Él siempre está ahí!

En la vida hay puntos de inflexión cuya importancia sentimos inmediatamente. Al tomar una decisión, vamos a marcar el rumbo del resto de nuestras vidas...

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Tali Mandel

Posteado en 04.04.21

En la vida hay puntos de inflexión cuya importancia sentimos inmediatamente. Al tomar una decisión, vamos a marcar el rumbo del resto de nuestras vidas. Al reflexionar sobre esta idea, recuerdo que esto ha sucedido en mi vida en varias ocasiones, pero hay un caso en especial que quiero compartir con ustedes.

 

Cuando era pequeña, tenía mucho interés por estudiar y curiosidad por aprender cosas nuevas. Sobre todo, me atraían las materias relacionadas con las ciencias naturales. Me parecía apasionante saber cómo se producían fenómenos como la lluvia, el deshielo o la desertización y conocer las especies animales distribuidas en el mundo entero. Podía pasarme horas leyendo libros sobre especies animales y vegetales extintas, imaginándome cómo serían en realidad o soñando con conocer las especies que aún viven y verlas en su hábitat natural. Aunque se me daban bien las materias relacionadas con la lengua y la literatura, desde que contaba con pocos años de edad tuve claro que quería ser bióloga. Pero los Planes Divinos eran otros.

 

En el instituto, elegí asignaturas de varias ramas diferentes porque quería aprender materias relacionadas con las humanidades antes de decantarme definitivamente por las ciencias. Tras finalizar mis estudios, debía rellenar los impresos para el acceso a la universidad. Y, de repente, ¡me surgieron las dudas! Puede pensarse que es algo normal, que con los nervios es natural que dudase sobre mi elección, pero siempre tuve tan claro lo que quería ser en la vida que me sorprendió terriblemente que de pronto no supiera si eso era lo que realmente debía hacer en la vida.

 

Siempre se me dio muy bien estudiar idiomas. Es una cualidad que Hashem, con Su inmensa misericordia, me ha regalado en esta vida. Entonces, surgió en mi mente la idea de que podría dedicar mi vida a los lenguajes del mundo. Durante varias semanas estuve dándole vueltas a la idea y no sabía qué hacer. Después de pasar toda mi vida soñando con dedicarme a la biología, al estudio de los animales que tanto amo, había surgido una idea completamente nueva. No sabía qué hacer y me pasaba día y noche recapacitando y consultando con mis amigos y mis padres cuál era su punto de vista en este tema. Para mí, en ese momento, era de vital importancia conocer su parecer al respecto para tomar una decisión de la que no me arrepintiera. Por aquel entonces, aún no sabía que las decisiones que tomamos siempre son correctas. Cada cosa que decidimos está ya planeada y, por tanto, serán siempre decisiones certeras aunque se desencadenen consecuencias que no nos gusten. Lo que se derive de ellas será algo cuya vivencia necesitamos experimentar en esta vida.

 

Así pues, llegó el día de entregar los impresos y aún seguía con dudas. Yo quería prolongar aún más la toma de decisión pero mi padre, de bendita memoria, me dijo que era el momento de elegir. Habló conmigo y me ayudó a verlo más claro. Finalmente, ¡decidí estudiar idiomas! A muchos de los que me conocían les sorprendió mi decisión pero yo ya me sentía tranquila. Pensé que, si no me gustaba, podría cambiar después del primer año, pero no tuve esa necesidad. Elegí los idiomas que más me gustaron y vi mi futuro, que ya estaba determinado, mucho más claro de esa forma. Viajé a varios países para perfeccionar el aprendizaje de las lenguas que estudié y este amor por los idiomas sería lo que, varios años más tarde, me haría aprender hebreo y viajar a Israel. Y, por supuesto, esto sería una influencia primordial en mi conversión al judaísmo.

 

Todos estos pequeños o grandes detalles han colaborado para convertirme en la persona que soy hoy en día. No me cabe la menor duda de que la decisión que tomé aquella mañana ayudada por mi padre, fue fundamental para el desarrollo de los acontecimientos del resto de mi vida. Y es que Di-s pone en nuestro camino a las personas que nos saben aconsejar para tomar las decisiones que necesitamos adoptar en cada circunstancia. Él siempre está ahí poniendo ayudas en nuestro camino a través de nuestros seres queridos para que elijamos el rumbo que nos corresponde tomar, aquel que va a guiar a nuestra alma en su corrección espiritual. Esto no lo solemos ver en el mismo instante en el que está sucediendo, pero con el tiempo, al mirar hacia atrás, podemos montar las piezas del rompecabezas y percibir Su Intervención Divina en el mundo.

 

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