Absolutamente, Baruj Hashem

Yo nunca fui a una reunión de la escuela secundaria, pero el hecho de ver a un ex compañero de clase brillando en la portada de un importante periódico me llevó preguntarme con temor: “Nu, ¿y yo qué he hecho en la vida?”.

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David Ben Horin

Posteado en 13.11.22

Yo nunca fui a una reunión de la escuela secundaria, pero el hecho de ver a un ex compañero de clase brillando en la portada de un importante periódico me llevó preguntarme con temor: “Nu, ¿y yo qué he hecho en la vida?”.

Siendo un “jozer beteshuvá” (una persona que retornó a sus raíces judías), me crie con expectativas seculares. Incluso cuando mis prioridades cambian a ¿qué quiere Hashem de mí?, esas expectativas originales no desaparecen. Todavía hay una vocecita que reclama por qué fue Elon Musk, y no yo, quien acaba de convertirse en CEO de Twitter.

Gracias a Dios por ello.

Si nunca hubiera dudado de mi decisión de vivir una vida Torah, nunca tendría que revisar una y otra vez por qué sigo haciéndolo.

Este hermoso ejercicio refuerza lo importante que es vivir una vida que encuentra el favor de la única reunión que importa: la que tendré con mi Hacedor en, si Dios quiere, 72 años.

Los tres recordatorios

Alrededor de la mitad de la vida, uno comienza a preguntarse: “¿Vale la pena lo que estoy haciendo?”.

Es una especie de advertencia de “última oportunidad”. Parecería que tengo un último momento para dar un gran giro a mi vida. Los Sabios nos dicen que hagamos un gran cambio en nuestra vida diaria a los 50 años – posiblemente porque saben muy bien que más allá de esta edad, los grandes cambios se convierten en enormes desafíos.

Esta fuerza alimenta la gran pregunta: ¿Por qué DIOS y no el CEO? 

Hay tres hermosas razones por las que una vida de Torá es el único camino a seguir:

1.      El pueblo judío es comparado con una vid. El roble no produce frutos. Su propósito es la madera que produce. Se puede cortar y construir casas, muebles y casi cualquier cosa. Hay árboles frutales cuyos troncos son de poca utilidad, pero producen frutos.

No ocurre lo mismo con la vid. Las ramas de la vid no tienen ningún valor. Una vez cosechadas las uvas, las ramas se desechan. El único propósito de la vid es producir uvas.

Por eso se compara al judío con la vid. El judío es puesto en este mundo para servir a Dios a través de Sus mandamientos. Es como una vid cuyo fruto son las mitzvot.

Sin las mitzvot, es tan útil como las ramas.

2.      En la Parasha de Noaj, vemos esto de primera mano.  Lemej era descendiente de Caín. Uno de sus hijos fue el primero en producir música. Otro revolucionó la agricultura al permitirles a los pastores alimentar grandes rebaños de ganado. Otro desarrolló el concepto de fundición de metales a partir de la piedra.

Los hijos de Lemej fueron los Jeff Bezos, Elon Musk y Bill Gates de su época. Sus innovaciones crearon prosperidad y comodidad para todos en la tierra.

Uno se imaginaría que, por todo su trabajo, les iban a dar una suite VIP en el Arca de Noaj.

Pero a Hashem no le importaban sus logros profesionales. Lo que realmente importa en la vida son las mitzvot. ¿Eres una persona amable? ¿Eres una persona honesta? ¿Reconoces al único y verdadero Dios?

Llegar a rezar los servicios de la mañana es más importante para Hashem que llegar a la oficina del CEO de Apple, Inc. para beber tu tercera taza de café. Noaj no logró nada de lo que hicieron los hijos de Lemech – pero ese no era el objetivo de su existencia.

Él vivió una vida justa según Dios, y Hashem lo salvó – (no el CEO de Google o Amazon).

3.      Rabí Najman de Breslev nos dice que caminar 4 amot en la Tierra de Israel es una mitzvá. Ponerse los tefilín es una mitzvá. Recitar el Shemá es una mitzvá. Agradecer a Dios por los momentos difíciles de nuestra vida teniendo emuná de que todo viene de Dios, y es para nuestro bien, y es un mensaje de nuestro Padre para nosotros con el fin de permitirnos mejorar, es una gran mitzvá.

Hay muchas maneras de hacer que nuestra vida sea valiosa. Hashem nos da infinitas oportunidades para que seamos una persona útil. Cualquiera de nosotros puede hacerlo. Por eso aprendemos en la Guemará que los que parecen estar “en la cima” en este mundo, están “en el fondo” en el Otro Mundo, y los que están “en el fondo” en este mundo están en “la cima” en el Otro Mundo.

Tienen sus prioridades claras.

Ojo. No estoy diciendo que el chico con el que compartí la clase carezca de nada de esto – no lo conozco. Sólo nos sentamos uno al lado del otro y tomamos notas.

Pero cuando lo veo en la portada de un periódico importante, y me veo a mí mismo frente a un espejo, tengo que hacer una pregunta seria a la persona que me devuelve la mirada:

¿Estás seguro de que vas por el buen camino?

Absolutamente.

¡Baruj Hashem!

La familia Ben Horin vive en Afula con sus hijos, un nuevo centro de alta tecnología, vecinos judíos y árabes, y Matilda, el camello local. La startup israelí de David, Center Stage Content, ofrece servicios de contenidos para startups y pequeñas empresas.

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1. Isanel cardenas

11/13/2022

Muchas muchas muchas HASHEM, por pemitirme escuchar la verdad. Gracias rabino.

Gracias por tu respuesta

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