El libre albedrío

En este mundo, absolutamente todo, desde una mota de polvo hasta el mismísimo sol, existe en aras del libre albedrío

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Grupo Breslev Israel

Posteado en 22.05.24

En este mundo, absolutamente todo, desde una mota de polvo hasta el mismísimo sol, existe en aras del libre albedrío. “Una vez Rabí Najman me dijo: ‘Todo lo que ves en el mundo; todo lo que existe en el mundo, es todo en aras del libre albedrío y para ponerte a prueba’” (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najman de Breslev 300). Siendo así, nuestra meta es elegir de la manera correcta y pasar estas pruebas. Ese es todo el objetivo de nuestra vida en este mundo.

Debemos ser conscientes de que la Providencia individual de Dios supervisa a cada individuo para asegurarse de que tenga libre albedrío. A cada momento y en cada detalle de su vida, la persona se encuentra en las circunstancias precisas que le permitirán tener libre albedrío. Todo lo que ha vivido hasta ese momento, su estado exacto de salud, sus hijos, las lágrimas y las sonrisas de estos, la situación de todas las personas que lo rodean, cada crítica que recibe y cada palabra de aliento que recibe, cada dificultad y cada carencia que sufre en su vida, su situación económica, hasta el último centavo ─ todo esto se encuentra bajo la precisa Providencia Divina en conformidad con lo que su Creador sabe que deben ser las circunstancias exactas para que pueda ejercitar su libre albedrío a cada instante.

Por ejemplo, la cantidad de dinero que tienes es exactamente la que necesitas para poder tener libre albedrío. Si tuvieras un peso más o un peso menos, eso ya pondría en compromiso tu capacidad de elección. Lo mismo ocurre con cada detalle de tu vida. Por lo tanto, debes ser consciente de que todo lo que te falta, todas tus dificultades y todos tus problemas, y todas las pruebas que enfrentas, están todos calibrados en forma precisa para darte libre albedrío de acuerdo con la rectificación que debes llevar a cabo en esta vida, o sea, tu misión y tu objetivo en este mundo.

Al elegir libremente, la persona no sólo recibirá su recompensa y gozará de un absoluto deleite en el Mundo Venidero, sino que incluso en vida, alcanzará un genuino goce y el placer de sentirse cerca de su Creador. Cada vez que la persona logra dominar su mala inclinación, siente placer. Con el paso del tiempo, y por medio de su trabajo espiritual, uno empieza a sentir el deleite de estar cerca del Creador y de cumplir Su voluntad, especialmente estando en problemas. Esta persona percibe la presencia de Hashem en todo el curso de su vida y se une a Hashem en todo momento. Este lazo es producto de su libre albedrío y su esfuerzo y, por lo tanto, es un lazo genuino.

Ese es el nivel en el que se encuentran los tzadikim (justos, santos). En un principio, ellos también tuvieron dificultades y lucharon mucho para poder superar su mala inclinación. Lograron servir a Dios hasta tal punto que desprecian toda forma del mal ─o sea, todos los placeres mundanos─ y eligen hacer el bien.

Trabajaron, se esforzaron mucho por purificar su cuerpo hasta que este quedó bajo el control del alma, tal como dice el versículo “Mi corazón y mi carne Le cantarán al Dios Viviente”. Cuando los tzadikim estudian Torá y sirven a Hashem, sienten un enorme deleite. Esto no se considera “el pan de la vergüenza”, ya que ellos reciben esta recompensa gracias a su servicio sagrado. “Alaben al justo, porque es bueno; porque él comerá el fruto de sus acciones” (Isaías 3:10).

Cada persona puede alcanzar este objetivo. Cada persona puede vivir una vida de genuino deleite incluso en este mundo material, y precisamente porque en este mundo da cabida a la maldad. Tal como da testimonio el profeta Elías: “Yo pongo por testigos al cielo y a la tierra de que no importa si uno es judío o no judío; hombre o mujer; esclavo o esclava; el espíritu Divino que se posa sobre la persona es de acuerdo con los actos que realiza” (Tana Devei Eliahu 9).

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