Una Torá de paz – Vaieji

El estudio de la Torá hecho de la manera apropiada lleva a la persona a tres niveles de paz: paz con el prójimo, paz con Hashem, y paz consigo mismo.

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Grupo Breslev Israel

Posteado en 25.12.23

Yisajar es como un asno fuerte que se agazapa entre las fronteras (Bereshit 49:14)

Isajar carga con la pesada carga del estudio de la Torá como un burro que es conducido día y noche y debe descansar en el camino mientras viaja de una ciudad a otra (Rashi ibid.)

Rashi, basándose en el Midrash, nos revela el papel que Yaakov previó para su hijo Isajar. Isajar sería la tribu que se dedicaría al estudio de la Torá más que ninguna otra. Sus hijos dejarían de lado todas las actividades terrenales y se concentrarían en comprender mejor la Torá y sus leyes. Rashi encuentra en el versículo citado un prerrequisito necesario para alcanzar la erudición en la Torá. Y es que, a fin de adquirir una comprensión completa de la Torá, el erudito debe estar dispuesto a estudiar Torá día y noche, sin descanso.

Otros comentarios encuentran otros atributos del erudito de la Torá en este versículo. Según un Midrash (citado por el Tzror haMor), las palabras al final del versículo (“Bein haMishpetaim”; lit. “entre las fronteras”) aluden al hecho de que quienes estudian la Torá traen paz al mundo (basado en la palabra “Tishpot”, Yeshayah 26:12, que significa “poner paz”). De hecho, la Guemará (Berajot 64a) nos dice: “Los estudiosos de la Torá hacen que haya mucha paz en el mundo”. Cabe señalar que el significado literal del versículo, “agazaparse entre las fronteras”, también tiene una connotación de pacificación. La frontera es el lugar donde se encuentran dos países, ciudades o campos. El talento de Isajar, que “se agacha en las fronteras”, es que es capaz de unir a personas que están de ambos lados de la frontera.

No es de extrañar que quienes estudian Torá traigan la paz al mundo. Como nos dice la Guemará (Gitin 59b): “Todas las Mitzvot de la Torá nos enseñan a actuar de manera pacífica, tal como dice el versículo: ‘Los caminos [de la Torá] son dulces y todos sus cursos son pacíficos (Mishlei 3:17)’“. La Guemará nos dice además (Sanedrín 99b) que “quien estudia la Torá sin segundas intenciones, hace que reine la paz entre la familia celestial (= los ángeles, cuya “agitación” causa malestar entre las diversas naciones) y la familia de la tierra (= el pueblo judío – véase Berajot, parte superior de 17a). De hecho, las palabras “Bein ha’Mishpetaim” de nuestro versículo significan en realidad que Isajar descansa “entre dos tipos de paz” (según la interpretación midráshica), aludiendo probablemente a los dos tipos de paz mencionados en la Guemará en Sanedrín: la paz en el cielo y la paz en la tierra.

En total, hay tres tipos de paz. La Guemará de Berajot (56b) explica que hay tres símbolos de la paz: el río, el pájaro y la tetera. ¿Por qué estos tres objetos son símbolos de la paz? Porque representan tres tipos diferentes de relaciones pacíficas:

1. El río es el clásico vehículo de comercio entre dos ciudades. Simboliza la interacción pacífica entre el hombre y sus semejantes.

2. El pájaro, mediante el vuelo, borra la demarcación entre el cielo y la tierra. Simboliza la paz entre el hombre y su Creador.

3. La tetera combina agua (dentro de la olla) y fuego (fuera de ella). Hace posible una paz productiva entre estas dos fuerzas en conflicto. Representa una paz interior, en la que la persona resuelve en sí misma las tendencias naturales que impulsan su carácter, permitiendo que cada una gobierne en el momento adecuado, evitando su conflicto y el consiguiente malestar interior. La Torá propicia los tres tipos de paz. Isajar, en paz consigo mismo, descansa “entre” la paz que trae a su prójimo (paz en la tierra) y la paz que trae entre el hombre y su Creador (paz en el cielo).

Continuará (en el artículo intitulado “Paz Interior”)

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