La alternativa sana

¿Ustedes también están buscando alternativas sanas para cambiar los hábitos alimenticios en casa?

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Rabanit Jana Braja Seigelbaum

Posteado en 30.12.21

Las leyes de Maimónides sobre la nutrición y la salud

 

El vinagre

Maimónides menciona el beneficio de consumir vinagre en el verano. En la Torá, Boaz le dice a Ruth: “Moja tu pita en vinagre”. Tanto Rashi como Ibn Ezra explican que el vinagre ayudar a aliviar el calor. El vinagre es un importante alimento curador en la cocina china. El vinagre entra a los canles del estómago y el hígado, detiene el sangrado, resuelve toxinas, y mata a los parásitos intestinales. Protege al cuerpo de la intoxicación por alimentos, promueve el apetito y ayuda a la digestión. Hay muchos curadores chinos que fríen levemente las verduras en vinagre.

 

Alimentos invernales

 

En los fríos meses invernales, Maimónides nos dice que comamos especias y alimentos que calientan el organismo energéticamente, a fin de aumentar la circulación y calentar el cuerpo. De acuerdo con la medicina china, las especias calientes poseen propiedades antibacteriales que nos protegen de los resfríos y aumentan las enzimas de la digestión estimulando el fuego metabólico.

 

Asafoetida y mostaza

 

La mostaza y la asafoetida son especias calientes que Maimonides recomienda para el invierno. ASafoetida es un ingrediente esencial en la cocina india, como sustituto del ajo y que tiene sabor a ajo-cebolla. Esta especia posee numerosos beneficios de salud, y en especial mejora la digestión, evita los resfríos y la gripe y ayuda a los problemas de tos y asma. La mostaza es un remedio muy valioso para la tos, para mejorar la digestión y para mejorar la circulación sanguínea. Dado que ayuda mucho para los problemas de mala digestión, es de gran valor durante las festividades, cuando se consumen comidas pesadas.

 

Las frutas

 

Maimonides no es muy partidario de la fruta como componente principal de la dieta. Así escribe:

 

Uno siempre debe evitar comer fruta y no comer muchas frutas, ni siquiera fruta seca y ciertamente no fresca. Sin embargo, antes de que llegue a estar completamente madura, la fruta es como espadas para el cuerpo. Del mismo modo, las algarrobas siempre son malas. Todas las frutas ácidas son malas y solamente se puede comer un poco durante el verano en los países cálidos. Los higos, las uvas y las almendras son siempre las mejores frutas tanto frescas como secas. Uno puede comer cuanto quiera de ellas pero deberá consumirlas constantemente, si bien son más sanas que todas las otras frutas (Rambam Hiljot Deot cap. 4 halajá 11).

 

Esto coincide con los principios de la dieta metabólica, que dice así: “La fruta, cuanto menos, mejor; comer únicamente cuando se las apetece”. La dieta macrobiótica recomienda comer así: 50-60 % cereales integrales; 25-30 % verduras frescas o encurtidas con 10-15 % de alimentos de alta proteína provenientes principalmente de fuentes vegetales y el 5 % restante, de sopa.

 

Minimizar las frutas es probablemente el principio dietético menos comprensible de Maimónides y de la dieta macrobiótica, ya que las frutas suelen considerarse alimentos muy sanos. Las frutas son ricas en vitaminas y además tiene un efecto limpiador en el organismo. Sin embargo, de acuerdo con los principios macrobióticos, las frutas tienen un efecto debilitador. La mayoría de la gente las considera hoy en día comidas sanas, porque consumen mucha carne y casi no comen verduras. Pero la gente que come según la dieta macrobiótica, obtienen vitaminas, minerales y fibras de las verduras y entonces el deseo de comer frutas naturalmente disminuye.

 

A pesar de esto, debo admitir que todavía me cuesta entender este aborde de Maimonides. Pero no olvidemos que la fruta posee un contenido de azúcar muy alto y por lo tanto no es bueno para el organismo. Las dietas con alto contenido de frutas puede producir problemas con las hormonas que regulan el nivel de azúcar en la sangre, la insulina, y la hormona del crecimiento. Un desequilibrio crónico de estas tres hormonas puede producir enfermedades cardiovasculares y diabetes. Debemos recordar que si bien Maimonides sugirió que no se come frutas en grandes cantidades, sí recomienda comer higos, uvas y almendras, además de picar pasas de uva y aceitunas y comer melón con el estómago vacío.  Rabi Zulberg nota que esto era antes de que se inventara el refrigerador, cuando la fruta muchas veces se descomponía.

 

Debemos recordar que en la época de Maimonides no existía la junk food, la comida basura, ni el azúcar refinada. Los dulces por esa época consistían básicamente de frutas en sus diversas formas. Pero hoy en día en que abundan las galletitas, las tortas, las obleas, los dulces y los caramelos y todo tipo de golosinas, recurrir a la fruta seca o fresca se considera una opción mejor y una alternativa más sana.