El campo y el palacio

El Rey está realmente aquí. Cada persona puede acceder a Él con facilidad. ¿Quién sería tan tonto como para no aprovechar semejante oportunidad?

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 09.09.24

Una de las citas más memorables de mi antiguo Rosh Yeshiva Rabino Noaj Weinberg de bendita memoria, que está grabada en mi corazón y en mi cerebro, es: “Hazte a un lado y deja que Hashem dirija el mundo. Nuestro trabajo es mantenernos fuera de Su camino”. Aprendí muchas cosas en Aish Hatorah, por las que estaré eternamente agradecido, pero la lección de apartarse y no interponerse en el camino de Hashem es probablemente la más importante. Y eso es algo que veo una y otra vez todos los días de mi vida. Lo mejor que podemos hacer es dejar que Hashem conduzca; de ese modo, podemos disfrutar del viaje.

La semana pasada, un amigo me llevaba de Ashdod a Jerusalén. Él no suele escuchar la radio, pero la encendió un momento y enseguida oímos el parte nacional de tráfico de cada hora. “Tránsito denso en el carril este de la Ruta 1; circula muy despacio de Telzstone a Jerusalén”. Mi amigo me miró perplejo. No hay problema, le dije, Hashem quiere que tomemos la ruta inversa, por el camino de las preciosas colinas de Judea. Así que, en lugar de la Ruta 1, fuimos desde Ashdod por el valle de Ha’Ela, subiendo por las pintorescas colinas hasta Ramat Raziel. Justo al llegar cerca de la reserva natural de Har Tayassim, detuvimos el coche. Era un lugar perfecto para una hora de hitbodedut (oración personal). ¿Para qué dejar para más tarde lo que se puede hacer ahora mismo? Además, yo llevaba una hora de adelanto…

¡Qué regalo! A pesar de que Elul es quizás el mes más caluroso de Israel, una brisa fresca soplaba en la montaña, creando un clima natural controlado con aroma a pino. El cielo estaba cristalino y los senderos de la montaña estaban perfumados con salvia e hisopo. Los sonidos, los aromas y la vista de todo el horizonte Jerusalén-Hevrón de la Cordillera Azul de Israel eran embriagadores. Hashem hizo todo un atasco de tráfico sólo para mí, para traerme hasta aquí, a estas hermosas colinas, para que hablara con Él.

 
Por supuesto, las colinas también cantaban. Cada roca de la Tierra de Israel tiene su propia canción. De ahí saco mis melodías. Todas cantaban alabanzas a Hashem. Así que me uní a ellas, hablándole a Hashem en sintonía con la melodía que estaba escuchando. La brisa de los pinos era la música de fondo perfecta. Hashem incluso envió un pájaro carpintero para la percusión; el pájaro picoteó un ciprés en un tempo perfecto.

Vaya, es Elul. Tuve la fuerte sensación de que Hashem estaba allí mismo, en la montaña Tayassim, conmigo. Qué sentimiento tan impresionante e inspirador. Entonces recordé – un gran tzadik usó una vez esa expresión. Rabi Shneur Zalman de Ladi, el legendario Baal HaTanya y santo patriarca de la dinastía Jabad-Lubavitch, dijo lo mismo. En Likutei Torá (Reé, 32b), el Alter Rebe describe el estrechamiento del vínculo entre Hashem y el pueblo judío en el mes de Elul con la siguiente parábola:

“Antes de que el rey llegue a la ciudad palaciega, sus habitantes salen a saludarlo y lo reciben en el campo. En ese momento, cualquiera que así lo desee recibe permiso y puede acercarse a él y saludarlo. Él los recibe a todos de buena manera y les muestra a todos un semblante sonriente…”.

O sea que es verdad. El Rey está realmente aquí. Cada persona puede acceder a Él con facilidad. ¿Quién sería tan tonto como para no aprovechar semejante oportunidad?

Pero hay un pequeño inconveniente, continúa el Baal HaTanya. En Rosh Hashaná y Yom Kipur, el Rey – Hashem – está en Su palacio, sentado en Su trono con toda Su gloria. ¿Quién puede atravesar todos los guardias y la interminable jerarquía de palacio para llegar hasta el Rey? Eso ya no es tan fácil.

Dondequiera que estés, dondequiera que vivas, el Rey está en un campo justo ahí cerca de ti, ahora mismo. Incluso está en tu patio trasero. Ve a hablar con Él. Estos días de Elul están llenos de compasión Divina. ¿Para qué vamos a esperar a confesarnos en la Corte Celestial durante los días de justicia Divina? Dile al Rey lo que tienes en la mente en este mismo momento. Dile lo que hiciste mal desde la última vez que hablaste con Él (felices los que hablan con Él a diario), pídele perdón y pídele que te ayude a mejorar. Su perdón está garantizado. Aquellos que aprovechan el mes de Elul, pueden transitar rumbo a las Altas Festividades con una gran sonrisa en el rostro, porque ciertamente estarán inscritos para un maravilloso Año Nuevo, ¡amén!

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