La misión de todo judío

Me llamó a mediodía. Hablamos de la empresa. Hablamos del trabajo. Le conté mis cualificaciones. Él terminó la llamada diciéndome que concertaría una reunión con el jefe del departamento y que íbamos a concertar una entrevista formal el lunes.

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David Ben Horin

Posteado en 05.02.24

Fue como agua para un alma sedienta.

Me llamó a mediodía. Hablamos de la empresa. Hablamos del trabajo. Le conté mis cualificaciones. Él terminó la llamada diciéndome que concertaría una reunión con el jefe del departamento y que íbamos a concertar una entrevista formal el lunes.

Una hora más tarde, chequeé mi correo electrónico.

Nada.

Pasan tres horas.

Nada.

Tres más, y chequeo mi cuenta de LinkedIn.

La persona con la que tenía que reunirme había consultado mi perfil de LinkedIn, pero no había ninguna invitación a una entrevista.

Otro rechazo más.

Cinco intentos en la dirección equivocada.

Me puse mal. Mirando la foto del perfil de la persona que le dijo a la señora de recursos humanos que no se molestara, quise pensar en todo lo que podría pasarle si no tenía cuidado.

Pero entonces recordé el mandamiento de Hashem de no odiar a un hermano judío en tu corazón.

Quería gritarle a mi mujer lo que “ellos” nos habían hecho.

Pero eso sería lashon hara (difamaciones, habladurías).

La verdad es que nadie hizo nada malo. Alguien vio mi perfil y decidió no perder el tiempo en una entrevista de la que no saldría nada.

Si yo le hubiera hablado mal de esa persona a mi esposa, mi pecado de hablar se habría agravado aún más con el pecado de ella de escucharlo. Y eso hubiera sido una traición: la esposa escucha lealmente a su marido, y la recompensa que le estoy dando a ella es un pecado.

Quería enfadarme con las personas que tomaron esta decisión.

Me apunto otros dos pecados. Un pecado es confiar en que este negocio me proporcionará el sustento, y otro es no confiar en que Hashem me lo proporcionará, tal vez de una manera diferente.

Antes de que me saliera una llamarada de fuego por la boca, me tomé un trago de agua.

Con la ayuda de Dios, repelí un ataque de cinco puntas del Malo.

Así es también como venceremos a nuestros enemigos.

Ganar la guerra batalla a batalla

Desde el 7 de octubre, no ha habido ningún acontecimiento específico que haya cambiado el curso de la guerra. No ha habido un solo héroe que nos haya salvado.

Miles de actos realizados por cientos de miles de soldados nos están llevando, paso a paso, rumbo a la victoria, si Dios quiere.

La guerra mediática es igual. Muchos de nuestros hermanos y hermanas están exponiendo nuestro caso en las redes sociales, en la televisión por cable y, ahora, en las audiencias retransmitidas ante el Tribunal Internacional de Justicia. Miles de personas leen sus mensajes, les dan un like a sus videos y comparten sus contenidos.

La guerra que estamos librando es a muerte, pero no tiene un golpe de gracia. No se ganará de un solo golpe.

Serán innumerables pequeños actos de valentía, coraje y determinación de los millones de judíos en la tierra de Dios los que derrotarán a las fuerzas del mal.

Cada día, todos nos enfrentamos a pequeñas batallas en nuestro frente elegido.

Todos estamos llamados al deber.

Cómo cada judío es un guerrero

¿Cuál es la misión de cada judío?

El 8 de octubre, atrapamos un rayo en una botella. Por primera vez desde el 4 de junio de 1967, somos una nación completamente unida. Se acabaron las discusiones. Se acabaron las peleas. Se acabó el mirarnos los unos a los otros con ira, odio e incluso desprecio.

A uno de los peores momentos de la historia de Israel le siguió el que tiene el potencial de ser uno de los mejores.

Depende de todos nosotros mantener esto vigente.

Estudiando las leyes de Shmirat HaLashon, aprendemos a no decir cosas que puedan reavivar sentimientos de odio hacia el otro y dejar escapar el rayo de luz y esperanza.

Anulamos el pecado de los espías que nos causó cuarenta años de exilio y el pecado de la destrucción de nuestro Segundo Templo que nos causó casi 2000 años de exilio.

Hashem nos bendice en un grado aún mayor, aunque todavía no nos hayamos comprometido a cumplir todas las mitzvot.

Nuestros santos Sabios se lamentan de que Mashíaj no haya llegado porque un millón de niños se van a dormir sin recitar el Shema Israel.

¿Qué pasaría si ese millón y otros trece millones se acostaran cumpliendo la mitzvá de Shmirat Halashon, que, como dice el Jafetz Jaim, incluye treinta y una mitzvot adicionales?

¿Sería eso suficiente para traer la Redención?

No habrá una confrontación épica con Gog y Magog. Todo serán pequeñas escaramuzas. Cada batalla espiritual que triunfamos trae las bendiciones de Hashem a cada soldado, y la victoria de Dios para Sus hijos.

Sus balas son la ira, la tentación, la duda y la desesperación.

Esquivaremos el fuego enemigo con emuná y Shmirat HaLashon y Hashem se encargará del resto.

La familia Ben Horin vive en Afula con sus hijos, un nuevo centro de alta tecnología, vecinos judíos y árabes, y Matilda, el camello local. La startup israelí de David, Center Stage Content, https://centerstagemarketing.org/center-stage-content-blog, ofrece servicios de contenidos para startups y pequeñas empresas.

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