El Mashíaj está oculto

La oportunidad perdida

La octava historia del libro Sipurei Hamaasiot de Rabí Najman de Breslev habla de un gran rabino que tenía un hijo justo que también era un erudito de la Torá. Este hijo deseaba mucho ir a ver a uno de los tzadikim, porque sentía que ese tzadik sería capaz de completar lo que a él le faltaba en espiritualidad. Pero el rabino hizo todo lo posible para impedir que su hijo fuera a verlo y para mantenerlo lejos del tzadik , ya que ese rabino no tenía en gran estima a ese tzadik y consideraba que el hecho de que su hijo se interesara en él estaba por debajo de su dignidad. Mientras el hijo intentaba llegar hasta el tzadik, su padre no dejaba de demostrarle con todo tipo de “pruebas inequívocas” que esa no era la voluntad de Hashem, y cada vez conseguía impedir que el hijo viajara hasta el tzadik y lo trajera de vuelta a casa.

Lamentablemente, el hijo murió antes de conseguir llegar hasta el tzadik. Tras su muerte, el hijo se le apareció a su padre en sueños varias veces, con aspecto muy enfadado y ordenándole que fuera a ver al tzadik. Finalmente, el padre cedió y decidió ir a verlo. Por el camino, el ietzer hará (inclinación al mal) se reveló al rabino y le dijo que él mismo -el ietzer hará- le había proporcionado todas esas “pruebas” y “evidencias” de que la voluntad de Hashem era que no fuera y que no había nada que buscar allí. Esto se debía a que el ietzer hará sabía que el hijo estaba en el nivel de “la pequeña fuente de luz” (es decir, la luna) y el tzadik estaba en el nivel de “la gran fuente de luz” (es decir, el sol), ¡y el encuentro entre ambos habría traído la Gueulá (salvación)!

Como era tan obstinado y tan ciego para ver y comprender el nivel del tzadik, el rabino se perdió la oportunidad histórica y, por supuesto, ¡esto causó un gran daño espiritual tanto al hijo como a toda la generación!

¿Se repite la historia?

Esta historia plantea interrogantes sobre lo que ocurrirá aquí cuando se revele el Mashíaj. No podemos descartar la posibilidad de que cuando venga el Mashíaj, incluso cuando ya sea conocido como un gran tzadik, y muchos crean en él, habrá sabios autoproclamados que dudarán, menospreciarán, discreparán y alejarán a muchos otros del Mashíaj.

Si me preguntas, cómo sé que sucederá esto es que eso es precisamente lo que ocurre en la parasha de esta semana.

¿Acaso tenemos un Mashíaj más grande que Moshé Rabenu? ¡Él fue un Mashíaj “certificado”! Él redimió al pueblo judío de Egipto, hizo milagros, entregó la Torá, todo el pueblo vio que Hashem hablaba con él… ¡y aún así tenemos a Koraj! Y a pesar de que nadie puede dudar de la grandeza de Moshé, surge una persona que desafía a Moshé Rabenu , y no era una persona insignificante en absoluto – más bien, era uno de los más grandes líderes, hasta el punto de que el Yismaj Moshé prueba que la mayoría de los eruditos de la Torá se pusieron del lado de Koraj, y sólo la gente sencilla y las mujeres ingenuas le fueron leales a Moshé Rabenu.

Si no hubiéramos leído esto en la Torá – ¡nunca hubiéramos podido siquiera pensar que tal cosa puede suceder! Y la gran preocupación no es “Cómo sucedió en el pasado”, sino qué debemos hacer hoy para que la historia no se repita, para que en la Gueulá que vendrá rápidamente en nuestros días no vuelva a suceder.

Luz y ocultamiento

Acabamos de terminar una serie de cinco ensayos sobre el significado de Mashíaj y el significado de rezar por su venida y la preparación para su venida. Y ahora, todo lo que tenemos que hacer es prepararnos para la venida del Mashíaj prácticamente hablando, y asegurarnos de que tendremos el mérito de ver su luz y creer en él. No queremos ser los que se enfrenten al Mashíaj y alejen al pueblo judío de él.

Porque Rabí Najman de Breslev escribe en Likutei Moharán que el sol es muchas veces más grande que la tierra, y que por la noche el sol no desaparece, como es sabido. Entonces, ¿por qué está oscuro por la noche? La pequeña tierra misma oculta la inmensa luz del sol que es muchas veces más grande que ella. Del mismo modo, una pequeña moneda sostenida cerca del ojo puede ocultar una enorme montaña que es miles de veces más grande que ella.

Ocurre exactamente lo mismo, dice Rabí Najmán, con la luz de la Torá y la luz de los tzadikim. Si al ojo se le hubiera permitido ver la imponente luz, no sólo no habría ser humano capaz de enfrentarse al tzadik, sino que ninguna criatura del mundo se abstendría de correr hacia la gran e imponente luz. Pero hay un problema. La luz de los tzadikim está siendo ocultada. ¿Y qué es lo que nos impide verla? La “Tierra”, es decir, los asuntos terrenales, el materialismo, y también la “moneda”, que es la codicia por el dinero y por todas esas cosas, y sobre todo, el deseo de honor, de conflicto y de victoria.

Entonces, ¿qué hay que hacer en la práctica?

Cada persona debe hacer una hora de hitbodedut todos los días, dedicar un tiempo cada día a rectificarse, recordar que este mundo es sólo un mundo de tikún y trabajo, y que el propósito es servir a Hashem y acercarse a Él y a Su Torá y mitzvot, así como a los tzadikim que guían al pueblo judío hacia el camino recto de la observancia de las leyes, de la verdadera santidad, de la emuná (fe), de la plegaria y del amor a los demás.

Otra cosa que necesitamos es ser tamim (íntegros, rectos). No hay nada más grande en el mundo que el temimut. Temimut no es ser estúpido e ingenuo. Temimut es ser íntegro. Temimut es la mayor sejel (inteligencia) de este mundo. Pues el sejel – por más grande que sea y con todas las cosas impresionantes que se pueden adquirir usando la sabiduría y el buen sentido – es también muy limitado y muy engañoso. Por eso, quienes hicieron el mayor daño al mundo y engañaron a millones de personas fueron sabios que no supieron reconocer los límites del poder de la sejel y la sabiduría.

Pero la temimut es el seguro de la sabiduría. Y también es el único camino para alcanzar la sabiduría Divina, la verdadera sabiduría. En la historia sobre el Sabio y el tam – el santo tam recibió finalmente una tremenda sabiduría, pero lo que le había guiado en la vida durante todo el camino fue la temimut. Y al pueblo judío también se le concedió la sabiduría de la Torá y esa sabiduría impresionante y famosa, reconocida por todas las naciones a través de las generaciones – precisamente porque abrazaron la temimut, y en el momento de la verdad, al elegir entre sequel y temimut, eligieron la temimut y recibieron la Torá.

Cuando la persona es tamim y quiere hacer la voluntad de Hashem y pasa el día rectificándose y purificándose – puede estar seguro de que cuando venga el Mashíaj no se pondrá en su contra, sino, más bien, será el primero en correr hacia él y darle la bienvenida y seguir sus pasos. Ojalá tengamos el mérito. Amén.