El regalo más bello

La palabra “gracias” no es meramente una palabra. Gracias es tener emuná. Y no me refiero a cualquier emuná, sino al conocimiento de todos los principios de emuná. Gracias es una verdad profunda. Gracias es humildad y sumisión.

Gracias son los buenos modales básicos que toda persona debe tener. Y gracias es también “el deleite del mundo venidero”, o sea, nuestro deleite en el mundo eterno. El mérito de dar las gracias y alabar a Hashem en este mundo es el regalo más bello y más grande que el Creador nos dio.

Por eso, si cuando empiezas a darle las gracias a Hashem, crees que Le debes a Hashem un millón de gracias, entonces, después de que Le das las gracias, deberías sentir que ahora Le debes mil millones de gracias, porque además de toda la bondad que Él hizo contigo, también te dio el mérito de agradecer, ¡así que ahora Le debes mucho más! Presten atención: en varias ocasiones he dicho que en el momento de aflicción es mejor agradecer que rezar.

Esto se debe a que al rezar uno puede caer en el lloriqueo y sentir que “se merece” lo que está pidiendo y eso despierta una acusación en su contra, que cierra todas las puertas de las salvaciones. Por eso, solamente hay que dar las gracias, y al dar las gracias de verdad, uno tiene que saber que no merece nada y que todo es pura bondad y entonces se le abren todas las puertas y llegan todas las salvaciones maravillosas.

La meta es que des las gracias y entonces tus oídos escuchen lo que dice tu boca y te digas a ti mismo: “¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo “gracias” al Creador. ¿Y por qué digo gracias? En primer lugar, para recordar que el Creador no me debe nada y de esa manera sentiré que Él me ama y que todo lo que hizo conmigo hasta ahora es únicamente por mi propio bien. Y por eso doy las gracias con alegría: para vivir la verdad y la emuná verdaderas.

Cuando das las gracias y piensas que te mereces la salvación, entonces has errado el blanco. El objetivo de la gratitud es llegar a la emuná. Punto. Y cuando llegas a la emuná, te conectas con Hashem, que es la Fuente de la abundancia y de todo lo bueno y de todas las salvaciones y entonces ves milagros y maravillas.