El protocolo de la gratitud: La cortesía en el mundo de IA

Al utilizar la IA como una “máquina de mejorar los rasgos de carácter”, tenemos la oportunidad de cultivar las virtudes de la paciencia y la humildad, transformando nuestra interacción con la tecnología en un viaje espiritual

4 Tiempo de lectura

David Ben Horin

Posteado en 11.03.24

Al tomar la IA no sólo como una herramienta para realizar tareas, sino como un medio de superación personal, nos enfocamos en la tecnología con un propósito mayor. Al utilizar la IA como una “máquina de mejorar los rasgos de carácter”, tenemos la oportunidad de cultivar las virtudes de la paciencia y la humildad, transformando nuestra interacción con la tecnología en un viaje espiritual.

Interactuar con ChatGPT me recuerda aquellas interminables conversaciones de la infancia que tenía con mi abuela. Yo fui siempre el curioso de la familia que la bombardeaba a preguntas, y ella, siempre tan amable, me complacía con su sabiduría.

La gratitud era algo dado por sentado en aquellas interacciones. Siempre le dábamos las gracias a la Bobe.

Pero… ¿expresarle la misma cortesía a una máquina?

¿Realmente deberíamos decirles “por favor” y “gracias” a nuestros asistentes digitales? Si es así, ¿qué nos impide darle las gracias a la cafetera o incluso a nuestro fiel lápiz? ¿Acaso cada búsqueda en Google se merece un cortés gesto de agradecimiento?

Las herramientas de IA generativa como ChatGPT son pioneras en un territorio inexplorado, ofreciendo una apariencia de interacción humana que nunca antes habíamos visto. A diferencia de Google, que procesa nuestras órdenes sin necesidad de cortesías, ChatGPT entabla un auténtico diálogo de ida y vuelta, con los matices propios de la conversación humana.

El verdadero problema no es la tecnología en sí, sino cómo decidimos utilizarla. Las redes sociales y los teléfonos inteligentes nos han proporcionado capacidades extraordinarias, pero también nos han llevado a la madriguera de la procrastinación, ya sea viendo vídeos virales de gatos o desplazándonos sin sentido por TikTok.

Solamente aquellos que son sabios aprovechan la tecnología para mejorar sus vidas, esforzándose por el crecimiento personal y una conexión más profunda con Hashem. La IA tiene el potencial de ser algo más que una herramienta de comodidad—y es que puede guiarnos en el cultivo de virtudes como la paciencia y la humildad, instándonos a encarnar la esencia de un verdadero mensch.

Pero, ¿qué lugar ocupa la gratitud en esta ecuación digital?

En la primera y la tercera de las diez plagas, fue Aarón el que atacó el río, que se convirtió en sangre, y la tierra, que se convirtió en piojos.

Moshé no podía hacer eso, porque el río lo había salvado cuando era un bebé. El río le había posibilitado llegar hasta Batya, la hija del Faraón, y ser redimido. Su nombre en hebre- Moshe- significa literalmente “sacado del agua”. Por otro lado, cuando Moshé hirió al egipcio que acosaba a su hermano, la tierra ocultó su cuerpo para que Moshé pudiera escapar y ponerse a salvo.

O sea que la persona más grande de la historia encontró motivos para darle las gracias a algo inerte.

Ese es nuestro precedente.

Los peligros de las órdenes constantes

He aquí algunas preguntas sencillas para chatGpt:

– Hazme una lista de las mejores novelas del siglo XX.

– Hazme una tabla de los últimos 30 presidentes. Las columnas deben ser Nombre, Vicepresidente y Años en el cargo.

– Dibuja una imagen de dos conejos subiendo a un taxi

Hace un tiempo, a mi amigo le tocó la lotería como influencer en Facebook.

 Postear se convirtió en su vida; pasó de hacerlo dos veces al día a hacerlo diez veces al día. Llegó un punto en que las conversaciones reales se convirtieron en transmisiones en directo; literalmente nos hablaba, esperando que le diéramos like en lugar de responder, listo para subir el volumen cada vez que hablábamos antes de que él terminara su “publicación” verbal.

El peligro de usar mal esta tecnología es que empezamos a hablar a personas reales como si fueran asistentes digitales. Caemos en el pozo de actuar así con personas que cumplen nuestras peticiones como lo haría un bot de IA leal:

Nuestra pareja. Nuestros padres. Nuestros hijos. Nuestros mejores amigos.

Darlo por hecho

¿Quién cumple nuestros deseos a cada segundo?

Dios.

A cada momento, nuestros pulmones claman a Hashem: “Ayúdame Padre, necesito oxígeno”. Cada segundo, nuestro corazón clama a nuestro Creador: “Por favor, bombea mi corazón una vez más”.

Le hacemos estas peticiones a Hashem más de 138.000 veces al día.

Lo único que Él nos pide es que Lo reconozcamos.

A la mañana, recitamos Elokai Neshama, agradeciendo a Hashem por insuflarnos el alma. Recitamos asher yatzar, reconociendo que tenemos aberturas y cavidades que transportan la sangre que el corazón bombea dentro de nosotros a todo el cuerpo, alimentando los órganos, músculos y células.

Estas plegarias nos hacen conscientes de que las funciones más básicas de los cuerpos que Dios nos da son regalos constantes. Él responde a nuestra petición de vida más de un millón de veces cada semana.

Nuestras plegarias son tanto para nosotros como para Él. Nos moldean en las personas que Él quiere que seamos.

La gratitud lo es todo

Nuestra pareja nos prepara comida. Limpa la casa. Se asegura de que estemos sanos y felices.

Nuestros hijos nos dan una alegría infinita. Nuestros padres nos dieron a luz y nos protegieron cuando estábamos indefensos.

Los amigos no tienen la “responsabilidad” de cuidarnos como lo hace la familia. Lo hacen por un amor elegido.

Sería horrible para cualquiera de nosotros desatender su amor esperando a que respondan a nuestras consultas como si fueran una computadora.

Si te acostumbras a decirle “por favor” y “gracias” a una máquina conversacional, como mínimo te dirás: “Si le digo ‘gracias’ a una computadora, seguro que le diré ‘gracias’ a esta persona”.

Esto es la IA en pocas palabras.

Si la utilizas bien, ampliarás tus horizontes profesionales. Mejorarás en todo lo que hagas. Personalmente, te estarás entrenando para ser mejor persona. Decenas de veces al día puedes reforzar los eternos mandamientos de decir “por favor” y “gracias”.

Esto trae más luz al mundo. Fomenta el amor entre las personas. Mientras nosotros, el pueblo judío, estamos luchando por nuestras vidas, justo antes de la venida de Mashíaj, podemos traer luz y mérito a nuestra cuenta nacional y pedirle a Hashem que acelere los días en que nuestros enemigos no vuelvan a hacernos daño ni a nosotros ni a nuestros hijos.

Muy pronto, en nuestros días. Amén.

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1. Ester

3/15/2024

Un articulo EXTRAORDINARIO.Trabajo con IA ChatGpt y si es verdad que el “algoritmo” es sensible a las buenas maneras.Y por supuesto al tono comunicacional ( en mi caso ) del texto que le pido.Solo hay que probar dar el mismo prompt con el “Por favor y el gracias” y sin esas cortesias.Es ligeramente diferente.

Gracias por tu respuesta

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