Un Yom Kipur sin miedo

Un Yom Kipur sin miedo. No sólo que es posible sino que además es fácil! Sencillamente júzgate a ti mismo antes de que te juzgue la Corte Divina.

Enseña Rabí Najman que si la persona se juzga a sí misma, se salva de todo tipo de miedos y tribulaciones. Nuestros Sabios enfatizan que cuando hay juicio en la tierra, no hay juicio en el Cielo. Básicamente esto significa que si la persona se juzga a sí misma, la Corte Divina tiene prohibido juzgarla por la misma ofensa.

Enseña Rabí Najman que cuando uno no se juzga a sí mismo, los juicios estrictos en su contra se manifiestan en el mundo físico bajo la forma de toda clase de cosas que lo atormentan de alguna manera. Por eso conviene que nos juzguemos a nosotros mismos por cada detalle de la vida: cómo nos comportamos con nuestros seres queridos, cómo utilizamos el tiempo, cómo hablamos, cómo rezamos, etc.

La auto-evaluación es parte integrante de la hora de plegaria personal diaria. Tenemos que contarle a Hashem todo, lo bueno y lo no tan bueno, sin inhibiciones. Incluso si hemos hecho lo peor del mundo, solamente tenemos que confesarnos, expresar nuestro remordimiento y pedirle ayuda a Hashem para que podamos mejorar.

Al hacer auto-evaluación Le estamos demostrando a Hashem que no estamos tratando de barrer las transgresiones debajo de la alfombra. Estamos reconociendo nuestras propias faltas y demostrando nuestro deseo de mejorar.

Dice Rabí Eliezer: “Retorna a Hashem el día antes de morir”. Y sus discípulos preguntan: “¿quién puede saber cuándo se va a morir?”. Y Rabí Eliezer responde: “Entonces haz teshuvá hoy, porque es posible que mueras mañana; y de esa manera vas a hacer teshuvá toda tu vida”.

No queremos asustar al lector, pero debemos recordar que cuando la persona se va de este mundo, ya no puede hacer teshuvá. Al hacer auto-evaluación en este mundo, nos estamos ahorrando un sufrimiento indescriptible en el mundo venidero.

La teshuvá es el “sendero de la vida”, que puede parecer lóbrego comparado con el brillo falso de las cosas materiales, pero que nos lleva a una eternidad de luz resplandeciente y gratificación indescriptible.