El tiempo y el Shabat – Mishpatim

Podemos darnos una idea de lo que es el Cielo ya aquí en este mundo a través de la santidad del Shabat – incluyendo esa sensación que uno tiene de la anulación del tiempo…

El primer precepto de la parashá de la Torá de esta semana es el del esclavo judío: “Si compras un esclavo judío, este trabajará durante seis años; y al séptimo año, quedará libre, sin cargo alguno. Si llega solo, se irá solo; si es marido de una mujer, su mujer se irá con él” 21:2-3). 

Rabí Natan de Breslev analiza por qué, en un sentido más profundo, el esclavo judío debe ser liberado al cabo de seis años. Él explica que la esclavitud no guarda ninguna relación con el pueblo judío. Por lo tanto, incluso este hombre judío que cayó a un nivel tan bajo que fue vendido por el Beis Din (tribunal judío) para ser un sirviente con el fin de pagar a las víctimas a las que robó, necesita ser liberado al séptimo año. 

El séptimo año es el aspecto del Shabat. El Shabat es una muestra del Cielo en este mundo y está por encima del tiempo. En Shabat, la luz de la fe brilla de una manera mucho más poderosa. Este siervo judío, debido a la falta de conocimiento y de emuná, cayó tanto en las limitaciones de este mundo – hasta el punto de ser vendido para trabajar en la servidumbre, debido a su robo. Por lo tanto, este esclavo judío no debe trabajar más de seis años, porque “el séptimo quedará libre, sin cargo”. En Shabat, cada persona, incluso aquel que ha sido un esclavo judío, puede conectarse a este aspecto de la anulación del tiempo; puede ir por encima de los confines de este mundo y conectarse con la fe y la santidad que están por encima de las limitaciones del tiempo (Likutei Halajot, Leyes de Brit milá, 4ª enseñanza).

Hashem está por encima del tiempo y del espacio, y podemos conectar con esta realidad incluso más en Shabat que durante la semana. Podemos elevarnos por encima de nuestras constricciones y tensiones diarias y conectarnos con una realidad diferente. 

Yo, personalmente, lucho mucho en esta área. Muchas veces, me encuentro restringido con el tiempo. Por ejemplo, ¿a qué hora quiero salir por la mañana para llevar a mi hija al colegio e ir a la sinagoga? Si llegamos tarde por cualquier motivo, me pongo nervioso. Siento que pierdo el control. Si tengo que estar en una reunión a una hora determinada, suelo tener ansiedad por prepararme y salir a tiempo. Siento muy fuertemente la constricción del tiempo. 

Sin embargo, aprendemos de esta enseñanza que cuando dejamos de lado el control y tenemos fe en que llegaremos a nuestro destino exactamente cuando se supone que tenemos que llegar, esto alivia gran parte del estrés y la ansiedad que conlleva. Cuanto más conocimiento y fe (daat y emuna) tengamos, menos sentiremos las constricciones del tiempo y el espacio. De hecho, no tenemos el control de nada, y cuando nos soltamos y dejamos que Hashem entre en nuestras vidas, vemos cómo nos ayuda exactamente en esos momentos y situaciones en los que no vemos la solución, basándonos en nuestra limitada percepción. El Shabat nos da la fe y la fuerza para elevarnos por encima de estas situaciones estresantes. En Shabat, damos testimonio de que Hashem creó el mundo en seis días, y descansó el séptimo día. Al observar el Shabat, expresamos nuestra fe en que Él es el Creador y el Rey del Mundo, y a través de esta fe, podemos elevarnos por encima de las limitaciones de tiempo y espacio que sentimos que nos detienen.