A solas

¿Qué hacen cuando están solos en casa? ¿Cantan, bailan, se tiran en el sofá en pijama? Puede que hagan cosas que no harían si alguien les estuviera mirando, ¿cierto? Bueno, les tengo una noticia: háganse a la idea de que sus vidas es como “el Show de Truman” ya que HaShem siempre está mirando qué hacemos.

En la halajá judía hay unas leyes específicas que explican el comportamiento que debe tener una mujer cuando cabe la posibilidad de quedarse a solas con un hombre en un lugar. Hay que sopesar en primer lugar quién es ese hombre: hermano, primo, suegro… se sobreentiende que la esposa con el esposo sí se pueden quedar solos en el mismo lugar, aquí no hay duda. La duda viene cuando, por ejemplo, viene alguien a reparar la lavadora que se estropeó, o viene de visita el suegro, o tiene una reunión en el despacho del jefe con la puerta cerrada. En cada caso particular hay que tener en cuenta cómo es el lugar, si está cerrado con llave, si alguien podría entrar en cualquier momento, si la reunión tiene lugar en medio de la noche. Hay muchos factores que se deben considerar a la hora de comportarse con permisibilidad o bien evitar estas situaciones.

Como les decía, HaShem está siempre observando y ve nuestro comportamiento. No importa que solamente se queden el hombre y la mujer en la habitación y nadie vea qué pasa ahí. Precisamente este es el punto importante: que hay restricciones a la hora de mantener ese tipo de intimidad con otro hombre que no sea el esposo. Ya sé que estarán pensando que este comportamiento puede ser extremista o que no es necesario llevar las leyes hasta el límite. Pues bien, les diré que la recompensa por mantenerse fiel a los preceptos ordenados por nuestros rabinos es inmensa y asegura el shalom bait (paz en el hogar).

Hay que tener en cuenta que, como humanos que somos, tenemos la inclinación de comportarnos con ligereza en muchas situaciones. El acercamiento entre un hombre y una mujer, por motivos obvios, produce cierto cariño y si no se respetan los límites necesarios corren el riesgo de incurrir en transgresiones muy graves, que Di-s nos libre y guarde. Hoy en día no se tiene un especial cuidado en este punto, fuera del judaísmo y de los noájidas que tienen temor del Cielo. No importa que un hombre y una mujer cenen juntos en el apartamento de uno de los dos, o que se queden trabajando solos en la oficina hasta altas horas de la noche o que se abracen “como amigos” siempre que tienen ocasión.

Las relaciones interpersonales son un asunto muy serio, se pueden utilizar para muchas cosas buenas como estrechar lazos de amistad y potenciar el amor fraternal o en el matrimonio. Pero, como la mayoría de las cosas, si se utilizan de un modo inapropiado o con la persona errónea entonces pueden llevar a traer la desgracia a una familia. Por eso, cuando estudiamos las leyes para permanecer a solas, nos damos cuenta del valor tan grande que tiene este vínculo que se forma al estrechar lazos con alguien. No estoy diciendo que si viene el técnico del gas la mujer se va a quedar perdidamente enamorada de él, pero sí que es mejor vigilar el comportamiento para evitar un acercamiento no debido.

La relación marital es algo tan bonito, tan hermoso, que hay que cuidarlo como a la más delicada flor para que crezca y se mantenga al abrigo de las tempestades, que en este caso serían las peleas y las dudas sobre el comportamiento de la pareja. Si no hay actitudes sospechosas, entonces no hay nada que objetar sobre lo que el otro hace, ¿cierto? Por tanto, estas acotaciones sobre las posibilidades en las que una mujer se puede quedar a solas con un hombre son tan importantes de estudiar y de llevar a la práctica con el objetivo de disfrutar de una vida sana espiritualmente. Que HaShem nos dé el entendimiento necesario para cumplir como debemos como esposos y esposas dignos de la confianza de Di-s Bendito.    

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