Libertad de elección

En la vida hay muchas ocasiones en las que nos vemos obligados a elegir entre varias opciones y la elección no resulta fácil. ¿Qué tipo de persona queremos ser?

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Tali Mandel

Posteado en 17.03.21

En la vida hay muchas ocasiones en las que nos vemos obligados a elegir entre varias opciones y la elección no resulta fácil. No me refiero a elegir por la mañana la ropa que nos vamos a poner dependiendo de si hace sol o está cayendo un diluvio y nos planteamos cómo salir de casa, caminando o en barco. Me refiero a decisiones importantes como la carrera universitaria que queremos estudiar, el colegio al que irán nuestros hijos o el tipo de persona que queremos ser.

 

Esto último, el tipo de persona que queremos ser, podemos elegirlo cada día y a cada segundo. Frente a las situaciones que se plantean delante de nuestras narices todos los días, podemos decidir de qué forma actuar pero esto se basa normalmente en una decisión previa. ¿Quiero cumplir las mitzvot? ¿Voy a orientar mi vida al servicio de HaShem?

 

Como ya saben, mi conversión tuvo lugar hace ya muchos años y desde el principio tuve que empezar a tomar decisiones relevantes para el resto de mi vida. Ciertamente el “tipo” de conversión fue también una de ellas y de las más importantes. En la ciudad en la que vivía había una pequeña comunidad reformista y otra ortodoxa. Gracias a Di-s, siempre me relacioné con la comunidad ortodoxa. Aunque sabía de la existencia de la otra sinagoga nunca puse un pie allá. A pesar del desconocimiento de los primeros años, algo me decía que si quería hacer las cosas verdaderamente bien debía hacerlas siguiendo los fundamentos que aprendía en la sinagoga ortodoxa.

 

A lo largo de estos años he conocido a mucha gente que no lo ha tenido tan claro. Por desconocimiento o por querer hacer las cosas de una forma más sencilla y sobre todo rápida, hay mucha gente que elige el camino reformista o masortí o tradicionalista o como quiera que sea para realizar su conversión. Y luego, cuando aprenden de verdad lo que es la Torá y lo que significa realmente seguir los preceptos que HaShem nos ha ordenado cumplir, se dan cuenta de que lo que han estado haciendo solo se acerca un poquito a lo que de verdad se espera de ellos como judíos. Es entonces cuando empiezan los lamentos, ¿por qué no me informé mejor? ¿Por qué no busqué de una forma más apropiada? ¿Por qué me precipité? Hay muchos judíos que se dan cuenta de que han estado haciendo las cosas de una forma equivocada durante toda su vida, o desde que se convirtieron. En este caso, es dudoso si se les puede llamar judíos inclusive ya que las conversiones son problemáticas y no aceptables en la mayoría de las casos. Gracias a Di-s, si las intenciones de la persona que se ha convertido siguiendo alguna otra tradición que no sea la ortodoxa son sinceras puede volver a realizar la conversión con rabinos ortodoxos para que definitivamente ingrese en el pueblo de Israel.

 

Esta circunstancia se puede explicar con un claro ejemplo. Si van a comprar una casa, no querrán que las paredes sean de papel puesto que saben que en cuanto llueva se va a mojar y se va a venir abajo. Por muy rápida que sea su construcción y por muy barato que sea su coste saben, por lógica, que no vale la pena. Este es el mismo caso que las conversiones dudosas, por el rito reformista o masortí o como quieran llamarlo… es algo que no se sostiene por sí mismo y que en cuanto comiencen un poco a profundizar se van a dar cuenta de que no les sirve absolutamente para nada más que para llevar una falsa vida judía llena de verdades a medias.

 

Si están en el proceso de conversión (que no es obligatorio absolutamente para nadie) tengan mucho cuidado con dejarse llevar por falsas promesas y procesos rápidos ya que algo que realmente merece la pena no se lo van a ofrecer a la vuelta de la esquina como un hot dog en un carrito ambulante. No se dejen llevar por falsas imitaciones, un perfume de Chanel o un bolso de Louis Vuitton es caro, muy caro, tiene una calidad y un nombre detrás que le hacen “meritorio” de ese precio y todos saben cuál es su valor de tal manera que si se lo ofrecen por un par de dólares no van a dudar de que no es auténtico. Entonces, ¿por qué fiarse de un proceso de conversión rápido y sencillo que apenas pide requisitos? Como decía, la conversión no es para todos, nadie está obligado a convertirse y no es un estilo de vida fácil que se promocione en vallas publicitarias. A lo que sí estamos obligados todos es a cumplir la Torá de acuerdo a nuestra situación, de noájidas o de judíos, con extremada delicadeza y dedicación completa sin saltarnos ninguna de las “pruebas de calidad”. Por tanto, que HaShem nos ayude siempre a saber identificar la estafa de lo verdadero, la colonia barata de imitación del verdadero perfume exquisito de la Torá.

 

 

Si tienes alguna pregunta o quieres compartir tu historia o inquietudes, escríbeme a tali.mandel.18@gmail.com

 

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2. Ari

2/09/2024

Si soy circunciso soy judio?

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