Punto y aparte

Si nos quedásemos siempre en el mismo sitio, estancados, nunca llegaríamos a ninguna parte!

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Tali Mandel

Posteado en 16.03.21

Cambio de casa, de trabajo, de ciudad, de situación sentimental… hay muchas cosas que suponen una alteración del orden normal en nuestras vidas y que pueden dar miedo y causar incomodidad. Pero no cabe la menor duda de que son para bien.

 

Si nos quedásemos siempre en el mismo sitio, estancados, no tendríamos la posibilidad de avanzar. Obviamente, hay que hacer los cambios teniendo en cuenta que hay que respetar la voluntad de HaShem y, precisamente, en la mayoría de las circunstancias estos cambios son el deseo expreso de nuestro Creador para poder avanzar en la vida y aprender.

 

Es natural tener miedo a los cambios. Acostumbrarse a una nueva rutina no es fácil y normalmente viene asociado a muchos esfuerzos físicos o económicos pero sin ninguna duda una vez que la persona se ha acostumbrado a la nueva realidad agradece enormemente al Eterno por las enseñanzas aprendidas en el proceso y por la nueva situación en la que se encuentra.

 

Al cambiar de trabajo, uno se encuentra con nuevos retos que le fuerzan a aprender otros campos de estudio nuevos. Al cambiar de lugar de residencia o de instalaciones en las cuales trabaja, puede descubrir lugares nuevos e interesantes que no hubiera tan siquiera sospechado visitar antes de verse forzado al cambio. Es normal amar la rutina, acostumbrarse al lugar de siempre y tener unos conocidos de toda la vida con los que conversar. Sin embargo, ¿quién dijo que en otros lugares no se pueda encontrar una nueva rutina? Es sano, natural e incluso recomendable hacer cambios en la vida de vez en cuando.

 

Cuando vienen los hijos, cuando la persona se casa, incluso cuando se va de viaje hay muchas cosas nuevas a las que se tiene que acostumbrar de forma más o menos temporal. Hay estudios que revelan los grandes beneficios que tiene cambiar la rutina de vez en cuando para evitar enfermedades de degeneración neurológica como el Alzheimer o el Parkinson. Así que no tengan miedo a enfrentar nuevos retos. ¡HaShem está contigo!

 

Sin embargo, hay determinados puntos que es bueno que continúen formando parte de la rutina de la persona, como los rezos. Y, de hecho, el mantener esta rutina diaria de hitbodedut, agradecimiento, plegaria… ayuda a la persona a mantener su centro de referencia intacto aunque los cambios más increíbles estén sucediendo en su vida.

 

Aunque uno cambie de trabajo o residencia, puede encontrar una sinagoga cercana en la que rezar (en el caso de los judíos) o un nuevo grupo con quienes reunirse y hablar de Torá (en el caso de los noájidas). Aunque tu casa sea diferente, también puedes encontrar ese rincón especial en el que practicar tu hitbodedut diaria y verter tu corazón al Creador en busca de comprensión, de tranquilidad, de paz interior. Aunque haya muchos cambios en tu vida, HaShem siempre va a estar ahí. Él nos toma de la mano y nos guía hasta el lugar al que tenemos que llegar. No hace falta ponerse nervioso ni angustiarse por la necesidad de un cambio inminente. Simplemente hay que dejarse llevar y así alcanzaremos ese lugar que HaShem nos tiene preparado con tanto amor. Hay que mirar siempre hacia delante y afrontar con confianza los nuevos retos que HaShem pone en nuestras vidas.

 

 

 

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