Escribiendo los traumas

Un método para curar el trauma infantil es revivir la experiencia desde la perspectiva de adulto ...

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Yehudit Channen

Posteado en 17.03.21

Hace dos años dirigí un taller literario creativo para mujeres que acababan de mudarse a Israel. Mi objetivo era fomentar nuevas amistades haciendo que compartieran su sabiduría personal obtenida a partir de sus experiencias personales. En el primer grupo había treinta participantes, y en total, sesenta.

 

Un método para curar el trauma infantil es revivir la experiencia desde la perspectiva de adulto y la comprensión de que Dios nos da nuestras circunstancias de vida particulares para que podamos alcanzar nuestro potencial espiritual. Todos en el taller aceptaron esa premisa.

 

Le pedí al grupo que completara las siguientes afirmaciones:

 

Lo que me hizo la infancia difícil fue__________

 

Más tarde me di cuenta de que_____________

 

Ahora creo que__________________________

 

Cuando todas terminaron, cada una compartió lo que había escrito. Una mujer contó acerca de su padre, que había sido director de un orfanato de niños sobrevivientes del Holocausto. Su desafío había sido compartir a su padre saturado de trabajo con tantos otros niños, que estaban en muy precario estado, tanto físico como emocional. Ella quería a la mayoría de los huérfanos y le dijeron que todos habían sufrido terriblemente pero aun así ella resentía las exigencias que todos esos niños imponían en sus padres y la falta de privacidad que ellos ocasionaban. Recién mucho más tarde ella entendió la enormidad de lo que habían logrado sus padres y el ejemplo que le habían dado. Cuando creció ella se recibió de psicóloga infantil y formó una numerosa familia religiosa y ahora, que ya tenía casi ochenta años, ella trabaja de voluntaria en el hospital Hadassa. Ella aprendió de muy joven que hay que ir más allá del nivel de confort para poder llegar a los que necesitan ayuda.

 

Otra mujer describió el dolor que había sufrido al ver a sus padres discutiendo constantemente. Eso le causó una sensibilidad exagerada a los conflictos matrimoniales y ella jamás dudó en buscar consejería si las cosas no iban bien entre ella y su marido. Ahora hace ya más de cincuenta años que está felizmente casada.

 

Otra participante del grupo era la hija de una mujer muy famosa y ella enfrentaba el desafío de forjar su propia identidad. “Yo aprendí lo que se siente al vivir bajo la sombra de otra persona”, escribió, “y que el hecho de compararme constantemente a mi mamá era algo sumamente perjudicial.

 

Siendo adolescente, ella empezó a cuestionar el propósito de su vida. Entonces conoció a una joven que le aconsejó que asistiera a clases de Torá. Con el tiempo se mudó a New York, estudió abogacía y formó una familia observante, un cambio de ciento ochenta grados de la vida de Hollywood que seguramente habría acabado viviendo.

 

“Si no me hubiera sentido tan inferior a mi mamá, jamás había intentado hacer algo tan pero tan diferente”, confesó.

 

Otra mujer describió su testimonio habiendo sido hija de un militar que servía jornada completa en el ejército, por lo que la familia debía mudarse constantemente de un lado al otro. Eso evitó que pudiera formar amistades duraderas o que realmente se sintiera “en casa” en todos los lugares donde vivió.  Al reflexionar sobre el tema se dio cuenta de que al haber vivido en tantos países distintos, ella ahora sabía relacionarse con toda clase de personas y que tenía un alto nivel de tolerancia para los cambios. Estas ventajas también le facilitaron su traslado a Israel y empezar una nueva vida a una edad avanzada.

 

La última mujer en compartir su historia se emocionó mucho. Ella había sobrevivido una situación familiar muy difícil. Siendo la única hija entre cinco hermanos varones, ellos constantemente la molestaban y la atormentaban. Sus padres estaban demasiado ocupados con su negocio como para prestar atención a su sufrimiento. Ella nunca pudo entender cómo Dios pudo permitir que pasara por todo eso. Ahora piensa que sí entiende. Ella alquila un departamento cerca de su hija, que también tiene varios hijos varones y una hija que también está siendo atormentada. Ella, con su comprensión única de la situación, puede defender a su nieta y ayudar a su propia hija a ser consciente del daño emocional que eso puede ocasionar. Finalmente ella está encontrando sentido en su propio sufrimiento infantil.

 

A lo largo del taller hemos tratado otros tantos temas, como superar los miedos, enfrentarse a las pérdidas de seres queridos, y aprender de los errores cometidos. En cada caso nos enfocamos en poner a Dios en la escena y vernos a nosotros mismos no como víctimas sino como vencedoras que han triunfado espiritualmente sobre la adversidad y el dolor. Una mujer que había estado muy reticente al principio con el tiempo se fue abriendo y después confesó lo escéptica que había sido al principio del taller

 

No todas las personas que sufren de infancias traumáticas obtienen lecciones valiosas. Algunas situaciones siempre seguirán siendo un misterio. Pero en retrospectiva, uno gana una gran oportunidad de extraer una poderosa verdad a partir de un trauma personal.

 

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