Del dolor al objetivo: mi transformación radical a los 50 años

Mi transformación radical a los 50 años

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David Ben Horin

Posteado en 16.06.24

Reflexionar sobre los milagros cotidianos y recordar el Éxodo nos inspira para liberarnos de las luchas actuales. Cada paso hacia un cambio positivo, por aterrador que sea, es un testimonio de la presencia de Hashem en nuestras vidas. Esta conciencia nos anima a afrontar nuestros retos con confianza, sabiendo que nunca estamos solos.

“Así recordarás el día en que saliste de la tierra de Egipto todos los días de tu vida” (Deuteronomio 16:3)

Nuestros Sabios enseñan que cumplir 50 años exige una transformación radical de nuestras vidas para Hashem. En ese sentido, Hashem me concedió una profunda bendición. Menos de dos meses después de cumplir 50 años, tuve un accidente de tránsito. Baruj Hashem, mi estancia en el hospital fue breve, pero el dolor era insoportable. En esos momentos de agonía, me sentía más cerca de la muerte que de la vida. Fue algo aterrador.

Cuando te duele algo, te quedas sin poder, indefenso. No puedes hacer nada para aliviar el sufrimiento. Es en ese estado de vulnerabilidad cuando te das cuenta de la terrible verdad: no somos nada. Hashem ejerce un control total sobre Su mundo. Hay mucho más fuera de nuestro control que bajo él. Todo está en Sus manos.

En esos momentos, te das cuenta de que tu único recurso es suplicarle a Hashem que te cure, implorar a las personas que conoces que recen por tu recuperación. Reconociendo que Él es el Verdadero Sanador y el Verdadero Juez, suplicas a Dios por tu salvación. Esta súplica va acompañada de una promesa de cambio, un compromiso de alinear tu vida más estrechamente con Su voluntad.

El éxodo de las redes sociales: mi épica batalla contra el odio

¿Cuál es mi mayor enemigo? El odio. Lashon Hara (las malas lenguas). Ver a mi prójimo judío a través de una lente de negatividad. ¿Y por qué hago estas cosas? Por envidia.

Cuando recorro mi feed de LinkedIn, todo lo que veo es gente prosperando. Todo el mundo parece tener un trabajo mejor o estar haciendo algo extraordinario. En lugar de alegrarme por ellos, me invade el resentimiento.

Durante los cuatro días que estuve postrado en cama, analicé a fondo mis acciones, reflexionando profundamente sobre lo que estaba haciendo mal y lo que tenía que cambiar para que Hashem me permitiera seguir en este mundo.

Me di cuenta de que la raíz de mi odio infundado era el tiempo que pasaba en las redes sociales; tenía que desconectarme.

Este fue el primer cambio significativo. Como dejar de beber, la televisión o incluso el arroz frito con cerdo, no será fácil. Un cambio así va mucho más allá de mi zona de confort.

El miedo me atenaza por ambos lados. Si hago estos cambios, ¿qué será de mí? Si no lo hago, ¿qué será de mí?

Esa es la bendición. Hashem me puso en una situación en la que no tuve otra opción más que alinearme con Su voluntad.

Guerra contra la maldad: La purga radical de mis pecados en las redes sociales

Las redes sociales han sido el catalizador de estas emociones dañinas, pero también han dado lugar a otros pecados: hablar lashon hara, consumir noticias en exceso y, a su vez, absorber más lashon hara.

Encontrar defectos en los demás, en lugar de juzgar favorablemente a nuestros hermanos y hermanas, es un grave error. Pirkei Avot (1:6) nos instruye claramente a juzgar a cada judío en forma favorable.

Eliminar la causa de raíz es sólo el principio; Estos cambios profundos que alteran la vida van mucho más allá de mi zona de confort. Es como salir de Egipto.

A pesar de escapar de una situación desesperada en busca de un futuro mejor, la mañana del 15 de Nisán nos aventuramos hacia lo desconocido:

– Un desierto desconocido

– Una libertad desconocida

– Un líder desconocido

– Un modo de vida desconocido

– Un futuro desconocido

El miedo debía de ser inmenso.

Cada Pésaj, se nos ordena revivir el Éxodo como si nosotros mismos estuviéramos saliendo de Egipto. Esto implica que cada año debemos emprender cambios incómodos. Debemos identificar y abandonar un mal hábito, por muy cómodo o agradable que sea, y enfrentarnos a la desalentadora tarea de eliminarlo.

Debemos enfrentarnos al miedo de cómo sería la vida sin esta parte aparentemente integral de nuestra existencia. Aunque un pecado parezca ser algo externo, puede llegar a estar tan arraigado que eliminarlo puede parecer tan grave como una amputación.

Luchas diarias, apoyo divino: Cómo Hashem nos ayuda a liberarnos de todo tipo de esclavitud

Hashem nos ordena recordar Su Éxodo de Egipto todos los días de nuestra vida. Nuestra tarea era salir de Egipto, y Hashem despejó el camino poniendo de rodillas al poderoso imperio con diez plagas. Hashem nos guio a través del desierto con maná y Sus nubes de gloria, partiendo el mar y devolviéndolo a su estado natural justo cuando todo el ejército egipcio estaba atrapado en él.

Una vez libres de nuestros perseguidores, tomamos nuestro primer aliento de libertad y recibimos una nueva vida a través de la Torá. Cada vez que nos liberamos de las cadenas de nuestra esclavitud autoimpuesta, Hashem nos bendice con milagros y maravillas a lo largo del camino. Debemos recordar siempre que nunca estamos solos en nuestra lucha por superar lo que nos detiene. Podemos salir con valentía de nuestras zonas de confort y adentrarnos en nuestros propios desiertos de incertidumbre, con la confianza de que Él vela por nosotros y allana el camino hacia nuestra próxima redenci

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