Kashrut para noájidas

¿Probaron alguna vez la carne de ballena cruda, la tarántula frita, la morcilla? Estos platillos pueden dar un poco de asco, pero la oferta culinaria de hoy en día no se reduce a esto sino que va más allá ¿qué les parece comer trocitos de pulpo vivo? ¿Tal vez prefieren para cenar el pescado japonés que se sirve dejando los órganos intactos para que el animal todavía siga con vida en el plato mientras se come su carne? Comer partes de animales que aún siguen con vida es una transgresión de los preceptos de Hashem para noájidas. En concreto, el sexto precepto noájida expresa el mandato de respetar a las criaturas de Hashem. Es decir, no está permitido comer una parte de un animal que aún sigue vivo.

Hoy en día es muy popular probar alimentos exóticos que se han venido consumiendo desde siempre en determinadas zonas del mundo. Los insectos fritos son toda una “delicatesen” y mientras más extraña sea la procedencia y más estrafalaria sea la forma de cocinarlos (si es que llegan a cocinarse), tanto mejor. Admito que nunca he comido una ostra, por ejemplo, ya que me parece del todo repugnante tragar un animalito viscoso que no está del todo muerto, perdón, que está fresquísimo. Hay restaurantes en los que sirven bichos para comer cuando aún están agonizando: simplemente fríen una parte de su cuerpo, las patas por ejemplo y los clientes del restaurante se lo comen la mar de tranquilos y felices de estar haciendo algo inusual, totalmente a la moda y se muestran de lo más entusiasmados por pagar esa comida que a cualquiera le daría ganas de vomitar. Personalmente, me parece una salvajada.

Los noájidas no tienen que cumplir todas las leyes de kashrut judías aunque esta forma de cocinar y de alimentarse es mucho más saludable que la mayoría de las dietas que existen en este momento. Por ejemplo, el hecho de no mezclar leche con carne es beneficioso para el cuerpo, es saludable. No en vano Hashem lo establece en la Torá como un precepto indispensable para alimentarse correctamente. El gran sabio Maimónides escribió interesantes tratados sobre la salud para mantener un cuerpo sano y de esta forma poder servir a Di-s correctamente.

El Creador les pidió a los noájidas simplemente que respeten a los animales y no les maltraten alimentándose de ellos cuando aún siguen con vida. Parece sencillo, pero a la vista de las corrientes culinarias que hoy en día están de moda queda patente que no todos tienen escrúpulos.

Olvidamos con cierta frecuencia que debemos comer para vivir y no al contrario, vivir para comer. La comida es deliciosa y es difícil controlarse pero debemos tener en cuenta esta máxima para no perder el rumbo y sobrecargar a nuestro organismo con comidas nocivas. No se trata solamente de seguir los preceptos que a cada uno le corresponden (según la halajá judía o según las leyes noájidas) sino que también hay que hacerlo teniendo en cuenta que debemos medirnos para no excedernos y caer enfermos, Di-s no lo permita.

Ser considerados y respetar a los animales es un precepto muy importante porque todo lo que nos rodea ha sido creado por Hashem y, si bien nos ha permitido consumir estos animales, no nos permite que cometamos actos de crueldad con ellos ni siquiera bajo el pretexto de alimentarnos. Hay que pensarse dos veces la procedencia de nuestra comida y no comer ciegamente sin saber qué nos llevamos a la boca. Como hijos de Di-s debemos mantener el respeto por el resto de los seres vivos y respetar a todas Sus criaturas.

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