Fuertes Contrastes
Vivimos en una generación en la que la lujuria es una obsesión y está al alcance de todos con simplemente presionar una tecla…
La generación en la que vivimos se caracteriza por fuertes contrastes. Por un lado, la maldad y la Mala Inclinación jamás fueron tan poderosas como ahora. Pero por otro lado, las luces de la teshuvá y la emuná brillan en medio de la oscuridad espiritual de una forma tal que no tiene precedentes. Esta es la generación a la que se referían los Sabios de la Guemará cuando dijeron la famosa frase: “Que venga el Mashíaj, pero que yo no esté”, literalmente, “Yo no quiero verlo”. Los sabios, en su cristalina visión de futuro, sabían lo terribles que serían las tentaciones en este última generación antes de la llegada del Mashíaj, y ellos no creían que iban a tener el poder de conservar su santidad personal.
En términos general, en el mundo moderno los valores distorsionados son la verdad absoluta. Rabí Natan afirmó que la Redención Final tendrá lugar en una generación en la que las mentiras serán tan obvias y tan prevalecientes que prácticamente nadie podrá oponérseles. ¿Y por qué? Porque la revelación de la luz de la verdad será muchísimo más poderosa contrastada con la oscuridad que reinaba antes.
¿Cuál es la causa de toda la suciedad y toda la maldad que son tan dominantes en la sociedad moderna? La respuesta es muy simple – la lujuria. Por eso es que el Zohar dice que el principal desafío que enfrenta la persona en este mundo es mantener la santidad personal.
Rabí Najman de Breslev va un paso más allá. Él escribe (La Sabiduría de Rabí Najman 115) que por más que la gente va tras el dinero y el amor, en realidad los bajos deseos son mucho más fuertes que el deseo de tener dinero. Y al igual que el Zohar Rabí Najman dice que el principal desafío en este mundo es la santidad personal. Y Rabí Natan agrega que las dificultades que tiene la persona surgen del fracaso que tiene uno en ese aspecto.
Este tema de la lujuria y los bajos deseos aparece ya en el Libro de Génesis, con el relato de Adán y Eva y la serpiente, y después cuando el Faraón quiso secuestrar a Sara, la esposa de Abraham y después con el relato de Jamor, que violó a Dina, la hija de Jacob y después en el relato de la mujer de Potifar, que quiso hacer pecar al santo Yosef. En el libro de Éxodo vemos que el pecado del Becerro de Oro también se originó en la lujuria (véase Tratado Sanedrín 63b). Y luego en el libro de Números, vemos algo parecido con el relato de la tribu de Shimón y las mujeres midianitas. El Libro de Jueces cita la caída de Sansón, causada por su lujuria por Dalila y después tenemos el catastrófico episodio de la Tribu de Benjamín y la violación de la concubina. Vemos entonces que la lujuria no es algo nuevo y que los bajos deseos constituyen el núcleo mismo de la Mala Inclinación.
La obsesión que tiene esta generación, la nuestra, con estos temas aparece en todas las formas posibles y están a la disposición de todos con tan sólo tocar una pantalla o una tecla. ¿Acaso puede haber algo peor que eso? No es sorpresa entonces que el Mashíaj no venga…
A pesar de todo el maravilloso despertar espiritual de esta generación, que retorna a sus raíces, muchos todavía tienen que tomar conciencia de que si no desarraigamos la lujuria de nuestras vidas, no vamos a poder superar nuestra mala inclinación. Y todo el propósito de la Torá y los preceptos es permitirnos cumplir con el deseo de HaShem de que nos transformemos en una nación santa, porque nosotros somos Sus hijos y Él es Santo. ¡A empezar a trabajar!
1/12/2014
o blanco o negro esto de que todo tiene qeu ser o blanco o negro etsa negando de plano todo el amplio espectro de grises intermedios que tambien / creo yo/ son validos. muy buen articulo!