Liberandote!

HaShem es el Rey del Universo, así que ¿para qué preocuparse por quién es presidente y quién es Primer Ministro?

3 Tiempo de lectura

Dovber Halevi

Posteado en 05.04.21

HaShem es el Rey del Universo, así que ¿para qué preocuparse por quién es Presidente y quién es Primer Ministro?

Imagínate que estás sentado en un globo de aire caliente que está atado al suelo con seis sogas. Cada soga está atada a un poste de metal que está incrustado en la tierra. Ese es el judío en el exilio. El judío tiene un alma que está diseñada para alcanzar las más grandes alturas pero está restringido por todo lo que lo rodea. Y a pesar de que no conoce otra realidad, dentro de sí mismo él sabe que no es esa la manera en que debería vivir la vida. Instintivamente, hace todo lo que puede por ir más allá de la red de limitaciones que lo restringe.

Su misión es liberarse.

De pronto decide hacer algo un poco loco. Estudia un poco de Torá. Dedica una hora a estudiar el texto de la Torá con Rashi, o un Midrash. Descarga de la computadora algunas clases de Torá en su iPod y estas pasan a formar parte de su rutina cotidiana.

¡POP! Se rompe una de las sogas. El globo de aire caliente empieza a mecerse. Por primera vez, hay otra cosa fuera de tierra por debajo de él. Una esquina del globo se eleva unos cuantos centímetros con cada bocanada de viento.

Las cosas empiezan a ser como supuestamente debían haber sido desde el principio. Le sube la energía. No quiere perder ni un momento y así es como descubre la Emuná. Entonces se da cuenta de que en la vida las cosas no suceden al azar. Que HaShem nos está vigilando a cada instante y que todos los desafíos en la vida son en realidad catalizadores para la grandeza. Ahí es cuando lee En el Jardín de la Fe del Rabino Shalom Arush y el resentimiento y el enojo dan lugar a la paciencia y la perseverancia.

¡SNAP!

Otra soga cede. Ahora el globo está completamente en el aire, si bien muy bajo. Cada roce de viento es como un beso de HaShem a esta alma elevada.

Pero aún sigue estando atado a la tierra.

Las dos sogas que le dan más trabajo son la “televisión” y la “internet”. Las hebras que forman la soga se llaman “noticias”, “acciones”, “entretenimientos”, “política”…

Le va a llevar toda una vida liberarse. Uno no puede romper una soga de miles de hebras. Es imposible. Pero lo que sí puede hacer es cortar las hebras una a una. En forma lenta pero segura va trabajando sobre sí mismo. Incluso si le sigue gustando mirar televisión, por lo menos va reduciendo el hábito. Aunque siga navegando por el internet, lo hace menos tiempo. Puede ser que para él todavía sea importante la política y su carpeta de inversiones, pero ya no es más el principal interés en su vida. HaShem es el Rey del Universo, así que ¿para qué preocuparse por quién es presidente y quién es Primer Ministro? Él es el que provee todo el sustento a cada ser vivo de la tierra así que ¿de qué le sirve ir corriendo al banco todos los días para ver cómo van las inversiones?

A medida que las hebras van debilitándose, las sogas van aflojándose. Ahora su vida tiene otro impulso. En vez de la inercia de su vida que lo ata al suelo, ahora sus acciones crearon un constante ritmo que lo lleva hacia arriba. Le es más fácil seguir ascendiendo. Muy pronto las últimas hebras ceden ante el viento que cada vez se vuelve más fuerte.

Ahí es cuando ve las últimas dos sogas. Ellas son la base de lo que mantiene al hombre atado a esta tierra. Algunas de las hebras dentro de estas sogas son de acero. Y están súper reforzadas para que todo se mantenga en su sitio. Hace falta un montón de energía para quebrar estas restricciones.

Entonces llega el precepto de santidad personal. Poco a poco el hombre decide ir aprendiendo las leyes de moralidad física. Vacilante, va adoptando más y más cosas. Pasan meses. Incluso años. Él reorienta los miembros de su cuerpo. Reorienta los ojos. Reorienta los pensamientos. Después de mucho esfuerzo, su alma ha adquirido un atisbo de su verdadero potencial.

Es una nueva persona.

¡BUM! El acero cede. Una de las sogas se rompe por completo. La única soga que lo mantiene atado está extendida a todo lo que da. El globo ya está a varios metros del suelo. Se sacude de un lado al otro. El hombre jamás en su vida se sintió tan estimulado, tan lleno de júbilo. Jamás se sintió tan elevado en toda su vida.

Hay una sola que lo detiene. Deseando con toda su alma poder acercarse más, ya no puede más dejar que las cosas lo detengan. De inmediato toma el teléfono y marca.

“Hola, ¿puedo hablar con Nefesh beNefesh? Quiero ir a casa ahora mismo”.

¡Bienvenido de regreso!
 

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario