Beshaláj – El Riesgo Tiene su Precio
El Rey David le pidió a HaShem que lo pruebe para medir su capacidad y fortaleza de espíritu, pero…
El Rey David le pidió a HaShem que lo pruebe para medir su capacidad y fortaleza de espíritu, pero…
El riesgo tiene su precio
“Y fue cuando envió el Faraón al pueblo, Di-s no los condujo por la ruta de la tierra de los Pelishtim, ya que era cercana, pues dijo Di-s: Quizás el pueblo cambie de idea cuando vean la guerra y regresen a Egipto.” (- Éxodo 13:17)
El Eterno no quiso llevar directa e inmediatamente al pueblo de Israel, luego de su salida de Egipto a la tierra prometida, por el camino más corto, el cual sería atravesando la tierra de los Filisteos, ya que ese pueblo era gente aguerrida que seguro iban a ofrecer resistencia. Por lo tanto prefirió alargarles el trayecto con el fin de evitar un impacto de guerra y no causar un enfrentamiento y posible arrepentimiento del Éxodo tan anhelado.
En otras palabras se podría expresar así: El Todopoderoso no quiso poner en riesgo a su pueblo, consideraba preferible tomar el camino más largo pero seguro, que el más corto y peligroso. Del mismo modo encontramos en el tratado de Sanedrín 107 A. “Dijo Rab Iehuda en nombre de Rab: “Siempre la persona debe evitar los riesgos” Ya que el rey David buscó su riesgo, o mejor dicho: arriesgó y fracasó.
El Talmud se refiere a todo tipo de riesgos, no obstante hace alarde a las oportunidades en que el Rey David le pidió a HaShem que lo pruebe para medir su capacidad y fortaleza de espíritu. El monarca le preguntó a Di-s: ¿Por qué rezan en las plegarias diarias, “Di-s de Abraham, Di-s de Itzjak, Di-s de Iaacob” y no rezan también el Di-s de David? -Ellos fueron examinados y probados, tú no – Le respondió HaShem. Fue entonces cuando el Rey David imploró: “Examíname, oh Di-s, y pruébame” -Salmos 26. El Todopoderoso le contestó: voy a probarte en un tema especial, sin embargo tú ya estás anuente de la prueba, ellos (los patriarcas) no sabían que yo los estaba probando, de todos modos te daré la oportunidad de competir en relación a las mujeres.
Dijo Rab Iehuda, desde el momento que David HaMelej supo que será sometido a una prueba de infidelidad, decidió mantener relaciones con su esposa durante el día, para sentirse satisfecho y de ese modo evitar pensamientos y fantasías. Sin embargo el Talmud asevera que el efecto resultó contraproducente, ya que la Halajá indicaba: “Un miembro viril pequeño tiene el hombre, cuando lo alimenta mucho, permanece hambriento y cuando se lo deja con hambre se satisface”. El error cometido por David fue el hecho de creer que, saciando su apetito sexual, no incurriría en tentaciones.
“Y fue por la noche, David caminó por la azotea de su palacio y vio una mujer bonita…” – Samuel II, 11:2.
La Guemará trae que luego de todo lo acontecido (no abordaremos el tema de David si pecó o no, ya que el Talmud se extiende en distintos tratados) David rezó: Ojalá hubiese tenido colocado un bozal en mi boca, cuando le pedí a HaShem que me probara.
El hecho de haberse involucrado en una prueba fue lo que le causó el fracaso. Nosotros rezamos todos los días: “no nos involucres en una prueba” ya que el riesgo de caer en ella o fracasar es muy grande. Si me preguntaran: ¿No sería mejor adentrarse en la prueba y superarla, saliendo victorioso? Los sabios nos enseñaron: los seres humanos vivimos pruebas constantemente. Di-s nos coloca diariamente en situaciones que debemos resolver y afrontar. ¿Para qué incursionar en situaciones de riesgo? El día de mañana nos van a reclamar en el Cielo por el hecho de acercarnos a personas o sitios inadecuados, aunque no hayamos cometido ningún error o pecado. ¿Qué responderemos?
Al respecto cabe relatar aquí lo citado en Masejet Avoda Zará 17 A. cuenta el Talmud: Rab Janina y Rab Yonatan iban caminando por un sendero, llegaron a una bifurcación, un camino conducía a la puerta de una casa de paganismo e idolatría y el otro los dirigía a un prostíbulo. Los rabinos tenían que pasar obligatoriamente por uno de los dos para llegar a destino; le dijo uno a su compañero: “vamos a tomar el primer sendero, ya que hoy en día no existe tanta atracción a la idolatría y no será factible que nos tiente en el pecado”.
Su acompañante le respondió: “Mejor vamos por el que pasa por donde se encuentran las prostitutas, así doblegamos a nuestro instinto y conseguimos una recompensa en el Cielo. Finalmente optaron por lo último, cuando llegaron allí, nos relata el Talmud que las mujeres que estaban expuestas a los transeúntes, al verlos a los Sabios se escaparon por la vergüenza que les daba. Le preguntó el erudito a su par: ¿de dónde sabías que iba a ocurrir esto? Rashí explicó al respecto: La inquietud radicaba en el hecho de que se arriesgó a pasar por un lugar prohibido, sin temer al pecado. Hay un versículo que reza: “Quien se conduce con la Torá tiene protección”. Mishlé 18 ver 1
Hasta aquí la Guemará. Explican los Baalé Musar, solamente los Sabios que tienen una caparazón protectora de Torá muy poderosa pueden adentrarse en el peligro. Sólo quien es portador de esa protección puede arriesgarse a pasar por un sitio así, dado que estos grandes eruditos todo el camino se la pasaban citando palabras Torá, por eso no tropezaron. El Tosafot aclara que no existía otro camino para tomar, pues si no fuese así estarían cometiendo un error al pasar por ese sendero.
Nuestros sabios nos indicaron (Baba Batra 57 B) “Se lo consideraba un malvado al que tenía varios caminos para tomar y optaba por el que se veía a las mujeres cuando iban a lavar la ropa al río y al pasar se podría llegar a ver sus partes íntimas al agacharse. Por lo tanto, el que buscaba pasar justamente por ahí se transformaba en una persona mal considerada por los Sabios. Lo mismo encontramos con Iosef Hatzadik, el versículo reza: “Y se escapó y salió afuera” Génesis 39 ver. 12 Iosef dejó su vestimenta con la mujer de Potifar, que quiso seducirlo y se escapó. El Najmánides preguntó ¿qué necesidad tenía Iosef de dejar su ropa, acaso no disponía de sus fuerzas para llevársela?
Sino la contestación es simple, él se escapó de esa prueba, no quiso negociar ni entablar algún diálogo con esa depravada, le huía completamente a la situación. ¿Para qué quedarse en una situación de peligro? Es de público conocimiento que el Nazareno no puede comer uvas ni beber vino. Los sabios de Israel le dictaban a éste: “Ni te acerques alrededor de un viñedo” El Rab Jaim Shmulevitz zt”l interpretaba el siguiente pasaje Talmúdico, según lo antedicho. “El hombre cae en el pecado solamente si entra en él una locura” Tratado Sotá pág. 3 a
Aparentemente uno se pregunta: ¿Cómo puede ser que el ser humano, lo más sublime, el elixir de la creación, caiga en el fervor y la pasión del pecado? Solamente al que lo ataque una “corriente de locura”, un demente por segundos”, comete ese error. Pero siendo así, no se lo podría condenar nunca, ya que consideramos que este sujeto se hallaba en un estado de tontera. La explicación que nos brinda el destacado Rosh Yeshivá es fabulosa: Se lo compara a un individuo que se encontraba parado sobre el filo de un precipicio, observando el paisaje. Inesperadamente una ráfaga de viento lo golpea y empuja causándole la pérdida del equilibrio. Lastimosamente cayó hacia el abismo. ¿Es lógico decir que él no tuvo la culpa pues el viento lo azotó?, ¡no! ¡Decir eso es un error garrafal!, él es responsable por haberse parado en un lugar de riesgo. ¿Quién lo mandó a meterse en ese peligro? Si se hubiese dedicado a contemplar el panorama desde unos metros más atrás, no se hubiese caído, el culpable es él por el hecho de haberse acercado hasta ese punto.
Regresemos al pasaje Talmúdico, solamente por una tontera el hombre peca, y justamente por eso hay que considerarlo culpable por el hecho de permitir el acercamiento al peligro, a la locura, en el sentido literal al peligro a caer en las tentaciones, los deseos prohibidos, más todo lo que concierne al pecado. El hombre debe alejarse sin permitirse acceso al peligro. Incluso el Rey David, cuando supo que sería puesto a prueba trató de buscar los recaudos correspondientes. Sólo que los Sabios nos enseñan que se equivocó en el sistema escogido, ya que en lugar de alejarse del peligro, la táctica que había elegido lo llevó a acercarse más y más…
HaShem nos liberó de Egipto y nos legó otra enseñanza grande, el camino aunque sea más corto, si es peligroso, hay que alejarse y escaparse ya que el riesgo tiene su precio…
Shabat Shalom.
– Extraido de Karna de Itzjak –
(Gentileza de www.tora.org.ar)
2/05/2020
En medio de un horno un justo por más que se este quemando, se quema…Daniel nos enseña cuando estaba en el mismísimo horno, aunque se quemara No dejaría de Creer en HaShem… Mucho que aprender antes de la acción o caída esta el libre albedrío… Nuestra decisión de Fe y después de la caída, la misma es la enseñanza de que a cada rectificación ha habido transgresión… Esa transgredión vista con conciencia nos ayudará a cambiar y pedir al Creador no haya Juicio Celeste y si HaShem nos perdone y nos de Fe para rectificar…El actuar de David nos confirma el amor de Dios a sus hijos, el apoyo a nuestras vivencias y procesos…Sin embargo Tofo en su justa medida… Cada uno y una tiene sus inclinaciones y muchas veces ese trabajo por rectificar, es cada día y es que David mmm le gustaban las mujeres como al hijo Salomón… Solo el Eterno puede ayudar a pasar los puentes angostos y estrechos…Y por eso los justos saben que la Fe certera en HaShem es la llave para tener plena certeza de que aún en un horno de la prueba no caeré por el va delante nuestro
2/05/2020
Excelente nunca lo vi así. Siempre pensé que por ser mas corto habría menos riego, y el camino más largo ademas de cansado podría dar sorpresas.