¡Empieza hoy!

Un Sabio se encontró una vez con el Profeta Eliyahu.

Le preguntó: "¿Cuándo vendrás a anunciar la Redención?".

El profeta contestó: "Hoy, si ustedes obedecerán Su Voz".

 

En nuestra lucha, esa va a ser nuestra clave: "Hoy".

 

Consideremos solamente el momento presente. El instante que estamos viviendo ahora como lo único que cuenta. Esa es realmente nuestra vida, pues si permitimos que el pasado nos oprima o que el futuro nos intimide, ¿qué va a ser de nuestro presente, de nuestra vida?

 

Borremos los malos recuerdos y despejemos las obsesiones del futuro. ¿Qué sentido tiene darle tanta importancia a un período desconocido? ¿Quién sabe qué cambios va a traer el tiempo y quién puede garantizar la realización de nuestros planes?

 

La Salvación llega cuando uno menos la espera, y los mas graves problemas se resuelven frecuentemente de repente por eventos inesperados.

 

Concentrémonos en el presente y vamos a descubrir que nuestra labor es muchísimo más fácil.

 

¿Quién nos ha pedido mover montañas? ¿Quién nos mandó ha hacer planes a largo plazo? ¡Nadie! Sólo nuestra imaginación que nos fastidia con falsos problemas. Lo que Di-s pide de nosotros es que obedezcamos Su Voz hoy. Si logramos disipar los ecos del pasado y los temores del futuro, los cuales interfieren con Su Voz, vamos a poder escucharla diciéndonos lo que tenemos que hacer en este preciso momento.

 

Hay un tiempo para cada cosa, y el presente es el mejor momento para hacer lo que tenemos que hacer – ¡no lo pospongamos para mañana!

 

Teniendo conciencia de nuestro nivel y nuestro lugar, podremos reflexionar en lo que está a nuestro alcance conseguir con un esfuerzo razonable, evitando así que nuestra mente se embeba en esferas demasiado elevadas: Demasiado aceite hace que la llama se extinga.

 

Así como cada persona es única, también cada lugar tiene su rasgo distintivo, y cada momento su contribución específica. El Zohar nos enseña que no existe un día sin luz. Cada instante es nuevo y presenta una única contribución que puede ser experimentada y descubierta solamente si nos concentramos precisamente en ese momento.

 

Sin embargo, hay una barrera que nos separa de esta luz, como nubes que ocultan los rayos del sol.

 

A veces estamos tan ocupados que nos olvidamos de nuestro objetivo: Vivimos sin recordar cuál es el propósito de nuestras vidas, hacia dónde debemos orientarnos para vivir una vida realmente exitosa. Para evitar esas "lagunas" de la memoria, tenemos que hacernos constantes recordatorios. Existen dos métodos para lograr la meta de que cada acción esté apropiadamente orientada. Estos métodos son: El "general" y el "específico".

 

En "general", debemos tener presente, desde el momento en que abrimos los ojos en la mañana y hasta que nos vamos a dormir al final del día, cuál es el sentido, en grande, de nuestra vida: Prepararnos para el Mundo Venidero.

 

Con este pensamiento general presente, vamos a tratar, durante todo el día, de recordarlo en cada acto específico. Esto se puede lograr examinando cada pensamiento, cada palabra y cada acto que Di-s nos dirige a efectuar hoy. Con esta idea en mente, vamos a tratar de descifrar el mensaje que Di-s nos manda a través de las circunstancias que se nos presentan. No existe el azar: Cada situación presenta una oportunidad precisamente diseñada para permitirle al hombre elevarse hacia la perfección. Di-s controla con Su infinito poder hasta el más mínimo detalle de nuestra existencia sobre este planeta, llamándonos continuamente y recordándonos nuestro objetivo.

 

La simple aceptación de este principio como una de las bases de nuestra fe, nos capacita para estar atentos a los eventos y captar el mensaje. Así, gradualmente, vamos adquiriendo lucidez y vamos aprendiendo a detectar valiosas indicaciones, respuestas ó llamados, en eventos aparentemente insignificantes, nos vamos a sentir guiados.

 

Llegando a este punto, uno debe evitar el caer en la exageración de sobre-interpretar las cosas, de analizar cada minúsculo detalle metiéndose en campos que están más allá de nuestro alcance. Un sentido de las proporciones y una práctica disciplinada de la Hitbodedut (Plegaria Personal), como lo explicaremos más adelante, nos permitirán conseguir el balance adecuado.

 

Cuando perdemos nuestro lugar, cuando bajamos de nivel, tenemos que saber que esa es la Voluntad de Di-s. El nos ha hecho caer con el fin de que nos removamos y hagamos mejores esfuerzos para acercarnos. En esos momentos, la solución consiste en borrar el pasado y empezar de nuevo, como si fuera la primera vez que escuchamos palabras de Torá en nuestra vida. Esa es la gran regla: ¡Empieza hoy!

 

Es por medio de la confianza en si mismo que el hombre es capaz de reincorporarse y lograr despertar en sí su espiritualidad, conectándose con su esencia Mesiánica, sus raíces espirituales – todo esto lo va a poder lograr, no importando cuán bajo haya caído. Simplemente tenemos que empezar a dialogar con el elemento Divino dentro de nosotros.

 

¿Quieres saber quién posee una parte en el Mundo Venidero? ¡Observa si ya es verdaderamente feliz en este mundo!

 

Ciertamente, ¿cómo es posible encontrar su lugar y vivir en armonía en este mundo, sin antes haberse conectado con el Más Allá?

 

(Este articulo es utilizado con permiso de "Courage", por I. I. Besanzon, publicado por "Shir Jadash Publishers").