Nuestra mejor protección
Hashem quería que los no judíos siempre tuvieran un reclamo contra los judíos en Eretz Israel. Esto los obligaría a estudiar siempre la Torá, su única protección contra los no judíos.
El poder de la Torá protege milagrosamente al pueblo judío incluso cuando es como una oveja rodeada de setenta lobos.
Hashem quería que los no judíos siempre tuvieran un reclamo contra los judíos en Eretz Israel. Esto los obligaría a estudiar siempre la Torá, su única protección contra los no judíos.
La seguridad de los judíos depende siempre del mérito de los niños que estudian Torá.
“Os la daré como herencia” (Shemot 6:8)
Cuando mi padre, zt“l, era joven, estuvo gravemente enfermo. Incluso los médicos habían perdido la esperanza. Según sus opiniones profesionales, sólo le quedaban unas pocas semanas de vida.
Cuando llegó Simjat Torá, su padre zt“l, el autor del libro Et Ratzón, pronunció un discurso de la Torá durante las hakafot. Cuando el Rebe terminó, dijo: “¡Que estos Divrei Torá sirvan de mérito para la completa recuperación de mi hijo!”.
Desde el momento en que el Rebe dijo estas palabras, su hijo comenzó a recuperarse. Y, en poco tiempo, la enfermedad pasó y el joven se recuperó completamente. Todos vieron con sus propios ojos que el poder de la Torá va mucho más allá de las leyes de las leyes naturales.
De manera similar, se cuenta acerca de otros tzadikim, como por ejemplo Rabí Iehoshúa de Belz, zt“l, quien explicó que todas las hazañas milagrosas y maravillosas que fue capaz de lograr fueron sólo a través del poder de la Torá. Cuando estudiaba Torá, le pedía a Hashem que por el mérito de su estudio, Hashem le diera el poder de llevar la salvación al pueblo judío.
La Torá es nuestra protección
El poder de la Torá protege milagrosamente al pueblo judío incluso cuando es como una oveja rodeada de setenta lobos. Como dice el Salmista (Tehilim 122:2): “Nuestros pies estaban parados dentro de tus puertas, oh Jerusalén”. Y nuestros Sabios explican (Makot 10a) que David HaMelej y el pueblo judío no cayeron, no fueron derrotados en la guerra porque había judíos estudiando Torá a las puertas de Jerusalén.
Una vez, una delegación de generales fue a ver a R’ Dov Berish Weinfeld, zt“l, el Rav de Tchebin. Le contaron acerca de sus precarias y terribles circunstancias y trataron de convencer al Rav de que animara a los muchachos de la yeshiva a alistarse en el ejército.
El Rav respondió: “Había una vez alguien que viajaba en un carro tirado por caballos. A mitad de camino, la carreta se atascó en el barro. Los caballos no podían sacar la carreta del barro. El carretero pensó que sería útil aligerar la carga. Así que empezó a desembalar parte de la carga que llevaba.
Sin embargo, los caballos no podían sacar la carreta. Estuvo pensando durante un rato hasta que se le ocurrió una idea. Las ruedas eran de hierro y pesaban bastante. El hombre pensó que podría quitar las ruedas, colocarlas a un lado del camino y, con una carga más ligera, los caballos podrían tirar de la carreta”.
Entonces, el Rav terminó diciendo: “Esto es lo que ustedes están tratando de hacer. Los muchachos que estudian en la yeshiva y estudian Torá están generando una enorme cantidad de mérito. No tiene sentido “quitar las ruedas” pensando que eso ayudaría. ¿Cómo un carro sin ruedas va a poder moverse?”.
Nuestra Tierra
Los Sefarim HaKedoshim explican que esta es precisamente una de las razones por las que Hashem les dio a los judíos Eretz Israel- donde había habitantes no judíos- en lugar de darles una tierra vacía.
Hashem quería que los no judíos tuvieran siempre una queja y un reclamo contra los judíos que se establecieron en Eretz Israel. Esta amenaza obligaría a los judíos a estudiar continuamente la Torá, su única protección contra los no judíos que querrían desarraigarlos de su tierra. Como se dice en Tehillim (105:44-45), “Él les dio tierras de naciones, y ellos heredaron el trabajo de reinos para que guardaran Sus estatutos y observaran Sus leyes”.
El poder de los niños
Este poder de la Torá es más prominente cuando los niños estudian la Torá. Como dice en Tehillim (8:3), “De la boca de los niños y de los bebés que maman, Tú has establecido la fuerza a causa de Tus adversarios, para poner fin al enemigo y al vengador”.
Por esta razón, después de que los judíos fueran sometidos a un decreto que conduciría a su aniquilación, Mordejai reunió a 22.000 niños y estudió Torá con ellos, como dice el Midrash (Esther Raba 8:7). Fue en este merito que Haman repentinamente vino a Mordejai trayendo un caballo y vestimentas reales. Todo el dolor y todo el mal se transformaron en bien.
El Yerushalmi (Jaguigá 1:7) relata que tres Amoraim viajaron a todos los asentamientos de Eretz Israel para hacerles saber que no se podía colonizar la tierra sin que los niños estudiaran Torá. Una vez, llegaron a una ciudad que no tenía escuela para los niños y pidieron reunirse con los guardias de la ciudad. Cuando se reunieron, les explicaron que los niños que estudiaban Torá eran los verdaderos guardianes de la ciudad. El mérito de su estudio de la Torá protege a la ciudad.
Cuenta el Midrash (Bereshit Rabá 65:20) que todas las naciones se reunieron en torno al filósofo Avnimos HaGardi. Le preguntaron a este “gran” filósofo si serían capaces de hacerles daño y conquistar a los judíos en Eretz Israel. Y él respondió: “Vayan y espíen sus lugares de estudio y culto. Si oyen el sonido de niños estudiando, no podrán hacerles daño”.
Nuestros Sabios también explican (Shabat 119b) que Yerushalayim sólo fue destruida porque los niños dejaron de estudiar Torá.
Legado y herencia
Ahora podemos entender nuestro pasuk: Hashem les prometió a los judíos – ונתתי אותה לכם מורשה que Eretz Israel será parte de su herencia.
El Baal HaTurim explicó que sólo hay otro lugar donde se utiliza la palabra מורשה- herencia-. El pasuk dice (Devarim 33:4):
תורה צוה לנו משה מורשה קהלת יעקב
La Torá que Moshé nos ordenó es un legado para la congregación de Yaakov.
Estas dos ideas están conectadas entre sí. El “legado” y la “herencia” de Eretz Israel sólo pueden tener lugar cuando a los hijos se les proporciona el legado del estudio de la Torá. Pues su estudio sirve de salvaguardia y protección. Es la máxima seguridad para el asentamiento de Eretz Israel, porque la seguridad de los judíos siempre depende del mérito de los niños que estudian Torá.
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