Vaigash – ¡La Revelación!

En el momento culminante de la revelación, Iosef ordena que todos los intrusos salgan de la habitación y lo dejen sólo con sus hermanos…

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Rabino Israel Ciner

Posteado en 05.04.21

 En el momento culminante de la revelación, Iosef ordena que todos los intrusos salgan de la habitación y lo dejen sólo con sus hermanos…
 
 
La revelación
 
La Parashá de esta semana, Vaigash, trata principalmente del momento en que Iosef (José) revela su verdadera identidad a los hermanos y la subsiguiente emigración de Yaakov y su familia a Egipto. Un aspecto difícil de entender de este episodio es que Iosef debe haber sabido que su padre lloraba y estaba de luto pues lo suponía muerto a Iosef. Además Iosef tuvo muchas oportunidades en las que podía avisar o aún visitar a su padre y ahorrarle mucha angustia. ¿Por qué Iosef no lo hizo?
 
El Ramban, Maimónides, (42:9) explica que Iosef sabía que sus sueños no eran simplemente sueños, sino eran visiones proféticas que tenían que ocurrir. Iosef tenía que esperar hasta que fuera elevado a una posición de realeza. Sólo entonces los once hermanos se prosternarían frente a Iosef como las gavillas del sueño.
 
 Si Yaakov se hubiera enterado que Iosef estaba vivo, habría ido a verlo de inmediato. Sólo después de que las gavillas se habían prosternado, el segundo sueño del sol (representado por Yaakov), la luna (representado por Bilhah que lo había criado) y las once estrellas (los hermanos) podía cumplirse.
 
Cuando los hermanos llegaron por primera vez sin Binyamin, Iosef se dio cuenta que antes de poder revelar su identidad debía encontrar una manera de forzar a Binyamin venir aEgipto, con lo cual estaría cumpliéndose la primera profecía. Por lo tanto los trató duramente y advirtió que ningún alimento iba a ser suministrado a menos que todos los hermanos vengan. Una vez que la primera profecía se había cumplido, Iosef estaba en condiciones de revelar su identidad, traer a Yaakov y familia, y producir así el cumplimiento de la segunda profecía. 

En el momento culminante de la revelación, Iosef ordena que todos los intrusos salgan de la habitación y lo dejen sólo con sus hermanos. “¿Yo soy Iosef, está vivo mi padre todavía?” (45:1), les dice Iosef. Los hermanos, en un estado de shock y desconcierto, son incapaces de contestar. Iosef entonces los alivia.: “y ahora no se pongan tristes”(45:5) – sé que están tristes por la venta – yo no soy un esclavo y no hay razón para la tristeza, “Ni estén enojados”. 
 
El Ramban explica que uno se enoja normalmente cuando una acción produce precisamente el resultado opuesto a lo originalmente pensado. Los hermanos habían vendido a Iosef para evitar que los sueños se cumplan, ¡y sus acciones llevaron a lo opuesto! No obstante, no estén enojados, “Pues por (su) sustento HaShem me ha enviado aquí antes que ustedes”. De hecho, sus acciones los han beneficiado tremendamente. Hay ahora una persona que puede ayudar a mantenerlos durante los años de hambre. 
 
Iosef entonces se abraza con su hermano Binyamin – el único otro hijo de Raquel – y juntos lloran. Rashi cita el Midrash que dice que Iosef lloraba por los dos Templos de Jerusalén que estarán en la porción de Binyamin y que posteriormente terminarían en ruinas. Binyamin lloraba por el Mishkán (el Tabernáculo – el lugar temporario del Arca hasta que se establece en Jerusalén) que estaría en la porción de Iosef y sería destruido. 

El Divrei Israel hace tres preguntas a este comentario del Midrash: 1) por qué escogió este momento para llorar por la tragedia futura? 2) ¿por qué cada uno lloro por la destrucción de la porción del otro y no por la propia? Y finalmente 3) ¿Acaso Binyamin no se dio cuenta que la destrucción del Mishkan en la porción de "Iosef" permitiría que los Templos sean construidos (en su porción)?
 
 El Divrei Israel explica que Iosef y Binyamin lloraban lágrimas agridulces en su reunión. Ellos se dieron cuenta que era "sinat jinam" – odio gratuito – que lo que los separo durante todos esos años. Ellos también vieron que este odio gratuito continuaría con sus descendientes alejando así, la Shejina (la Presencia Divina de HaShem) y a precipitando la destrucción del Templo. 
 
Iosef y Binyamin se dieron cuenta que la única manera de anticiparse a esta futura desgracia era justamente actuar con "ahavat jinam" – amor gratuito. Cuidar aún más lo del otro que lo propio. Esto fue lo que Iosef y Binyamin entendieron. Binyamin lloró por la destrucción del Mishkan en la porción de Iosef aun cuando esa destrucción fue lo que permitió que el Templo sea construido en su porción.
 
Binyamin pensó: "estoy dispuesto a renunciar a mi felicidad, mi honor, si eso le ahorra su dolor, su degradación". Justamente el “sinat jinam” fue lo que causó nuestro galut (exilio) actual. Pero preocuparse por el dolor y sufrimiento ajeno, el avat jinam es lo que causará la redención de HaShem, pronto en nuestros días.
 
 
¡Shabat Shalom!
 
 
(Gentileza de www.tora.org.ar)

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