El Día de la Emuná

El Shabat es nuestra oportunidad de reconectarnos con nuestra ‎propia alma, bajarnos de la loca calesita del trajín diario y pensar un poco en el sentido de la vida.‎

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 05.04.21

El Shabat es el cimiento de la Emuná; de hecho, el Zohar llama al Shabat “el día de la Emuná”. Nuestros Sabios alabaron en gran medida a este día, afirmando que el Shabat es equivalente en importancia a los otros seis días de la Creación todos juntos. El Shabat es el arquetipo del propósito de la Creación, dado que todas las creaciones de Hashem fueron para ayudar a la persona a que alcance la Emuná y la humildad.

No hay nada en la Creación que ayude a la persona a alcanzar la Emuná como el Shabat. El Shabat es nuestra oportunidad de reconectarnos con nuestra propia alma, bajarnos de la loca calesita del trajín diario y nos ponemos a pensar un poco en el sentido de la vida. ¿Acaso vine a este mundo a obtener fama y riquezas? ¿Es verdad que los placeres mundanos me van a proporcionar una felicidad duradera? Aquellas personas que no gozan de un día de descanso de la búsqueda de materialismo jamás llegan a plantearse estos interrogantes tan básicos de la vida.

Además, no es lo mismo cualquier día de descanso. El Shabat es el día que Hashem santificó, y que es especialmente propicio para la santidad y una elevación espiritual. Además, es una maravillosa forma de reconectarse con la familia, parientes y amigos. El Shabat es un día para tranquilizarse.

Uno de los motivos básicos por los que Hashem ordenó que el séptimo día fuera un día de descanso fue para demostrar que el mundo no fue creado en la antigüedad y puesto en “piloto automático”, sino que es vuelto a crear de nuevo cada semana durante los seis días laborales. El séptimo día de cada semana es por lo tanto un día de descanso, en el que nos abstenemos de las treinta nueve diferentes clases de labores. Observar el séptimo día nos ayuda a internalizar la Emuná de que Hashem crea el mundo en seis días y descansa al séptimo día. Hashem no es solamente el Creador, sino que también es el Director de la Creación, y cuyas decisiones continuas son las manifestaciones de la Voluntad Divina que sustentan cada creación a cada momento. Este es el principio básico de nuestra fe. En el momento en que entendemos esto, ya hemos entendido el principio clave para toda la vida.

Al abstenernos de trabajar al séptimo día estamos dando testimonio de nuestra Emuná en que únicamente Hashem creó todo el universo ex nihilo, a partir de la nada. El shabat nos ayuda a tomar conciencia de lo indescriptiblemente grande que es Hashem y lo minúsculos que somos nosotros en comparación. Por eso, es bueno que todo el tiempo Le pidamos ayuda: “Hashem, ten compasión de mí. Ayúdame a cumplir con mi misión en este mundo. Fortalece mi Emuná y acércame a Ti. Demuéstrame a cada momento que Tú eres el Único que dirige el mundo!”.

El goce que uno obtiene del Shabat va en proporción con la Emuná que tiene uno en la santidad del Shabat. Esta Emuná sirve como un recipiente adecuado para recibir la abundancia Divina, que se manifiesta en más Emuná y en toda clase de bendiciones espirituales y materiales. El Shabat nos “carga las baterías de la Emuná”. Es un día distinto a los demás. Así como en los otros días se nos dice que comamos y bebamos con moderación, en Shabat se nos insta a que comamos los manjares más exquisitos que podamos conseguir y que bebamos las bebidas más finas. El Shabat es un día de sublime placer para el cuerpo y para el alma. Y más que nada nos deleitamos en el Creador y en las plegarias que Le ofrendamos. Cuanto más nos deleitamos en Él, más Lo conocemos. Y cuanto más Lo conocemos, más nos deleitamos. La combinación de Shabat y Emuná desencadenan una espiral ascendiente de espiritualidad.

A fin de reforzar la Emuná y nuestro anhelo por Hashem, debemos esperar el Shabat toda la semana, cada uno a su manera. Podemos por ejemplo comprar un martes un buen corte de carne o una botella de vino fino y decir: “Esto es en honor del Shabat!”. O podemos preparar una jalá en el medio de la semana y decir: “Esto es en honor del Shabat”. Cada vez que recordamos el Shabat, estamos cumpliendo un precepto positivo de la Torá: “Recordarás el día del Shabat y lo santificarás” (Exodo 20:8).
 
 
 

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