El sabor de la vida

En estas últimas semanas de Elul antes de Rosh Hashaná, cada persona debe realizar una autoevaluación de manera muy seria. ¿Qué estamos haciendo en este mundo? ¿Para qué es todo esto? ¿Por qué la vida es tan difícil? ¿Para qué todas estas esperanzas y aspiraciones si el destino de todos nosotros es el cementerio?

La vida no tiene por qué ser tan sombría. De hecho, hasta puede tener un sabor dulce, pero …

Sin emuna, la vida no tiene sabor, porque al final, todos enfrentan el mismo destino desolador: la muerte. Si la muerte es el fin absoluto, entonces toda la vida es para nada. Incluso si uno logra hacer realidad sus sueños, no podrá disfrutarlos para siempre. Más aún, nadie sabe cuándo será su último día en este mundo. Todos los planes grandiosos de una persona pueden terminar abruptamente en cualquier momento. Y entonces uno se va de este mundo sin lograr la mitad de lo que esperaba lograr. De hecho, la mayor parte de la vida está llena de dificultades y sufrimiento más que de momentos de gozo, porque, como dijo el rey Salomón: "Porque todos sus días son dolor y disgusto".

Uno de los grandes sabios dijo una vez: "Todo el mundo dice que existe 'este mundo' y que existe 'el mundo venidero’. Creemos en el mundo venidero. Quizás también haya un 'este mundo', pero yo no no sé dónde, porque donde estamos ahora parece más bien un infierno, lleno de sufrimiento y tribulaciones. De hecho, no existe 'este mundo' en absoluto" (Likutey Moharan II: 119).

Fíjate en las personas que te rodean: tus familiares, vecinos, tus colegas en el trabajo, tus compañeros de estudios – todos tienen problemas. Algunos están plagados de problemas de salud. Para otros, el problema es un desafío económico o emocional. Algunos tienen problemas con sus hijos y otros directamente no tienen hijos y desearían tenerlos. Incluso si miramos de cerca las historias de éxito de renombre mundial, hay una persona que oculta su sufrimiento real detrás de la máscara de brillo. Mira todas las quiebras, divorcios y suicidios que acompañan a los ricos y famosos. La realidad está ahí bien clara: nadie tiene verdadera satisfacción en este mundo. Sin emuna, nada tiene sentido y prácticamente la vida no tiene un propósito.

La emuná le da sabor a la vida; es una razón para vivir. Incluso una persona que sufre toda su vida encontrará consuelo y fortaleza en la emuna. También recibirá la guía adecuada sobre cómo rectificar su vida y arrepentirse de manera efectiva para que pueda obtener la salvación sin más sufrimiento. El Todopoderoso no quiere hacer sufrir a la gente; el objetivo de las tribulaciones es desencadenar un proceso de autorectificación que le permita a la persona tener una vida dulce.