ojos bizcos, los más pequeños de tamaño de los tres grupos. |
Extraído del International Journal for Biosocial Research, tomo 2, números 1-9.
Obvio: los Cornflakes y las hamburguesas son una solución fácil, pero para parafrasear la Mishná: hay un camino corto que es largo y hay un camino largo que es corto. Queridos padres: el tiempo que ustedes se pasan cortando verduras para la ensalada, pelando fruta e hirviendo huevos les va a hacer ahorrar veinte veces más de tiempo que van a desperdiciar en consultas con los maestros y visitas a psicólogos educacionales.
Justamente, la semana pasada recibí una carta increíble de la familia Fink de Efrat, Israel:
Estimado Rabino:
No me di cuenta de cuánta razón tenía usted con respecto al tema del azúcar y los niños hasta el día de hoy. Hace cuatro meses, mi esposa y yo sacamos el azúcar de la dieta de nuestro hijo. A partir de ese momento, él ha venido creciendo a pasos agigantados. Ahora tiene dos años y nueve meses y escucha las instrucciones que se le dan, dice por favor y gracias, se sabe limpiar solo y es un placer estar a su lado. Sus “terribles dos años” cesaron en el momento en que le sacamos el azúcar de la dieta.
Y a él le encanta. Le damos fruta, verduras, galletas de arroz, higos, dátiles, pasas de uva y toda clase de comidas divertidas y sabrosas. En Shabat le damos un poquito de chocolate, pero nos aseguramos de que vaya al parque a correr y sacarse de encima todo ese azúcar. Un Shabat lo llevamos a un kidush ¡y no lo podíamos creer! Al principio agarró una galletita, pero después se puso a comer las verduras cortadas que había allí. Fue algo impresionante.
Hoy a la noche decidimos que era tan buen nene que íbamos a darle un premio: un helado. Fuimos a uno de esas heladerías de yogur helado en las que ponen todo tipo de cosas encima del helado. Le dimos un montón de chocolate. ¡Pasó media hora y se transformó en otra persona! Empezó a ignorarnos, se puso a gritar a todo pulmón cuando no le dimos lo que quería, y le agarró un berrinche ahí mismo, en medio del centro de compras. La transformación fue repentina y muy intensa.
No podíamos creerlo.
Todos esos meses no había probado casi el azúcar. Obtuvimos una experiencia de primera mano de la diferencia blanco-negro que existe entre el niño que come comida sana y lo que le ocurre en el momento en que se pone en la boca una cucharada de esa sustancia blanca. Ojalá pudieran ver esto todos los psicólogos infantiles. Aproximadamente una hora más tarde, una vez que pasó el efecto inicial, se fue calmando y empezó a portarse bien otra vez. Fue algo increíble.
Cuando yo era chico, me dieron Ritalin por un problema de hiperactividad. Los médicos vieron esto como la única solución para mantenerme bajo control. Al ver que mi hijo se calmaba después de que le salió el azúcar del cuerpo, fue un cambio igual de fuerte que cuando a mí me daban el remedio.
Me enteré que ahora venden leche ya azucarada. Llegamos a una situación en que se les vende leche con azúcar adentro para que tengan ganas de beberla. Es tan difícil mantener a los chicos lejos del azúcar… ¡está por todas partes! Además es un gran desafío ser padres. Es una de las cosas que hacemos en la vida en que Hashem nos pone a prueba hasta el límite mismo de nuestra capacidad. Le escribo esto porque quiero respaldar todo lo que usted dijo acerca de mantener a los chicos bajo control sin necesidad de remedios ni tratamientos especiales. Ser padres es algo difícil para todos y esta solución es como una panacea para por lo menos la mitad de los desafíos a que nos enfrentamos cuando los chicos alcanzan esta edad.
Yo no lo habría molestado con esto pero el cambio en la conducta de mi hijo -con y sin azúcar- es algo extremo. Es como la diferencia entre el comportamiento de un adulto borracho y un adulto sobrio. La dieta baja en azúcar hace que el crecimiento sea mucho más agradable para mis hijos y hace que la experiencia de ser padres sea mucho más fácil de manejar y mucho más dulce.
¡Muchísimas gracias!
David Fink, Efrat
La experiencia de David con su hijo es la pura verdad. Ustedes también van a ver resultados dramáticos si cortan con el ciclo de comida basura y azúcar en la dieta de sus hijos.
Derramar azúcar procesada en nuestros hijos es casi como derramar azúcar en el tanque de nuestro auto. Cualquiera sabe que únicamente un vándalo o un terrorista es capaz de hacer esto último. Entonces ¿por qué sí hacemos lo primero?
Ocuparnos de nuestro cuerpo, y en especial del cuerpo de nuestros hijos, es un claro precepto de la Torá, venishmartem. Una buena dieta es conducente a un buen temperamento. Comencemos con un buen ejemplo paterno, practicando felizmente lo que les pregonamos a nuestros hijos.
Con la ayuda de Dios, una buena dieta y buenos hábitos alimenticios nos ayudarán a librarnos del Ritalín. ¡Amén!
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