El Profesor de Annopol

"¿Y al Profesor de Annopol ya visitaste?" preguntó el Justo. "No lo visité, y la verdad que jamás escuché hablar de él"...

8 Tiempo de lectura

Rabino Shalom Arush

Posteado en 06.04.21

"¿Y al Profesor de Annopol ya visitaste?" preguntó el Justo. "No lo visité, y la verdad que jamás escuché hablar de él"…

Los Cálculos Divinos
 
El Creador conduce al mundo según los actos del hombre, y como está escrito en el sagrado libro del Zohar : (Introducción al Tikuney Zohar, 17) El Creador creó el universo para hacer conocer a los seres humanos su fuerza y su poder; mostrarles como el mundo se conduce, a veces por el atributo del juicio estricto y a veces por el atributo de la misericordia – todo según los actos de los hombres. Si sus actos son buenos, entonces los juicios estrictos se mitigan y se despierta la benevolencia y la Compasión Divina en el universo. Y también en el caso contrario, porque en la medida que el hombre se conduce – con esa misma medida el Creador se conduce con él.
 
Debido a que todas las enfermedades del hombre son causa directa de sus malas acciones y pecados, está bien entendido que la ciencia de la medicina – exacta, perfeccionada y profundizada cuanto sea no puede tener en cuenta todos los detalles que dependen de los Cálculos Divinos, como: los méritos y deudas del enfermo, si se arrepintió o no, que le fue decretado por el Tribunal Celestial, etc. Y ciertamente que no está en poder de ningún hombre – cuan inteligente y capaz sea – refutar los decretos del Creador. Si El decretó que alguien sufrirá una determinada enfermedad por un determinado tiempo, no le ayudarán ningún remedio o tratamiento. También por el contrario – si se mitigara el veredicto, y fuera abolido el decreto, entonces el enfermo se sanará aunque eso contradiga todo lo que la ciencia de la medicina conoce.
 
Para ilustrar lo precedente reflexionaremos sobre este caso: dos hermanos gemelos que nacieron con las mismas cualidades naturales, crecieron en el mismo ambiente, comieron la misma comida, etc. Es probable que en los primeros años de sus vidas su estado de salud sería parecido, aunque tampoco es esto seguro, pero cuando crecen, y empiezan a aparecer en cada uno de ellos las debilidades, los dolores y sufrimientos que tienen la gente mayor, se verá que cada uno de ellos tiene su propio "paquete" de enfermedades. Por medio de esto vemos con clara evidencia, que el estado de salud del hombre depende de sus acciones y no de las cualidades naturales, porque si dependiera de esto, sus estados de salud deberían ser muy parecidos, y incluso idénticos.
 
Milagros y prodigios
 
Este tema, que no existe ningún elemento natural en la salud del hombre, recibe validez viendo con claridad como en el momento que el hombre corrige lo que hace falta en el plano espiritual, enseguida desaparece la enfermedad sin la intervención de ningún elemento natural. Si la curación dependiera solo de la naturaleza, mismo después que el hombre se arrepintió y su Veredicto Divino cambió, debería esperar el proceso natural de su curación y también ayudarse con medicamentos. Existen situaciones, en las que ya se le causó al hombre un daño irreversible que ya nada le podrá ayudar.
 
Pero en vista que las cosas no son completamente así, se ve sin ninguna duda que en el momento que el hombre corrigió lo necesario, enseguida cambia su situación de un extremo al otro sin ninguna intervención de la naturaleza, y se sana inmediatamente. Vemos así más y más claramente, que todo lo que tiene relación con la curación – no tiene nada que ver con la naturaleza.
 
Esto es algo que el autor de este libro vio con sus propios ojos, en cientos de casos en que acompañó a enfermos dirigiéndolos y fue testigo del cambio inmediato y radical de la naturaleza, enseguida después del arrepentimiento del enfermo; en casos personales que el mismo vivió, vio como la naturaleza cambia completa y inmediatamente enseguida que el hombre entiende lo que tiene que corregir.
 
Uno de estos casos que se puede contar, sucedió en un día de fiesta. Tuvo el autor una grave infección en uno de sus dientes, y sufrió dolores terribles. Le dijo a su familia, "¡Necesito un tratamiento urgente para mi diente!"
 
"¡¿Que?!" – Se asombraron – "¿Vas a ir al dentista en pleno día de fiesta?" – "Si" – Les dijo – "Es necesario hacer un profundo tratamiento urgentemente. Estoy sufriendo fuertes dolores, ¿es apropiado quedarse sufriendo en pleno día de fiesta? ¡Yo voy a hacer un profundo tratamiento con el mas grande médico que existe, el Creador!"
 
Se acercó el autor a un campo que estaba cerca, comenzó a hablar con el Creador y a pedirle que le muestre porque pecado se le produjo esa infección en el diente. Entonces se examinó a si mismo y se autocriticó, no abandonó su búsqueda hasta que encontró la causa por la que fue castigado. Inmediatamente después que se arrepintió – ¡Enseguida desapareció la inflamación, los dolores pasaron y desaparecieron! ¡Sin antibiótico y sin tener que esperar que baje la inflamación poco a poco, sin ninguna intervención de la naturaleza! Inmediatamente después que corrigió lo que debía, desapareció también la causa que le llegó para estimularlo a la corrección.
 
¡No existe la naturaleza!
 
Y con esto quisiéramos fortalecer a todos los enfermos – ¡No existe ninguna naturaleza! El que andará por el sendero de la plegaria y el arrepentimiento, verá milagros con su propios ojos. Porque cuando el Creador desea sanar a alguien, no necesita ninguna ayuda.
 
Esto es lo que se enseña (Likutey Moharán I, 62), que la esencia del error de los alejados de la fe en el Creador, es debida a que creen que el mundo se conduce por medio de los astros. Por lo tanto, se equivocan cada uno según su error: hay los que piensan que la naturaleza dirige el mundo entero; y hay los que creen en el Creador pero piensan que debe haber un mediador, como en el caso del becerro de oro, que quisieron hacerlo intermediario entre ellos y El, como dijeron (Éxodos 32:1): "Para que vaya delante nuestro".
 
En esto se equivocan muchos, y hacen de las causas un intermediario entre ellos y el Creador. Es decir, que creen en el Creador, pero creen también en los intermediarios y dicen que las causas son indispensables. Por ejemplo, creen que la causa de tener sustento son los negocios, y los transforman en lo esencial, como si el Creador no tiene el poder de dar sustento sin la causa del negocio; o por ejemplo que creen que la causa de la curación son las drogas y los medicamentos, y hacen de ellos lo esencial, ¡como si el Creador no puede curar sin ellos!
 
Pero no es así. Porque el Creador es la causa de todas causas, el motivo de todos motivos, y no necesita ninguno de ellos. Y cuando nos ocupamos de esas causas, debemos creer solo en el Creador y no hacer de ellas lo esencial.
 
 
Milagros revelados
 
Para reforzar este punto, traeremos dos hechos que tuvieron muchos testigos, y por ellos veremos verdaderamente, que no existe ninguna naturaleza.
 
El primer hecho esta reportado en el libro "Conversaciones del Rabi Najman de Breslev" (conversación no. 187):
 
"Una vez, se acerco al gran Maestro uno de sus discípulos que estaba enfermo con un fuerte dolor en la mano, hasta tal punto que le era imposible moverla. Tenía la mano atada a su cuello con un pañuelo como se acostumbra, pues le era imposible bajarla por el dolor que sentía. Le dijeron a nuestro Maestro que el hombre necesitaba beber agua con sal y tomar medicamentos.
 
Este hombre era muy pobre y no tenía dinero para medicinas. El sábado, cuando estaba desayunando, preguntó nuestro gran Maestro a los que estaban sentados alrededor, si ese hombre tenía fe en el Creador, le respondieron: "Si". Y repitió su pregunta, y siguió preguntando de si tiene fe, y le contestaron: "Si". De repente, nuestro gran Maestro ordenó al hombre que saque la mano del pañuelo y que la baje, el hombre se asustó muchísimo. También todos los presentes se asustaron y se sorprendieron de esta extraña situación, pues ya hacia mucho tiempo que este hombre tenía su mano enferma, hasta el extremo que ya no la podía bajar, ¡¿Y ahora de repente bajarla?! Pero inmediatamente después que nuestro gran Maestro lo ordenó, que fue como un decreto, le sacaron al hombre el pañuelo que le mantenía la mano fija a su cuello, y este bajó la mano. Este fue un milagro revelado a todos, como la mano se curó en ese mismo momento, volvió a estar sana y fuerte como la mano de todo hombre, hasta el día de hoy."
 
Este hecho, que tuvo muchos testigos, demuestra que totalmente no existe ninguna naturaleza. Porque según la naturaleza, no existe ninguna forma de revivir a aquellas células y músculos heridos y enfermos en un instante. Porque se puede entender que sea posible curar las células enfermas a lo largo de un tiempo por medio de medicamentos, ¡¿pero curarlas en el momento?! ¿Quién lo puede hacer? Solo el Médico de enfermos por si mismo, el Creador. Por esto, solo por el poder de la fe de ese hombre, se curó su mano completamente sin ninguna causa – ¡E inmediatamente!
 
El segundo hecho ocurrió con el gran Justo Baba Sali, que levantó a un inválido de la silla de ruedas. Esto también fue frente a numerosos testigos. También este hecho nos demuestra totalmente que no existe ninguna naturaleza, porque ese hombre era un inválido hacía ya muchos años ¿y como es que de repente se revivieron todas las células y los nervios que estaban completamente atrofiados? Solo por el Resucitador de muertos mismo. Por la fuerza de la fe y por la fuerza de la plegaria del Justo, el Creador le revivió los células y nervios y el hombre se levantó de la silla de ruedas.
 
 
El profesor de Annopol
 
El hombre debe saber que el Creador cura toda carne, El y solo El.
 
La siguiente historia sucedió cuando llegó hasta el famoso Justo Mordejai de Nesjiz un hombre, y le contó que sufría una grave enfermedad:
 
Le preguntó el Justo: "¿Y al profesor de Annopol ya visitaste?" Le contestó: "No lo visité, y la verdad que jamás escuché hablar de él". Le dijo el Justo: "Entonces, viaja a él, y ciertamente podrá encontrar una cura a tu enfermedad".
 
Aceptó el hombre el consejo del Justo, y salió a un largo y agotador viaje, hasta que llegó a la ciudad de Annopol. Cuando bajó del carro que le llevaba, preguntó el primer hombre que encontró donde vivía el famoso profesor. Le preguntó el hombre: "¿De que profesor estás hablando?"Le contestó: "hablo del conocido e importante profesor que vive en esta ciudad". Le respondió: "No tenemos en nuestra ciudad ni un médico ni un simple enfermero, y con mayor razón no tenemos un profesor famoso". "Entonces" Preguntó el hombre enfermo – "¿Como ustedes se curan?" Le respondió: "Muy simple, cuando un hombre tiene una enfermedad, se arrepiente, se dirige al Creador con plegarias, le pide que lo cure, y así se sana."
 
Volvió decepcionado el hombre enfermo al Justo y le dijo: "No hay ni un médico o enfermero en Annopol, ¿Por qué entonces me mandaste en vano allí?" Le pregunto el Justo: "¿Y como la gente de Annopol se cura sin tener un médico en su ciudad?" Le contestó el hombre: "Cuando les llega un dolor o alguna enfermedad, se arrepienten, y rezan al Creador, y así se curan". Le dijo el Justo: "Este es precisamente el gran profesor al que yo te mande – ¡el profesor de Annopol!"
 
El Creador es el Profesor que está en todo lugar. El es el experto en curar cada enfermedad, incluso solo por medio de pan y agua, como está escrito (Exodus 23:25): "…y El bendecirá tu pan y tus aguas; y Yo quitaré las enfermedades de dentro de ti."
 
Así contó el hijo del gran sabio, el autor del libro "Jafetz Jaim", que su madre casi nunca pidió ayuda a médicos en la crianza de sus hijos. Cuando alguien de la familia se enfermó, pidió el sabio repartir 18 kilogramos de pan a los pobres, y el mismo subió a rezar en el desván, y la enfermedad desapareció.
 
]Nota del Editor: Este artículo refleja la verdad absoluta de la Creación. Sin embargo, el hombre debe conocer su auténtico nivel espiritual sin engañarse y con trabajo espiritual aspirar subir los niveles de la fe. Debe hacer todo lo mejor que pueda, rezando y arrepintiéndose, acordándose ante todo tratamiento médico que es el Creador quien le da salud. No obstante, debe rezar y pedirle al Creador que el médico acierte con el tratamiento y la medicacion adecuada y tener fe que El le ayudará. En los siguientes artículos ampliaremos sobre este tema.]
 
Continuará…
 
 
(Extraído del libro "En el Jardín de la Fe" por Rabi Shalom Arush)

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario

Material sobre este tema

Featured Products