La doble cueva – Jaiei Sara

Según la tradición, Sara no fue la primera persona en ser enterrada en la cueva de Maquela en Hebrón. Ya estaban enterrados allí Adán y Eva...

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Rabino Abraham Isaac Kook z"tzl

Posteado en 13.11.22

Según la tradición, Sara no fue la primera persona en ser enterrada en la cueva de Majpelá en Hebrón. Allí ya estaban enterrados Adán y Eva. Posteriormente se unieron a ellos otras tres parejas: Abraham y Sara, Isaac y Rebeca, Jacob y Lea.

¿Por qué esta cueva funeraria se llamaba Majpelá? Majpelá significa “duplicado”. Los Sabios en Eruvin 53a explicaron que se trata de una cueva doble, que contiene dos habitaciones o dos pisos. El Talmud cuenta que un erudito se arriesgó a entrar en la cueva y allí encontró a los Avot (los Patriarcas y las Matriarcas) en una habitación, y a Adán y Eva en la segunda.

¿Qué significa que la cueva de la Majpelá tenga dos habitaciones? En general, ¿cuál es la función de la sepultura?

Dos caminos

Hay dos caminos para el crecimiento espiritual y la iluminación, cada uno con sus propias ventajas. El primer camino utiliza nuestras facultades naturales de razonamiento y análisis. Cuando funcionan correctamente, nuestras facultades intelectuales pueden lograr resultados maravillosos. Nos permiten adquirir preciosos rasgos de carácter, y servir a Dios a través de una conciencia interior.

Sin embargo, la mente está atada al cuerpo e influenciada por él. Cuando el cuerpo se deja llevar por las ansias de placeres físicos, la mente también pierde su dirección. Estos deseos físicos pueden distorsionar nuestras percepciones y deformar nuestro razonamiento, y nos quedamos sin guía para una vida iluminada.

Por lo tanto, Dios creó un segundo medio para el progreso espiritual: la Torá. La Torá es independiente del cuerpo físico, no se ve afectada por sus inclinaciones y deseos. Es una guía inmutable hacia el camino de la integridad y la santidad. Ciertamente, los poderes de la mente humana nunca podrán proporcionar el mismo nivel de santidad que el que se alcanza a través de las instrucciones dadas por Dios en la Torá y sus mitzvot.

Sin embargo, el camino del intelecto humano sigue teniendo una ventaja especial. La observancia de las mitzvot, aunque es muy elevada, no tiene una influencia directa en el cuerpo mismo. El cuerpo sigue siendo atraído por los deseos físicos, y sigue estando en desacuerdo con los objetivos espirituales de la Torá.

Lo óptimo es combinar los dos métodos. Si nuestro cumplimiento de las mitzvot puede despertar nuestros corazones e inspirar nuestras mentes, se establece una armonía entre nuestras acciones físicas y nuestra conciencia interior. Dado que nuestras facultades mentales forman parte de nuestra naturaleza básica, cuando la mente se conecta con la Torá, la parte física también se integra con los preceptos de la Torá. Este refinamiento del cuerpo no podría haber ocurrido sin la combinación de la Torá con nuestras facultades naturales de intelecto y razón.

La muerte y el entierro

Después del pecado de Adán, la muerte fue decretada sobre la humanidad. Esto no fue un castigo arbitrario. El propósito de la muerte es separar el cuerpo y el alma, permitiendo que ambos sean reparados y refinados. El alma, ya sin la carga de los deseos físicos del cuerpo, es reparada y refinada en el Mundo de las Almas.

El cuerpo también requiere una corrección espiritual. También fue formado a imagen de Dios, y tiene un enorme poder espiritual cuando se complementa con la santidad del alma. Mientras que el alma se corrige en el Mundo de las Almas, el cuerpo se repara mediante la sepultura, ya que vuelve a sus elementos originales.

El refinamiento del cuerpo

¿Qué tiene que ver esto con la cueva de Majpelá? El entierro en la cueva doble es una metáfora de los dos métodos por los que el cuerpo es refinado y elevado.

El primer método, que utiliza la inteligencia y la razón humanas, está ejemplificado por Adán y Eva. El primer hombre y la primera mujer fueron creados con el más alto nivel de talentos y poderes prístinos. Con sus robustas facultades mentales, ellos encarnaron el uso del intelecto y el razonamiento nativos para el avance espiritual.

Los Patriarcas y las Matriarcas, por su parte, dieron origen al pueblo judío, allanando el camino para la revelación de la Torá en el Sinaí. Y representan la segunda guía espiritual, la de la Torá.

La doble cueva funeraria de Majpelá combinaba estos dos caminos. Una sala contenía a Adán y Eva, el pináculo de la capacidad intelectual natural. La segunda sala albergaba a los Avot, los progenitores de la Torá. El nombre de la ciudad, Hebrón, viene de la palabra jibur (‘conexión’), aludiendo a la combinación de ambos modos de elevación del cuerpo.

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