La fe ante el dolor

Cómo podemos mantenernos fuertes y mantener nuestra fe cuando sufrimos un terrible dolor y el sufrimiento es insoportable?

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 04.04.21

Cómo podemos mantenernos fuertes y mantener nuestra fe cuando sufrimos un terrible dolor y el sufrimiento es insoportable? Lo primero que tenemos que saber es que, aunque lo sepamos o no lo sepamos, siempre adscribimos alguna clase de significado a aquello que nos sucede y por lo general ese significado no es “bueno”. La primera reacción ante la tragedia, la pérdida, la desilusión y el fracaso es por lo general una reacción automática, no una reacción surgida de la fe. Nuestras emociones nos dicen: “Esto es terrible. Es horrible. Es algo espantoso que nunca va a terminar”.

 

Pero cuando usamos nuestra fe para encontrar un significado más “elevado” a lo que nos está sucediendo, vemos que podemos obtener más de la esperanza y la fortaleza que tanto necesitamos.

 

Veamos lo que podemos aprender de un ejemplo extremo. Había en Polonia un rabino muy santo durante la guerra que ayudó a sus discípulos a enfrentar la abrumadora desesperación que sufrían al vivir dentro del ghetto de Varsovia. Si vemos de qué manera los judíos afrontaron las persecuciones que sufrieron, que van muchísimo más allá de lo que cualquiera de nosotros pueda incluso imaginar, podremos ver el concepto de replantear significados negativos en significados positivos que realmente puedan ayudarnos a afrontar las batallas diarias que tenemos contra el dolor y la desesperación.

 

Rabí Kalonimus Kalmish Shapira de bendita y santa memoria, fue el último de los Rebes jasídicos de Europa oriental que murió allí en una tremenda santificación del Nombre de Dios. Conocido como el Rebe de Piacezna, Rav Shapira fue designado “Rebe” a la temprana edad de 18. Pero su verdadera santidad no emergió hasta los años 1939-1942, cuando actuó de líder espiritual de miles de judíos polacos que vivían en el guetto de Varsovia. Los judíos de Varsovia estaban tan destrozados por las terribles matanzas y torturas que los rodeaban por todos los costados que apenas podían recordar cómo era sentirse como un ser humano… A través de sus discursos de Torá (principalmente en Shabat) el Rebe de Piacezna revivió sus almas, trayendo vida y esperanza a personas que ya apenas si eran capaces de sentir, que habían sido pisoteados y perseguidos tantas veces que se habían quedado completamente incapaces de sentir. Veamos de qué manera el Rebe trajo Luz dentro de la oscuridad:

 

“El Santo Bendito Sea está trabajando para dar a luz a través del pueblo judío y por el eso el pueblo judío sufre dolores de parto, perdiendo su fuerza mientras parte de ellos mueren, pues así es como dan nacimiento a la Luz del Mashíaj. Y para nosotros, es lo mismo como con una mujer que está de parto. Sabemos que las contracciones más fuertes están indicando que el parto está progresando, que con cada contracción se acerca el nacimiento, y el bebé se va revelando un poco más. Además, al ver a un judío sufriendo terriblemente con los dolores del Mashíaj, sabemos que se está revelando una parte más grande de la Luz del Mashíaj a través de esa persona”.

 

Nosotros también podemos ver nuestras preocupaciones y nuestras desilusiones de la misma manera. En vez de pensar en el dolor que estamos pasando como algo negativo o sin ningún sentido, por qué no verlo también como una de esas dolorosas “contracciones” que estamos contribuyendo a la llegada del Mashíaj y el perfeccionamiento del mundo. En el momento en que hacemos esto, nuestro dolor tiene un propósito y una función y podemos elevarlo a un lugar de alegría.

 

El Rebe también le inculcó a su rebaño el concepto de que podían experimentar maravillosos y exaltados estados de alegría a través de su abnegación y su disposición para ayudarse los unos a los otros.

 

“Cuando el judío sabe, no sólo intelectual sino emocionalmente, con cada fibra de su ser, que tine que apoyar y ayudar a sus compañeros, la compasión se vuelve parte de su cuerpo. Y cuando después ora por ellos, lo hace con un cuerpo lleno de compasión. Entonces la salvación que se detuvo por falta de un canal a través del cual canalizar encuentra en esta persona el conducto perfecto y se difunde para satisfacer también sus necesidades físicas”.

 

El denominador común de estos y todos los medios que tenemos a nuestra disposición para inspirar y sanar el sufrimiento humano es una sola cosa – la emuná. Este ha sido el mensaje de nuestros Sabios desde el mismo comienzo y el mensaje que nuestro estimado maestro, el Rabino Shalom Arush, ha dedicado su vida a difundir en el mundo entero. Comparemos la forma en que el Rabino Arush habla acerca de la emuná con la forma en que el Rebe de Piacezna habló en 1941:

 

“La fe es la base de todo. Si la fe de la persona está dañada, Dios no lo permita, entonces la persona se quebranta y se aleja de Dios. Las almas condenadas al infierno salen purificadas y limpias tras haberse arrepentido. Tenemos esperanza en Dios en que todos los que sufren estas torturas ahora se levantarán, se limpiarán, se pruificarán y se acercarán a Él. Pero el alma de aquel cuya fe está dañada es como un alma que sufre el infierno mientras continúa agregando ofensas a sus pecados. Tras un tiempo, al examinarse a sí misma, el alma ve la situación y se pregunta: “¿Qué es lo que he logrado con todo este sufrimiento, si ahora estoy igual de sucia que antes?”.

 

La emuná es tan crucial y tan fundamental para la supervivencia emocional y espiritual del judío que el Rebe sugiere que prácticamente cualquier indiscreción puede ser perdonada, pero no la pérdida de la fe. Él insistía, por el propio bien de los pobres y sufridos judíos, que nunca perdieran la fe.

Esa fue una generación diferente a la nuestra y por eso el Rav tenía que hablar con más dureza de la que nosotros estamos acostumbrados a escuchar. No obstante, nosotros tampoco tenemos muchas opciones. El único “libre albedrío” que tenemos es realmente si creer o no creer. Para el judío con emuná siempre habrá un significado superior y un propósito en las pruebas que tenga que afrontar. Habrá una parte de él que la oscuridad jamás podrá tocar. Y para aquellos que todavía eligen estar lejos de la emuná, sepan que se les está acabando el tiempo.

 

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