Cómo quitar el mal de ojo

Hay enfermedades que son contagiosas, pero el agradecimiento es una cura contagiosa

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 07.05.24

La convivencia de Moti y Dina estaba llena de tensiones y peleas, lo cual creaba un ambiente muy desagradable. Sentían que alguien les había echado el mal de ojo, e hicieron todo tipo de cosas para quitárselo, pero nada sirvió. Los rabinos los aconsejaban pero no servía de nada. Entonces empezaron a hacerse a la idea de que aparentemente era un decreto del Cielo y que no se podía hacer nada para cambiar la situación.

Un día, Moti tomó un autobús a Meron, y durante el viaje se encontró con Simja, un amigo suyo de sus días en la yeshiva. Los dos se alegraron de verse y pasaron el largo viaje contándose el uno al otro las experiencias vividas durante los años que habían pasado desde la última vez que se vieron.

Simja no pudo evitar darse cuenta de que Moti estaba muy frustrado con su vida matrimonial. Conocía tanto a la familia de Moti como a la de Dina y sabía que ambas eran buenas familias, y que tanto Moti como Dina eran personas decentes, y le dolía ver que sufrían tanto sin motivo alguno.

Le dio muchas vueltas a la cuestión pensando si debía involucrarse. No era un consejero matrimonial certificado, y no tenía la fuerza ni las herramientas para tratar los problemas de otras personas. Pero antes de llegar a su destino, decidió darle a Moti un pequeño consejo.

“Moti”, le dijo con cierta vacilación, “quiero darte un consejo que nos ayuda mucho a mi mujer y a mí en nuestro matrimonio. Vale la pena que lo pruebes. Si no te ayuda, tampoco te hará daño. ¿Quieres que te lo diga?”. Moti no se opuso, y Simja continuó: “Nos sentamos todos los días durante unos minutos y cada uno le da al otro una lista de “gracias” – cosas buenas que el cónyuge ha hecho por él y por la familia durante el día…”.

Tras una cálida despedida, los dos entraron en la tumba de Rabi Shimon para rezar.

Moti compartió la idea con Dina y decidieron intentarlo. Al principio, era algo forzado y no sentían nada. Pero muy pronto la conversación diaria los obligó a abrir los ojos y buscar cosas buenas durante todo el día, para tener algo bueno que agradecerse por la noche.

Y entonces….

No se sabe exactamente qué ocurrió, pero sus vidas cambiaron por completo. No fue sólo que los frecuentes desacuerdos disminuyeron en un 99%, sino que realmente disfrutaban del tiempo que pasaban juntos. Era divertido reunirse y hablar. Volvió el amor. Su relación de pareja empezó a prosperar.

Eso sí que es eliminar el ayin hara (mal de ojo). Al decir “gracias”, eliminaron su propio mal de ojo y ganaron ayin tova (literalmente “buen ojo”), o sea,  una perspectiva favorable.

Esto no es sólo un consejo, ¡es una forma de vida!

Es la manera más perfecta de cumplir la mitzvá de “Juzgarás a tu prójimo con justicia”, mencionada en nuestra parasha. Juzgar favorablemente a alguien no se refiere sólo a un hecho, sino a la persona en su totalidad. Y así como es lo correcto en las relaciones interpersonales, es también lo correcto en nuestra relación con Hashem. La verdadera Emuna tiene que venir con una perspectiva favorable, viendo la bondad de Hashem frente a tus ojos todo el tiempo.

Ya hemos escrito bastantes libros sobre las ventajas de la gratitud. La gratitud trae la salvación. No sólo la gratitud hacia Hashem, sino incluso con tu pareja dándose las gracias mutuamente– tiene el poder de provocar cambios asombrosos!

Pero para la mayoría de nosotros, por desgracia, el “gracias” no es algo automático, no viene en forma natural. Si no nos forzamos a nosotros mismos a detenernos un momento y buscar todas las bondades y decir “gracias”, simplemente no va a suceder. Cuando lo hagas te vas a dar cuenta de lo bueno y agradable que es, y de que realmente quieres dar las gracias, y sentirás verdadera satisfacción interior. Pero si no te fuerzas a hacerlo, no lo harás en absoluto, y eso afectará toda tu vida.

Lentes de gratitud

Desde la masacre de Simjat Torá, estamos en un ciclo interminable de dolor, inquietud, presión, problemas, malas noticias, amenazas, etc. Ojalá no sepamos de más angustia y sólo escuchemos buenas nuevas para el Pueblo Judío. Pero debemos -debemos- dejar de concentrarnos en toda la locura y echar un vistazo a los interminables bondades y salvaciones también, a todo lo bueno que nos sucede y que Hashem hace con el Pueblo Judío -y hay mucho que es bueno.

Todos recordamos esa aterradora noche antes de Pesaj cuando cientos de misiles y aviones no tripulados fueron enviados, con nosotros como objetivo – y vimos la salvación de Hashem. Nunca hubo un ataque semejante. Y todos recordamos el sentimiento de gratitud que nos invadió esa mañana cuando todo terminó sin víctimas.

Todos entendemos, también, que con el tremendo e increíble dolor de Simjat Torá, aún así fuimos testigos de grandes salvaciones, porque los resultados podrían haber sido muchas veces peores, especialmente si esos ataques hubieran venido de varias direcciones a la vez.

Todos nosotros hemos oído hablar durante estos últimos meses de guerra de muchos milagros y salvaciones, siendo el mayor milagro el tremendo despertar del pueblo judío para unirse y trabajar juntos.

Y esto nos obliga a detenernos cada día y dar las gracias.

A detener la rutina y agradecer a Hashem yitbaraj por los grandes y pequeños milagros, por los jasadim personales y generales que experimentamos. No debemos permitir que la vida pase a nuestro lado ciegamente. No debemos ignorar todo esto. Debemos detenernos y dar las gracias, aunque sólo sea por unos minutos -algunos agradecerán más, otros menos-, no importa. En cualquier caso, ¡tendrá su efecto! Sin duda alguna. Incluso unos minutos al día afectarán a toda la jornada.

Quien logre hacerlo, obtendrá “lentes de gratitud” y podrá notar los aspectos dulces y buenos de la realidad y ver la bondad de Hashem a cada paso, y la vida será mucho más agradable y dulce.

Estde pequeño “detalle” es tan poderoso que puede traernos al Mashiaj. Porque Hashem quería hacer de Jizkiyahu Hamelej el Melej Hamashiaj, pero él no dijo shira (canción) después de que le ocurriera el milagro que le ocurrió, y por eso no fue el Mashiaj, y no tuvimos el mérito de ver la Geula (Redención) en ese momento.

De esto aprendemos que los beneficios de la shira son tan grandes que la venida del Mashiaj depende de ella.

Por lo tanto, detente un momento cada día y di “gracias”. Siente la gratitud en tu corazón hasta que lo ilumine, y di Mizmor letoda con gran concentración, junto con Nishmat kol jai, y Halel (sin brajá). Canta y baila con los miembros de tu familia. Expresa tu gratitud con palabras y acciones, cantando y alabando a Hashem.

Una vida de agradecimiento es una vida diferente.

Hay enfermedades que son contagiosas, pero el agradecimiento es una cura contagiosa, una salvación contagiosa. Cuando damos las ‘gracias’, estamos trayendo más milagros, salvaciones, curas y buenas influencias. Y cuando todos vivamos vidas de gratitud, podremos prepararnos para escuchar el shofar del Mashíaj, muy pronto, en nuestros días. Amén.

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1. Rosângela Pelosi Torneli

5/10/2024

Obrigada por me mostrar , o quanto eu estava cega quanto a gratidão. Obrigada por abrir meus olhos. Porque mesmo eu agradecendo todos os dias, não era algo que realmente eu estava enxergando. Era quase que automático. E tenho aprendido sobre a gratidão, e esses ensinamentos me ajudou mais ainda. Que Hashem traga a paz para Israel o mais breve possível. Hashem os abençoe grandemente..

2. Norha Vargas

5/10/2024

Gracias, estoy muy feliz desde el dia en que ustedes llegaron a mi vida, muchas gracias, por sus enseñanzas.

3. Andrés condor

5/07/2024

Doy gracias al rabino shalom arush
Gracias por estas palabras de ánimo gracias al.creador de este universo gracias

Gracias por tu respuesta

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