Sanos y felices!

“Es un gran precepto estar siempre alegres y hacer todo lo posible por evitar la melancolía y la depresión. Todas las enfermedades de que sufre la gente son únicamente producto de la falta de alegría… Y la alegría es el más grande remedio! Lo principal es que hay que hacer todo lo posible y esforzarse lo máximo posible por estar alegre en forma constante. Es por ese motivo que uno tiene que forzarse a estar alegre todo el tiempo y llevarse a un estado de alegría de la manera que sea posible, incluso con bromas…”  – Likutey Moharán II, 24.

Cabe destacar que Rabi Najman se refiere a un par de maneras a través de las cuales la salud física puede aumentar la simjá, la alegría, en la vida. Este es un concepto revolucionario incluso en la época en la que vivimos, porque por esa época todavía no había estudios científicos acerca  de los beneficios del ejercicio físico o de la manera en que la comida afecta el cerebro, pero él se refiere al tema en forma muy explícita. A mí personalmente no se me ocurre ningún motivo mejor para empezar a vivir una vida sana. ¿Y a ustedes?

LA DIETA

“El estado de ánimo se corresponde directamente con la comida que comemos. Cuando el cuerpo es puro, la mente está claral y uno puede pensar en la forma debida y saber qué hacer en la vida. Pero las impurezas del cuerpo hacen que los gases pútridos se eleven al cerebro, sumiendo la mente en una confusión tal que se hace prácticamente imposible pensar en forma clara” (Likutey Moharán I, 263).

Las distintas investigaciones científicas indican que la dieta sí influye en el estado de ánimo de más de una manera. Se ha descubierto que los alimentos ejercen un determinado efecto en el cerebro a través de la capacidad que tienen de producir cambios estructurales químicos y fisiológicos, que pueden producir un cambio de estado de ánimo.

Además, un estudio de la Universidad de los Angeles, California, llevado a cabo en 2013, establece lo siguiente:

“Los investigadores ya sabían que el cerebro le envía señales al intestino, que es el motivo por el cual el estrés y demás emociones pueden ser un factor incidente en los síntomas gastrointestinales. Este estudio nos demuestra lo que ya se sospechaba pero ahora solamente se había demostrado en estudios animales: que las señales también se transmiten en la dirección contraria.

“Una y otra vez oímos historias de pacientes que jamás en su vida sintieron depresión o ansiedad… hasta que empezaron a sufrir de problemas intestinales”, dijo Dr. Kirsten Tillisch. “Nuestro estudio demuestra que la conexión cerebro-intestinal es una calle de doble sentido”.

En mi calidad de especialista de desintoxicación, estoy al tanto del hecho de que la salud intestinal resulta vital para todos los aspectos del bienestar del individuo. A partir de mi experiencia personal, el trabajo con los pacientes y un continuo trabajo de investigación, he llegado a la conclusión de que la estabilidad emocional y la vitalidad de la persona están directamente influenciadas por lo que sucede en el colon, y que un colon limpio suele mejorar el estado de ánimo con bastante rapidez. La toxicidad y el peso que se adhieren al colon pueden ejercer efectos devastadores en nuestras emociones. Es realmente sorprendente – mas completamente cierto- que el estado de ánimo pueda mejorar en forma tan profunda con el solo hecho de desintoxicar el tracto intestinal.

ACTIVIDAD FÍSICA

“Un buen sudor (como por ejemplo cuando uno suda por una tarea de santidad) conduce a la alegría – la alegría festiva…. Esto se debe a que esa alegría depende del estado de la sangre. La depresión surge del bazo. El mal funcionamiento del bazo produce impurezas en la sangre… El remedio consiste en sudar, porque las toxinas generadoras de enfermedades que se encuentran en la sangre son exudadas con la transpiración y entonces la sangre queda pura. Entonces uno puede estar alegre. Esto se debe a que la depresión es causada por la acumulación de impurezas en la sangre y en el bazo. Ahora que las impurezas fueron expulsadas con el sudor, la persona alcanza la alegría…” (Likutey Moharán II, 6).

El libro “Las Nuevas Drogas del Emperador – Desmintiendo el mito de los antidepresivos” trata de los resultados de un ejercicio de evaluación de ensayo clínico como tratamiento contra la depresión, llevado a cabo en el año 2000, por un grupo de investigadores de la Universidad de Duke, Carolina del Norte, EEUU:

“Se dividió a una cantidad de pacientes que sufrían de estados similares de depresión en tres grupos. Al primer grupo se le suministró un curso de cuatro meses de duración de ejercicios aeróbicos; al segundo grupo se le suministró la droga de serotonina Lustral; al tercer grupo se le suministró tanto Lustral como ejercicio físico. Al cabo de cuatro meses, no se registraron cambios significativos entre los distintos grupos. En otras palabras, el ejercicio resultó ser igual de eficaz como remedio para disminuir la depresión”.

Diez meses después de iniciado el experimento, las cosas se pusieron aún más interesantes cuando empezaron a surgir importantes diferencias entre los tres grupos: “A esta altura, muchos más pacientes del grupo que practicaba actividad física se habían curado de la depresión y más pacientes del grupo de la serotonina habían sufrido una recaída. En otras palabras, el ejercicio demostró ser más eficaz que la droga”.

Seis meses después de tener mi último bebé, un día tuve que ir corriendo a hacer un recado. Dejé al bebé con mi marido y fui caminando a toda velocidad durante 25 minutos rumbo a la oficina, que queda en el centro, y luego hice el mismo trayecto de vuelta. Todavía no había retomado mi rutina de actividad física después del nacimiento y cuando llegué a casa y me senté con el bebé de repente me di cuenta de que me sentía súper bien y llena de energía. ¡No me había sentido tan bien en meses! Me había olvidado de lo que un poco de ejercicio puede llegar a hacer para el estado de ánimo. Y no ha de sorprendernos, porque la actividad física no sólo que aumenta el flujo sanguíneo que circula en dirección al cerebro sino libera endorfinas, que son el antidepresivo natural del organismo. Y además libera otros tantos neurotransmisores, como por ejemplo la serotonina, que levantan el estado de ánimo.

¿Y qué significa todo esto?  Que tenemos que empezar a actuar! Ya lo dije antes y lo vuelvo a repetir: coman un alto porcentaje de alimentos purificadores – frutas frescas y verduras – que contienen enzimas que actúan como catalistas dentro del cuerpo o en términos  más simples, que actúan como agua y jabón. El agua también es de gran importancia para limpiar los conductos. Beban agua en forma abundante. Dejen de llenarse con la misma basura de siempre que causa problemas intestinales – carbohidratos refinados, comida basura, fritos, demasiados lácteos y carne roja, bebidas gaseosas etc…. Muevan el cuerpo. Hagan gimnasia, la que más les guste. Caminen, salten en el trampolín o, lo mejor de todo, practiquen el ejercicio breslevero por excelencia. ¡BAILEN!