El viaje espiritual de la ley judía

Para ser capaz de aprender, entender y acatar cada una de las halajot, se necesita toda una vida de compromiso.

2 Tiempo de lectura

David Ben Horin

Posteado en 16.08.23

Hay cuatro tipos de personas entre los que asisten al Beit Hamidrash. El que va pero no hace nada, ha obtenido la recompensa de ir. El que estudia pero no va a la sala de estudio, ha obtenido la recompensa de estudiar. El que va y estudia es un jasid. El que ni va ni estudia es un malvado. – Pirkey Avot – Ética de los Padres, 5:14

Mi esposa y yo tenemos un juego. Estudiamos dos páginas del Shulján Aruj, el Código de la Ley Judía, delante de un bol grande lleno de trocitos de sandía. Cada página puede tener entre dos y doce leyes.

Si estudiamos una ley sobre algo que ya estamos haciendo, cada uno toma dos pedazos de sandía. Si estudiamos una ley sobre algo que todavía no sabemos hacer, tomamos un trozo de sandía. Si estudiamos una ley sobre algo que podríamos estar haciendo y decidimos empezar a hacerlo, entonces tomamos tres pedazos.

La ley judía se llama halajá, que significa “moverse” o “caminar”.

Si condujera a 100 kilómetros por hora por la autopista y un policía me parara para darme una multa por conducir bien, me alegraría. Pero acatar la ley del país no te hace avanzar- simplemente evita que te quedes atrás en forma de pagar multas, cumplir condena en la cárcel o que tu historial se vea manchado por un delito. 

El Shulján Aruj tiene 600 páginas con un promedio de al menos 6 leyes en cada página. Eso puede formar un total de más de 2.400 leyes que cubren la vida del judío.

Para ser capaz de aprender, entender y acatar cada una de las halajot, se necesita toda una vida de compromiso.

Es un viaje lento en el que, por cada ley que aprendes, das un paso adelante.

Por eso medimos nuestro progreso en frutos.

Tomemos, por ejemplo, una de las Leyes del Shabat:

Las velas de Shabat se deben encender al menos 30 minutos antes de que salgan las tres estrellas.

El Shulján Aruj nos está dando buenas noticias: nos está indicando que tenemos que cumplir una mitzvá que probablemente ya estamos cumpliendo. Siempre que encendemos las velas a la hora indicada estamos cumpliendo una mitzvá.

Incluso cuando el estudio es demasiado complicado, se nos premia por hacer el intento.

¡Agarra un trozo de sandía!

¡Toma tres pedazos de sandía!

¡Eso es halajá! Dar pequeños pasos hacia Hashem doblando gradualmente las paredes de nuestra zona de confort.

Seguir el límite de velocidad significa que no serás castigado.

Seguir las leyes de Hashem te acerca a Dios.

Te vuelves más sensible espiritualmente a todo lo bello que te rodea. Quieres acercarte aún más a Dios. A medida que asumes leyes como “no hables de asuntos ajenos a Shabat en Shabat”, que constituyen la “fruta al alcance de la mano” de la mejora personal y espiritual, las leyes que antes parecían ser “fanáticas” o “demasiado complicadas”, de repente tienen mucho más sentido.

Muchas de las leyes que ahora mismo parecen “extremas”, con el tiempo se convierten en “fruta al alcance de la mano”.

Este es el viaje espiritual de la Ley Judía. Un pequeño paso cada vez, escalando montañas a medida que te adentras en la Tierra Santa.

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario