Que no cunda el pánico

Se avecina esa época del año: cambiar cortinas, limpiar ventanas, desempolvar los armarios, desinfectar hasta el último rincón de la casa para eliminar todo rastro del temido jamétz. Señores y señoras, con todos ustedes: ¡la limpieza de Pésaj!

Dentro de poco celebraremos con favor de Di-s la festividad de Pésaj, para conmemorar la liberación de la esclavitud y la salida de Egipto por la Magnificencia de Hashem. Estas semanas parecen alejadas aún de esta festividad, pero de repente me di cuenta de que no falta tanto para que toda la casa deba estar libre de jamétz. Mi hogar es una pequeña casa, de forma que no hay mucho para agobiarse pero las familias con numerosos hijos que esparcen migas en el rincón más insospechado y tienen muchas habitaciones en las que regodearse limpiando hasta el último centímetro están ya a estas alturas haciendo la limpieza de Pésaj.

Como les decía, mi casa es pequeña pero cuando llega la hora de eliminar el jamétz se convierte en un palacio de mil habitaciones. Imagino que les pasará a todas, ya que hay que ser meticuloso en el precepto de la eliminación de todo alimento leudado para que cuando llegue el día de Pésaj toda la casa esté absolutamente libre de harinas, trigo, levaduras, cerveza y todo alimento prohibido en esta época del año.

También hay que tener en cuenta el tiempo para las compras. Hay que comprar muchos alimentos nuevos, paquetes cerrados que no hayan estado en contacto con el jamétz y puedan arruinar todo el trabajo. Es un buen momento para hacer esos arreglitos en casa que se van postergando y muchas familias aprovechan para renovar mobiliario, pintar, hacer pequeñas reformas… un sinfín de tareas añadidas al precepto de eliminación del jamétz.

Por supuesto, todas estas cosas pueden llegar a sobrepasarnos y sentirnos agobiados y estresados, pensar que la casa se nos viene encima y que quedan kilómetros y kilómetros de sitios por fregar. Pero lo mejor para enfrentarse a esta tarea es tranquilizarse y pensar con frialdad para establecer prioridades.

La vida en Israel es estresante en ocasiones, el tiempo pasa volando sin que nos demos cuenta y las horas corren en el reloj semana tras semana. Por tanto, organizarse el tiempo es muy importante ya que nuestras fuerzas tienen un límite. Si tenemos que invertir nuestros esfuerzos y nuestra energía, mejor hacerlo de forma productiva, ¿no? Fregar el horno es definitivamente más importante que cambiar el mobiliario de sitio o limpiar las lámparas. De forma que si tenemos que elegir debemos tener claro que lo principal es eliminar el jamétz de la cocina. Sin embargo, este es el sitio en el que está presente durante más tiempo, con lo que esta parte de la casa se suele dejar para lo último y al final puede que tengamos que ir con prisas.

Les comparto mi pequeño secreto: hacer una lista. Soy una defensora a ultranza de la organización y hacer listas me encanta y me motiva. Cada vez que tacho algo que ya terminé me siento muy bien y es como una palmadita en la espalda que me motiva a hacer la tarea siguiente. Cada año hago mi lista, poniendo los sitios que tengo que limpiar y los reparto entre los días que quedan hasta la festividad de Pesaj. En este calendario dejo tiempo para hacer compras y para imprevistos. Divido la casa por sectores e intento no sobrecargar cada hora puesto que siempre puede surgir algo que retrase la limpieza. Y si veo que el tiempo se me va echando encima, elimino cosas que no son estrictamente necesarias para la eliminación del jametz y me pueden quitar un tiempo que necesitaré para limpiar sitios clave, como la nevera. Un ejemplo de estas tareas que no son tan importantes podría ser lavar todas las bufandas de invierno.

No se agobien, todo es posible si lo hacemos con determinación y Hashem siempre ayuda a que cumplamos con los plazos. No dejen todo para el último momento y las cosas irán fenomenal. Y sobre todo, tómense un poco de tiempo para reflexionar sobre el jamétz que guardamos en nuestros corazones para eliminarlo de una vez por todas y nos preparemos para una verdadera salida de Egipto y de la esclavitud de las cosas superfluas que nos rodean y nos impiden ver las maravillas que Hashem hace en nuestra vida a diario.

Si tienes alguna pregunta o quieres compartir tu historia o inquietudes, escríbeme a tali.mandel.18@gmail.com