Tu Caja de Herramientas

Escucha muy bien lo que te voy a decir: a partir de este momento, nunca más en toda tu vida vas a volver a sentir envidia de otra persona.

Escucha muy bien lo que te voy a decir: a partir de este momento, nunca más en toda tu vida vas a volver a sentir envidia de otra persona. Te suena imposible, ¿no es cierto? Pero en realidad es muy simple. Lo único que tienes que hacer es saber que cuentas con una caja de herramientas, y ahora te la voy a dar de regalo.

Tu caja de herramientas es tu único, singular y especial conjunto de talentos y aptitudes que no posee nadie más en toda la tierra. El Creador te creó con una personalidad única. Tienes tu propia e individual misión en la tierra. Porque si no fuera así, no estarías acá. Seguramente te preguntarás cómo es que me atrevo a hacer una afirmación semejante. Eso también es simple: no hay nada que haya sido creado sin un motivo. Cada ser creado cumple un rol fundamental al debido funcionamiento del universo.

El Rey David no podía entender por qué el Creador creó las arañas. Un día, el Rey David huía de sus enemigos y estaba solo en el desierto, exhausto, con la garganta seca y el cuerpo sufriendo. Sus enemigos lo perseguían sin compasión y estaban a punto de atraparlo cuando de pronto encontró una cueva en la que podía refugiarse. El Rey David se metió dentro de la cueva y lloró en silencio en plegaria desde lo más recóndito de su alma. Ya oía a sus enemigos galopando sobre sus caballos…

Ahí fue cuando una enorme araña comenzó a tejer su telaraña en la apertura de la cueva. Al cabo de unos pocos minutos, la entrada de la cueva estaba completamente cubierta con la telaraña. Los persecutores llegaron a la cueva: “Él no puede estar acá adentro. ¡Miren qué enorme telaraña!”. La araña le salvó la vida y el Rey David ya no cuestionó más para qué Di-s había creado cada una de Sus criaturas…

Una vez un mosquito me salvó la vida y les salvó la vida a mis compañeros de armas. Durante la Primera Guerra del Líbano, en 1982, habíamos estado luchando durante cinco días consecutivos sin dormir. Al sexto día, se declaró un cese del fuego. Nuestro pelotón se encontraba en las líneas frontales apenas a unos trescientos o cuatrocientos metros del enemigo. Nos repartimos el turno de guardia entre las cuatro brigadas pero la verdad es que estábamos todos exhaustos. Nadie lograba mantenerse despierto. Después de un rato, todos los centinelas se quedaron dormidos.

En ese momento, un mosquito con su incesante zumbido se puso a dar vueltas en el oído de uno de los centinelas y después lo picó en el cuello. Entonces llegaron mosquitos de refuerzo que se unieron a la campaña y todos siguieron zumbando y picando. El centinela se despertó de su sueño tan molesto y percibió un susurro no muy lejos de allí, aproximadamente a 275 metros de distancia. En forma instantánea, abrió fuego con su ametralladora Browning .03, acabando cerca de 300 proyectiles en menos de veinte segundos. Todo el pelotón se despertó de un salto y repelió la emboscada de terroristas sirios de El-Saika que estaban equipados con misiles de hombro rusos RPG con los que ellos planeaban aprovechar el cese del fuego. En pocos segundos nos habrían matado a todos pero un mosquitó les frustró los planes. Hace ya treinta años que no pregunto por qué el Creador creó a los mosquitos…

Si las arañas y los mosquitos cumplen un papel tan importante en el mundo, entonces ¿cómo se te ocurre siquiera pensar que tú no? ¡Tú eres un ser humano, la creación más magnífica de toda la Creación!

Deja ya de pensar que los demás son mejores, más inteligentes o más talentosos que tú. El problema es que no te conoces a ti mismo lo suficiente. Lo que pasa es que todavía no aprendiste a usar todas esas maravillosas herramientas que tienes en la caja. Yo te voy a demostrar qué tontería es tener envidia de los demás, porque la envidia es una emoción negativa inútil que usa la Mala Inclinación para dominarte y para desperdiciar tu poder mental, tu claridad de pensamiento y tu compostura. Y lo peor de todo es que te hace sentirte mal contigo mismo.

¿Alguna vez viste un carpintero que le tenga envidia a un plomero? ¡Nunca! Los carpinteros están muy felices de no tener que destapar caños y baños tapados. ¿Y qué importa si el plomero tiene en su caja de herramientas todo tipo de llaves inglesas y herramientas que no vas a encontrar en la caja del carpintero? La respuesta es que el carpintero no necesita una llave inglesa para construir una mesa. El carpintero no le tiene envidia al plomero porque él tiene su propio trabajo que hacer. Él tiene en su caja cepillos de contrafibra, serruchos de madera, tornos, etc etc., que son herramientas que el plomero no necesita.

Y si nos fijamos dentro de la caja de herramientas del electricista, vamos a encontrar herramientas que no tienen ni el plomero ni el carpintero. Ellos no saben cambiar un fusible quemado pero él no sabe destapar una pileta ni construir una mesa.

Una vez que uno sabe cuál es su tarea en el mundo, nunca más va a volver a tenerle envidia a nadie. ¿Y cómo puedes saber cuál es tu tarea? Muy simple: fíjate en su caja de herramientas.

Si mides 1,55 tu misión en la vida decididamente no es jugar al básquet. Y si eres miope, tal vez no sea buena idea soñar con ser piloto de guerra. ¿Por qué? Porque te faltan las herramientas necesarias. Y si te faltan las herramientas, entonces esa no es tu tarea en la vida.

Fíjate en tus puntos buenos. Esas son las herramientas de tu caja. Cada una es como una pieza de un rompecabezas. Una vez que las pongas todas juntas, vas a darte una idea clara de aquello en lo que vas a tener éxito. Una vez que pongas juntos tus buenos puntos, vas a ver cómo el Creador te va guiando suavemente por tu propio y especial sendero. Una vez que lo encuentres, vas a poder alcanzar la felicidad y tu auto-realización como persona. ¡Es hora de que conozcas tu maravillosa personalidad!