Recuerda. No olvides

“Danos el corazón y la fuerza de voluntad para temerte. Danos el corazón y la fuerza de voluntad para amarte. Danos el corazón y la fuerza de voluntad para superar todas las tentaciones”.

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Grupo Breslev Israel

Posteado en 02.12.24

La persona que no lleva a cabo el trabajo de la voluntad, no va a poder cambiar. No va a alcanzar la rectificación de su alma y no cumplirá con su misión en esta vida. Y, como si todo eso fuera poco, correrá enorme peligro.

La Torá detalla esto y repite la advertencia una y otra vez: “Recuerda; no olvides, cómo hiciste enojar a Hashem tu Dios en el desierto. Desde el día en el que te fuiste de la tierra de Egipto hasta que llegasteis a este lugar, te has rebelado contra Hashem” (Deuteronomio 9:7). Recuerden bien: ¡durante cuarenta años se rebelaron contra Hashem! Este es el mensaje a todas las generaciones.

Debemos estudiar esto y recordarlo, no en detrimento de nuestros antepasados, sino para que aprendamos de sus pruebas y de sus errores. Y entonces podremos ir por el buen camino. Porque la esencia del objetivo del estudio de la Torá es saber cómo conducirnos en nuestras propias vidas, no meramente para saber lo que ocurrió en el pasado. La Torá no es un libro de historia. Y así es como debe ser: “El hombre nació para trabajar” (Job 5:7).

Por lo tanto, Moisés le dio una reprimenda al pueblo: “Hashem no os dio un corazón para saber” (Jeremías 23:7). Ellos tuvieron que despertarse solos para rogarle a Hashem para que les hiciera dirigir el corazón hacia Él y cumplir Sus mitzvot. Esto se analiza en la Guemará (Avodá Zará 5). Y el Tosafot explica aquí que, después de haber visto numerosas veces cómo habían caído presa de graves pecados ─el Becerro de Oro, los espías, las continuas quejas, etc─ el pueblo de Israel tuvo que tomar conciencia de que corrían peligro y que debían pedirle ayuda a Hashem.

Si hubieran hecho introspección desde el comienzo, habrían comprendido en qué lugares oscuro se encontraban. Y habrían entendido que, incluso después de haber oído al mismísimo Dios declarando: “Yo soy Hashem tu Dios” y “No tendrás otros dioses”, habían caído al punto más bajo, al máximo de ingratitud, al construir el Becerro de Oro, por el cual Moisés debió reprenderlos en forma extensa.

Moisés le está hablando a cada persona: sabe en qué consiste el verdadero trabajo. El verdadero trabajo consiste en pedirle a Hashem todos los días: “Danos un corazón para que podamos verdaderamente servirte”. Tal como dice la Guemará; “Cuando Hashem le dijo a Israel: ‘Si tan sólo tuvieran este corazón’, ellos deberían haber respondido: ‘¡Dánoslo!’”. Tal como se mencionó más arriba, este “corazón” se refiere a la voluntad. Cada persona debe ser consciente de que su trabajo consiste en pedirle a Hashem que le dé fuerza de voluntad:

“Danos el corazón y la fuerza de voluntad para temerte. Danos el corazón y la fuerza de voluntad para amarte. Danos el corazón y la fuerza de voluntad para superar todas las tentaciones”. Si la persona no dedica un tiempo a este tema todos los días, eso significa que no le importa. Y entonces los días y los años pasarán y la persona seguirá demostrando la misma ingratitud y falta de control de siempre.

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