Superar los Miedos
Hace poco tiempo las ciudades del sur de Israel fueron atacadas en forma constante por misiles provenientes de Gaza…
Sacrificarán la ofrenda de Pesaj (Éxodo 12:21)
El Shabat HaGadol, o “Gran Shabat”, conmemora el Shabat previo a que nuestro pueblo partiera de la tierra de Egipto. Ese año, el Shabat cayó el 10 de Nisán, o sea, cuatro días antes del día en que debía sacrificarse el cordero de Pesaj, vale decir, el miércoles 14 de Nisán. Cada familia judía recibió órdenes de tomar un cordero y atarlo a la cama cuatro días antes del primer Pesaj, para asegurarse de que el animal del sacrificio no tuviera ningún defecto que lo incapacitara como ofrenda.
Para cumplir con el precepto de sacrificar el cordero de Pesaj, los israelitas tuvieron que superar un miedo grande como una montaña. El Midrash nos dice que cuando HaShem le ordenó a Moisés que sacrificara la ofrenda de Pesaj, este Le dijo: “Amo del Universo, ¿cómo puedo hacer algo así? ¿Acaso no sabes que para los egipcios la oveja es una deidad? ¿Cómo voy a sacrificar a su “dios” frente a sus propios ojos sin que ellos me apedreen?”. Y HaShem le respondió: “Por tu vida, Moisés, Israel no va a ninguna parte hasta que no sacrifiques a los dioses de los egipcios enfrente de ellos mismos, pues de esa manera les estoy haciendo saber que sus supuestos dioses son una nada”. El Midrash continúa diciendo que la misma noche que todos los israelitas sacrificaron el cordero de Peaj, HaShem mató a todos los primogénitos egipcios. Esa noche, la noche antes de que Israel partiera de Egipto tras dos siglos de esclavitud, ellos comieron la ofrenda de Pesaj mientras los egipcios lloraban a la vez a sus muertos y a sus dioses (Shmot Rabá 16:3).
A partir del Midrash citado, vemos que Moisés y el Pueblo de Israel tuvieron que superar un miedo terrible para poder cumplir con el precepto de HaShem.
Imagínense qué terrible tuvo que haber sido el primer Pesaj de la historia para el pueblo judío. Ya daba bastante miedo tomar un cordero y atarlo a la cama, mientras cada egipcio que pasaba por ahí preguntaba qué estaba pasando. Sacrificar al ídolo de los egipcios ante sus propios ojos era todavía mucho más aterrador. Pero hubo incluso un tercer factor que la gente no suele tomar en cuenta: mientras estaban comiendo la ofrenda ese primer Pesaj,las familias judías oyeron los gritos desgarradores de sus vecinos egipcios, cuyos hijos primogénitos se iban muriendo uno a uno.
Mi amado maestro, el Rabino Shalom Arush, siempre dice: “Si temes a Uno, entonces no temes a ninguno”. Eso era exactamente lo que quería HaShem: para que pudiéramos convertirnos de una nación de esclavos en el Pueblo Elegido de HaShem, teníamos que librarnos de todos los miedos que les teníamos a personas de carne y hueso y aprender a tenerle temor solamente a Él. HaShem nos demostró en este Shabat HaGadol y en aquella noche del Primer Pesaj que todo el que cumple con Sus preceptos no tiene motivos para temerle a nadie.
Para tener el mérito de obtener la redención de Egipto, tuvimos que pasar la prueba de superar los miedos. Nuestros antepasados pasaron la prueba en virtud de su Emuná en HaShem.
En la mesa del Seder, el santo Jatam Sofer les dijo a sus nietos que en la redención final de nuestro pueblo, que sea pronto y en nuestros días, vamos a tener que superar la misma prueba del miedo.
Hace poco tiempo, durante la época en que las ciudades del sur de Israel fueron atacadas en forma constante por misiles provenientes de Gaza, un grupo de periodistas europeos llegó de visita a una de dichas ciudades y se maravillaron por la forma en que los alumnos de la yeshivá continuaban estudiando Torá a pesar de las sirenas ondulantes, que anunciaban la caída de otro misil y otro misil más. Uno de los alumnos, que hablaba inglés, les explicó a los periodistas que el Rabí Jaim Kanievski, uno de los más grandes líderes espirituales de nuestra generación, había dado su promesa de que todo el que estudiara Torá con ahínco no tenía que temer y por eso todos los alumnos de la yeshivá permanecieron en sus puestos de batalla espirituales. Su fe en el santo rabino les dio el coraje necesario para hacerlo.
Rabí Jaim Kanievski, al igual que todos los verdaderos tzadikim, dice lo que hace. Durante la primera Guerra del Golfo, en el año 1991, cuando explotaron en Israel 39 de los mortales misiles Scud de Sadaam Hussein, Rabí Jaim Kanievski continuó estudiando Torá junto a una ventana abierta en Bnei Brak.
Cuando los nietos del Jatam Sofer le preguntaron de dónde obtendrá Israel el coraje necesario para superar la prueba del miedo antes de la redención final de nuestro pueblo, él les respondió que así como Israel superar su miedo al creer en Moisés antes de la redención de Egipto, así también en la redención final, van a superar sus miedos y van a ser redimidos en virtud de su Emuná en los líderes espirituales de su generación.
Ojalá tengamos todos verdaderamente el coraje de cumplir siempre con la voluntad de HaShem, sin ningún temor en absoluto, y que podamos merecer ver la llegada del Mashíaj y la completa Redención Final de nuestro pueblo Israel, muy pero muy pronto. Amén!
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