Shavuot y el Mashíaj

La conexión entre la Meguilat Ruth y Shavuot radica en que el Rey David, el bisnieto de Ruth, nació y falleció en Shavuot.

En el mundo existen tres coronas: la corona de la kehuná (sacerdocio), la corona del reinado y la corona de la Torá. El Rey David recibió solamente la corona del reinado debido a su Torá, dado que el reino judío debe estar basado en la Torá en su máximo nivel. Por lo tanto, en Shavuot, que es el día de la entrega de la Torá, leemos el Rollo de Ruth, que culmina con la genealogía de David, y aprendemos que el motivo por el cual David mereció el reinado fue por la Torá.

Se supone que debemos estar ansiosamente la era mesiánica y la elevada conciencia espiritual que traerá aparejada. “La Tierra estará llena del conocimiento de Hashem”. Sin embargo, nos cuesta imaginarnos qué implica esto. ¿Cómo podemos esperar algo que no sabemos exactamente qué conlleva? Es por eso que leemos la Meguilat Ruth, para ayudarnos a reconectar la experiencia espiritual de la revelación de la Torá en el Sinaí con el futuro espiritual que viviremos con la llegada del Mashíaj. Por medio de nuestra memoria colectiva del deleite espiritual que experimentamos en el Monte Sinaí, tenemos un modelo para lo que esperamos cuando llegue el Mashíaj.

Al comienzo de la Meguilá, nos presentan a Elimelej y su familia, que se fueron de la Tierra de Israel durante la hambruna y llegaron a la Tierra de Moav, que era conocida por su falta de benevolencia (jesed). Fue allí donde Elimelej y sus hijos fallecieron. Ruth, la viuda de Majlón, rectificó la falta de jesed de su familia. Si bien ella descendía del pueblo moabita, que era la antítesis de Israel, Ruth era la preciada perla oculta. Todo lo que ella hacía iba más allá de la letra de la ley. Ella simboliza la máxima jesed de Hashem,  manifestada en la Torá. Es por eso que leemos la Meguilat Ruth en Shavuot─ para recordar la importancia de la benevolencia en la Torá.