Un Pesaj fácil

Ya estamos aquí otra vez: la cuenta regresiva en los últimos días antes de Pésaj. ¿Ansiosa? ¿Deprimida? ¿Agotada?

3 Tiempo de lectura

Natalie Kovan

Posteado en 25.03.25

La esencia del consejo del Rebe Najmán para quienes desean vivir una vida de Torá: ¡Mantén las cosas simples!

El Creador del Universo está orgulloso de mí en este momento, porque estoy invirtiendo esfuerzo y un montón de toallitas de limpieza solo por Él.

Mi pequeño Najmán apenas está empezando a hablar. Lo maravilloso de estas primeras palabras es su absoluta simplicidad. El niño pequeño realmente capta la esencia de cada palabra, tal como la oye. Zapato se convierte en “tato”, libro en “libo”, y cheerios en “ros”. Un sidur es “dur”, y el Amén se convierte en un fuerte “¡meh!”.

Cuando escucho a mi hijo captar la esencia simple de cada palabra, y aun así poder comunicar sus necesidades, me doy cuenta de que también ha captado la esencia del consejo del Rebe Najmán para quienes desean vivir una vida de Torá: mantener las cosas simples. Como me lo está demostrando claramente mi hijo, incluso la interpretación más sencilla puede comunicar perfectamente nuestros deseos. Y esto realmente ha resonado conmigo durante la cuenta regresiva de la limpieza de Pésaj de este año.

Me da la impresión de que las enseñanzas y las parashot semanales que recibo de amigos, blogs y listas de correo se vuelven cada vez más sofisticadas. Tantos niveles diferentes de significado, interpretaciones, comentarios y fuentes citadas. Debo admitir que me siento dividida. Por un lado, está la sublime profundidad y la inmensa magnitud Divina de la Torá, que de alguna manera necesita ser transmitida y atesorada. Por otro lado, está la Torá Viva, destinada a ser vivida, experimentada y cumplida por personas communes y corrientes, cada día. De hecho, suelo pasar de un extremo al otro con frecuencia.

Sin embargo, este Pésaj, me aferro a la simplicidad. Y este cambio es para siempre.

Estaba limpiando algunos armarios de la cocina, pensando en cómo no me estaba realmente “conectando” con la tarea. No estaba captando el “jametz” como se supone que debería. No estaba sintiendo mi “limpieza espiritual”. ¿Era mi orgullo inflado? ¿O algún otro rasgo insidioso? ¿Tal vez mi materialismo obstinado o…? ¡Un momento!

Esto no iba nada bien. ¡Estaba empezando a sentirme bastante mal conmigo misma! ¡Y además no estaba avanzando con la limpieza!

Son estos los momentos en los que le agradezco a Hashem por el consejo del Rebe Najmán, al que me aferro mientras comienzo a descender lentamente por esa pendiente resbaladiza llamada “ansiedad”.

Respiré hondo y me recordé a mí misma: MANTÉN LAS COSAS SIMPLES. Estoy limpiando los armarios porque Hashem quiere que los limpie. Estoy haciendo feliz a Hashem. Así es. El Creador del Universo está orgulloso de mí ahora mismo, porque estoy dispuesta a invertir un poco de esfuerzo físico y muchas toallitas húmedas por Él.

¿Y sabes qué? Me sentí realmente purificada. Como si acabara de quitar telarañas espirituales de un año entero dentro de mí misma.

Me di cuenta, aliviada, de que incluso si no entendemos completamente lo que estamos haciendo, o incluso si somos inconscientes del significado mientras lo hacemos, igual nos beneficiaremos espiritualmente de la acción, si la hacemos de manera pura y sencilla porque el Creador así lo quiere, y porque queremos agradarle.

Como dijo el Rey Shlomó, hay un tiempo para todo. Un tiempo para sumergirse en lo profundo, y un tiempo para elevarse hasta las alturas. Y luego, como instruye el Rebe Najmán, hay un tiempo para mantener el equilibrio, navegar con suavidad y con pura simplicidad. Él advierte explícitamente contra el exceso de celo en el cumplimiento de las mitzvot, y habló —incluso bromeó— sobre este tema en particular con respecto a las exigencias estrictas de Pésaj.

A veces, con toda la maravillosa sabiduría que hay por ahí para absorber, me siento un poco abrumada en épocas festivas. Observo que, aunque toda esa estimulación intelectual puede ejercitar mi mente, mi corazón, dejado afuera, se enfría y se atrofia.

De algún modo, este método de la simplicidad despierta mi corazón y aviva las brasas de mi alma. No es solo un eslogan ingenioso. Es la esencia de seguir la Torá. Es la versión de nuestra generación de “Na’asé veNishmá” – Haremos y Escucharemos. El Rebe Najmán nos lleva de regreso al Monte Sinaí, al momento original en que el Pueblo Judío expresó: “Mantengamos las cosas simples”, al prepararse para recibir la Torá de Dios.

Así que, mientras saco migas del congelador y del sofá: estaré, simple —y sin embargo, sublimemente— haciendo la voluntad de Hashem.

¿Acaso existe algo más maravilloso?


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