El estornudo cibernético

A nadie le cae bien la persona desconsiderada que estornuda en público sin tomarse la molestia de cubrirse la boca y la nariz. Esta persona está exponiendo a todos los presentes a una nube bacterial de más de 100.000 microorganismos potencialmente contagiosos, incluyendo muchas bacterias y virus no muy simpáticos que digamos.

A pesar del peligro, la ley judía exige que juzguemos a todos de manera favorable y busquemos factores atenuadores. En el caso antedicho, podemos decir que tal vez la persona que estornudó no era consciente del peligro que implica estornudar en público. Y aunque sea consciente, el estornudo no siempre es algo sobre lo cual la persona tiene control. Y por lo tanto debemos perdonarlo. Además, dado que el estornudo es algo repentino y convulsivo, es posible que la persona no haya tenido tiempo de sacar un pañuelo para contenerlo.

Ciertamente podemos llegar a la conclusión de que esa persona no tenía la menor intención de contaminar la atmósfera. Y para aquellos que a pesar de todo afirmen que esta persona transgredió una mitzvá entre el individuo y su prójimo con su falta de consideración, el veredicto Celestial va a ser “inocente”.

No ocurre lo mismo en el caso del “estornudo cibernético”.

¿Estornudo cibernético dijimos?

En realidad, este es muy parecido al estornudo normal, excepto por varias diferencias fundamentales:

1. El estornudo cibernético consisten de veneno verbal que es expelido de las puntas de los dedos en vez de la nariz y la boca
2. El estornudo cibernético es absolutamente intencional (el normal, no).
3. El que emite un estornudo cibernético siempre es declarado culpable en el Tribunal Celestial.

Al igual que la persona que estornuda, que no tiene idea de la cantidad de bacterias y virus que está propagando en el aire, el “estornudador” cibernético pierde control al transmitir gérmenes verbales apenas presiona la tecla “enviar” o “compartir”.

Ese es el estornudo cibernético: apenas presionas la tecla “enviar”, ese estornudo queda fuera de control. Y eso es algo muy malo. ¿Saben por qué?

Las leyes de lashon hara, las malas lenguas, enseñan que la única manera de expiar este pecado es pedir perdón a la víctima e ir a ver a cada persona a la que le dijiste las malas lenguas, las mentiras, etc, y decirle que te habías equivocado, que te faltaba información o que habías juzgado mal los hechos. Nunca nadie sabe exactamente por qué la gente hace lo que hace, y eso es fundamental para poder juzgar con justicia.

Mientras tanto, ese mensaje o email o red social está siendo compartido por miles y miles de personas, muchos de los cuales se ocultan bajo identidades falsas.

Las leyes de Yom Kipur nos enseñan que Hashem no perdona a nadie por agravios cometidos contra el prójimo. En ese caso, el agresor debe pedir perdón y apaciguar a la víctima. Yom Kipur tampoco expía por faltas contra el prójimo.

Los pecados que quedan sin expiar se transforman en juicios duros contra el agresor, que se materializan en toda clase de problemas, y en especial, enfermedades y problemas financieros. Además producen un bloqueo en el canal de abundancia que nos llega desde el Cielo, y muchas veces uno no encuentra pareja o no puede tener hijos por esa misma causa.

Créanme que no conviene entrar allí…

Todo el que desee mantener su salud física, emocional y espiritual y su felicidad debe abstenerse del estornudo cibernético. Si necesitas enviar un mensaje de texto, úsalo únicamente para enviar mensajes absolutamente necesarios, como decirles a tus padres o a tu esposa que te quedaste atascado en un embotellamiento de tránsito y que vas a llegar tarde a casa.

Y si hablar de los demás está prohibido y es peligroso, textear acerca de otras personas es mil veces peor. La contaminación espiritual es extensa e incontrolable.

Corrige si es necesario cualquier mal uso de los mensajes de texto y los medios sociales en tu vida y vas a ver cómo las bendiciones que antes estaban bloqueadas van a empezar a fluir libremente en tu vida.