Buscando las miguitas

La alegría es el recipiente que contiene los increíbles tesoros espirituales que Hashem reparte gratuitamente en Pésaj.

En la búsqueda de migajas, corremos peligro de amargarles la vida a nuestros familiares.

Mientras buscamos migajas, ¡no hagamos que los miembros de nuestra familia se sientan como migajas!

Recipientes para Pésaj

Rabi Najman enseñó que Purim es el portal a través del cual nos preparamos para recibir la grandeza de Pésaj. Aunque cronológicamente el Éxodo de Egipto ocurrió muchas generaciones antes de que se desarrollaran los milagros de Purim, para poder revivir el éxodo a un nivel espiritual, se necesita primero vivir Purim. Rabi Najman concluyó su lección sobre el tema proclamando que Pésaj solía ser la principal infusión de espiritualidad y emuná, pero ahora Purim es un requisito previo para experimentar Pésaj.

Purim es la fiesta más asociada con la alegría. Tal como dice el axioma más conocido de Rabi Najman: “Es una gran mitzvá estar siempre alegres”. Rabi Najman nos está enseñando que el recipiente que es capaz de contener los impresionantes tesoros espirituales que Hashem reparte gratuitamente en Pésaj es precisamente la alegría.

La simjá (felicidad, alegría) es el prerrequisito para todo logro espiritual y es un logro espiritual asombroso en sí mismo.

Este modelo es un paradigma para jinuj (educación). Para crear una atmósfera y dar a nuestros hijos herramientas con las que alcanzar y contener la espiritualidad, tenemos que estar en un estado de alegría. No el “síndrome del niño mimado” tan común en nuestra generación, sino más bien, una verdadera alegría en la que el niño reconoce el bien divino inherente en su interior.

En hebreo la palabra payrurim significa migajas, Rabi Najman enseñó que uno de los significados de Purim es “peirurim”, migajas. Los judíos de Shushan reconocieron que Hashem aprecia cada buena acción nuestra por pequeña que sea, incluso del tamaño de una migaja. Esta idea está bellamente expresada en una carta que Rabi Natan escribió a su hijo en “Alim Letrufá” (63): Así como el pájaro se mantiene vivo comiendo migajas, hasta que consume cinco veces su peso corporal en migajas todos los días, la persona judía se mantiene viva en el sentido espiritual consumiendo incluso pequeñas piezas, migajas de mitzvot y jesed. Rabi Natan cita la Guemará (Avodá Zará), que explica que cuando realizamos lo que pensamos que es una mitzvá “pequeña”, Hashem lo ve como un logro grande y valioso. Es como si depositáramos cinco centavos en nuestra cuenta bancaria y el banco anotara nuestro depósito como un millón de dólares.

Para ilustrar mejor este punto, pensemos un minuto en las estrellas. Desde aquí abajo, en el planeta Tierra, las estrellas parecen puntos diminutos. Sin embargo, muchas de esas estrellas que percibimos como diminutas son muchísimo más grandes que la Tierra.

Somos conscientes de lo importante que es cada migaja durante los preparativos de Pésaj. Sin embargo, esta forma de pensar puede llevar a muchas madres a perder el contacto con el verdadero mensaje de los preparativos de Pésaj. En la búsqueda de migajas, corremos peligro de hacer que nuestros hijos se sientan personas sin valor.

La preparación de Pésaj, migaja a migaja

Nuestro objetivo es llevar a la familia a la noche del Séder con alegría. Por lo tanto, nos corresponde concentrarnos cuidadosamente en los actos positivos que hacen nuestros hijos, incluso en las pequeñas “migajas”, y señalarles cómo cada una de sus contribuciones a la preparación de Pésaj es realmente significativa.

Destaquemos todas las cosas que los niños, incluidos los adolescentes, hacen bien. Un ejemplo: En la preparación previa a Pésaj, en la que nos esforzamos por eliminar todas las migajas de jametz, es fácil caer en la trampa de hacer que nuestros hijos se sientan pisoteados. Palabras fuertes de crítica y reprimenda nos salen con demasiada facilidad de la boca a nosotros, los padres:. “¡No ayudas lo suficiente!”, “¡A eso llamas limpiar!”. Tenemos que volver a centrarnos y destacar las “migajas de bien”.

Le pides a tu hija de 12 años que limpie su armario, y calculas que tardará dos horas en hacerlo bien. Después de dos horas, entras en su habitación y encuentras todo el contenido del armario tirado en su cama. Tu reacción inmediata: ¡Gritar!. ¿Pero cómo no se da cuenta de que faltan pocas semanas para Pésaj? ¿Por qué cada cosa le lleva tanto tiempo? Pero yo te pregunto – ¿qué consigues con esta reacción? Lo que te convendría hacer es recordarq que el niño es incompetente. O sea que el padre respira hondo y le dice a su hijo/a: “Veo que te has puesto manos a la obra y vas por buen camino, que ya has sacado toda la ropa del armario y has empezado a ordenar tus cosas, ¡y me imagino que has encontrado muchas cosas que ni siquiera sabías que tenías! ¿Pero sabes qué? Voy a necesitar tu ayuda para otros trabajos y quiero hacer un horario, ¿te parece que vas a terminar esto dentro de una hora?”. En la segunda reacción, el padre ha recogido las “migajas” positivas -pequeñas cosas que el niño ha hecho bien-, le ha comunicado que es capaz y, de este modo, le ha infundido más energía para continuar con su trabajo e incluso para esforzarse más.

A veces resulta muy útil llevar un diario de las diferentes tareas, por más pequeñas que sean, que cada miembro de la familia hace en honor de Pésaj. ¡Tú también puedes escribir lo que haces! (¡Si hay suficiente papel!) Leeñes el diario a los niños en cada Shabat previo a Pésaj y fíjate cómo se contagia la alegría.

Así que, cuando nos esforcemos por librar nuestros hogares de esas migajas significativas, pidámosle a Hashem que resalte el significado de cada acto y movimiento que cada uno hace por Hashem, para alegrarnos por cada migaja que encontremos en nuestras casas, y para alegrarnos por cada tarea “insoportable” que nuestros hijos completan para ayudar en los preparativos para la festividad. ¡Feliz Pésa a todosj!