La física de la felicidad

¿Cuánta gente frunce el ceño cuando suena la alarma del despertador y aprietan el botón de snooze, desesperados por unos cuantos minutos más de inconciencia

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 05.04.21

Hoy en día es tanta la gente que vive la vida sin una pizca de inspiración y pasión… ¿Cuánta gente conocen que realmente se entusiasme de poder levantarse de la cama y empezar un nuevo día? ¿Cuánta gente frunce el ceño cuando suena la alarma del despertador y aprietan el botón de snooze, desesperados por unos cuantos minutos más de inconciencia? Pero cuando la gente no siente pasión de vivir, cuando no sienten el entusiasmo de darle la bienvenida a un nuevo día, en cierta forma no están verdaderamente “vivos”. La pregunta es – ¿cómo podemos alcanzar esa vida inspirada en la que todos los días nos acercamos más y más a lograr los objetivos que son tan importantes para nosotros? Y aún más – ¿cómo podemos saber qué es verdaderamente importante para nosotros?

 

Si pudieran describir la vida exacta que les gustaría vivir ahora mismo, ¿qué aspecto tendría? ¿Pueden describirla?

 

Lo primero que tenemos que tener para vivir con pasión es tener una visión de la “buena vida” que queremos y luego un método para hacer realidad dicha visión. Yo personalmente he hecho eso mismo siguiendo los consejos del mejor guía espiritual que conozco, el Rabino Shalom Arush.

 

El Rabino Arush nos enseña que todos somos controlados por nuestras creencias. Aquello que creamos acerca del mundo, acerca de nosotros mismos y acerca de los demás ha de determinar cómo vamos a sentirnos, cómo vamos a sentir, pensar, reaccionar y comportarnos. Si creemos que la gente es básicamente buena, amigable y cálida, entonces vamos a actuar con ellos de la misma manera. Pero si creemos que el mundo es una zona de combate entonces vamos a pelearnos con alguien diferente cada cinco minutos.

 

Si creemos que Dios nos está castigando, esa es una forma de pensar. Pero si en lugar de eso creemos que Dios no nos está castigando, sino más bien nos está desafiando, entonces eso cambia toda la perspectiva. El solo hecho de cambiar una palabra tiene enormes consecuencias en el modo en que percibimos el mundo y cuál será nuestro estado mental como resultado.

 

Nuestras percepciones y nuestros modelos y creencias afectan nuestras decisiones, porque nos limitan. Si yo no creo que nunca voy a llegar a ser alguien, entonces voy a descartar muchas de mis propias ideas creativas y jamás me tomaré la molestia de pensar en ellas. Si tengo talento para la cocina, entonces jamás voy a llegar a ser el mejor gourmet a nivel mundial que estoy destinado a ser. Si mi pasión más profunda es iniciar un comedor público para las familias necesitadas en mi barrio, entonces jamás llegaré a hacerlo. Si Dios me envía a mi pareja y en realidad no creo que yo pueda tener una relación de amor, cariño y comprensión con él-ella, entonces ¡jamás va a suceder!

 

Pero si realmente creemos que todo es posible, y que nuestro “anteproyecto” del mundo es que Dios puede hacer TODO, y que Él quiere potenciarnos y ayudarnos a que alcancemos nuestros objetivos, entonces ese “anteproyecto”, esa forma de mirar las cosas, nos va a posibilitar que empecemos y alcancemos un nivel muchísimo más elevado de aquel en el que nos encontramos ahora.

 

No importa cuál sea el objetivo, o si es espiritual o físico; si es querer perder peso, ganar más dinero o sentarnos a estudiar Torá – sea lo que sea, existe una forma de salirnos de las ideas restringentes y limitadoras que actualmente nos están controlando. Vamos a arrojar nuestras creencias limitadoras al techo de basura y vamos a empezar a tomar decisiones que estén basadas en creencias que son más cercanas a la verdad de Hashem, la verdad de la Torá y las enseñanzas de nuestros líderes respecto a cuánto en verdad somos capaces de lograr.

 

Digamos que te sientes estancado y deprimido y que quieres ser feliz. Gracias a Dios, vives bien, tienes logros académicos, estás casado, estás criando hijos. En muchas formas, tienes todo lo que uno puede ansiar. Pero hay un solo problema: no te sientes realizado; todavía no sientes pasión de estar con vida. Y si falta ese ingrediente vital, entonces por más que tengas todo el éxito del mundo, no obstante te seguirás sintiendo el más grande fracasado.

 

“El camino de la Torá es agradable y todos sus caminos son paz”. Dios nos está diciendo que lo único que necesitamos para ser realmente felices podemos encontrarlo en el judaísmo, en nuestra Torá, en nuestras tradiciones – pero tenemos que poder conectarnos con el placer que hay allí. ¡No sabemos cómo ser felices! No contamos con una estrategia que nos demuestre cómo podemos hacerlo. Cuando éramos más jóvenes, probablemente todavía teníamos una idea de cómo reírnos y disfrutar la vida, pero ahora que somos adultos, y aprendimos a ser personas maduras y serias, nos hemos olvidado de cómo uno puede ser feliz.

 

Uno de los motivos es que nos enseñaron de la manera incorrecta. En la escuela, nos presionaron para que estudiáramos cuando estábamos aburridos y fantaseando, que es el peor estado para el estudio. Si no estamos conectados, no sentimos interés. Si no somos apasionados y no estamos inspirados, no estamos aprendiendo nada. Estamos sentados simulando que estamos aprendiendo. Por eso, tampoco podemos aprender “a ser felices” forzándonos a ser felices. Es por eso que incluso cuando tratamos de ser felices, simplemente no podemos hacerlo.

 

Los que tengan alguna noción de física, sabrán que es mucho más fácil empujar algo hacia uno que empujarlo alejándolo de uno (atracción versus expulsión). Lo mismo ocurre en las ecuaciones espirituales. En vez de “empujarnos” a ser felices, como si alguien nos empujara de atrás rumbo a la “felicidad”, lo que tenemos que hacer es fijar objetivos, visiones, sueños y creencias que nos atraigan hacia ellos y que nos hagan querer saltar de la alegría. ¿Recuerdas lo bien que te sentiste cuando metiste ese gol? ¿Y lo bien que te sentiste cuando tu mujer dio a luz por primera vez? Esa es la clase de vida apasionada a la que me refiero, y no tiene por qué ser un acontecimiento de una o dos veces en la vida….

 

 

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