Sube por la escalera espiritual

Al acercarnos a Rosh Hashaná, hablamos más con Dios, porque Él está en el campo y está más accesible en este mes de Elul.

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Lori Steiner

Posteado en 18.03.21

Al acercarnos a Rosh Hashaná, hablamos más con Dios, porque Él está en el campo y está más accesible en este mes de Elul. La importancia del crecimiento espiritual y la automejora, sin embargo, es de enorme importancia todo el año, cada día de la vida. Estamos en este mundo para refinar nuestro carácter y librarnos de los malos rasgos. Cuando nos preguntamos si realmente creemos que podemos corregir nuestros rasgos no tan buenos, a menudo la respuesta es que nos parece algo demasiado difícil.

 

Muchos de nosotros no creemos que podamos llegar a ser mejores personas. Decimos: “Yo tengo mal temperamento. Qué voy a hacer… Ya no puedo cambiar”. “Mi padre era adicto a los dulces y yo, lo mismo. Debe ser algo genético”. Estas salidas fáciles no sólo que son falsas sino que nos privan de todo nuestro poder y nos debilitan completamente. La transformación no es fácil. El cambio se produce paso a paso. Tenemos que aprender a adquirir las herramientas que nos van a ayudar a mejorar como personas. Cuando aceptemos que nuestro propósito en el mundo es transformar nuestros rasgos negativos entonces estaremos transitando el camino rumbo al éxito, aceptando que nada que valga la pena llega con facilidad.

 

Los rasgos de carácter negativos se refuerzan con el hábito. Provienen de la amígdala, de la parte inferior del cerebro, que se desarrolla dentro del útero y continúa creciendo hasta la adultez.

 

Ese es el centro de la actividad emocional, del instinto “luchar o huir”, y del deseo de confort y de sentirnos bien. Es el asiento de la inmadurez, de la mala inclinación que nos alienta a anhelar la gratificación instantánea, a actuar en forma impetuosa y a exhibir reacciones negativas. Cuando reaccionamos intuitivamente con enojo, con impaciencia, con arrogancia, con testarudez o con falta de empatía, estamos influenciados por una amígdala sobre-activa.

 

Para poder exhibir rasgos positivos, como por ejemplo, paciencia, compasión, abnegación, necesitamos calmarnos, desacelerarnos, y tomar conciencia de cómo nos estamos presentando ante los demás. Debemos saber que únicamente a través de la práctica podremos acallar el ego y reforzar la corteza prefrontal para poder madurar a través de un comportamiento racional. La meditación ayuda mucho, como así también escuchar música calma. Y hablar con Hashem es de vital importancia.

 

La verdad más importante que nos ayuda a pasar de un estado emocional negativo a uno positivo es darnos cuenta de que cada situación con la que nos topamos en la vida es la forma que tiene Hashem de comunicarse con nosotros, sin excepción. Al repetir a diario la frase en hebreo Ein Od Milvadó (No hay nada fuera de Él) estamos reforzando en la mente el concepto de que cada acontecimiento de la vida está dirigido por Dios y es una oportunidad para que elijamos acercarnos a Él.

 

Debemos tener presente que Hashem se presenta a Sí mismo cuando nuestro hijo se porta mal, cuando el jefe nos hace un elogio, cuando el auto de atrás nos toca la bocina, cuando el hijo del vecino nos arroja la pelota y rompe el vidrio de la ventana, y cuando el policía nos hace una boleta por alta velocidad. La forma en que reaccionemos, con compostura o con enojo, va a determinar si sentimos la Presencia de Dios y estamos aplicando el principio de Ein Od Milvadó. Cuando nos acostumbramos a repetir esta frase, estamos reforzando su significado en la corteza prefrontal, o sea, en la psiquis. Y entonces nos damos cuenta de que cuando nos enojamos con alguien, en realidad nos estamos enojando con Hashem, que es la energía oculta detrás de cada cosa que pasa. Esta es la definición de “crecimiento espiritual”, de seguir subiendo en la escalera. Una vez que logramos aceptar completamente que Hashem es el único que crea las circunstancias diarias en la vida y que la forma en que reaccionamos refleja la forma en que nos relacionamos con Él, entonces podemos empezar a controlar el enojo, apagar el fuego, calmarnos y ver a Hashem en cada situación. Los acontecimientos pasan a ser regalos, oportunidades para crecer.

 

Al ver a Hashem con claridad en cada acontecimiento podemos darle las gracias por amarnos tanto y por darnos la oportunidad de mejorar como personas. Tenemos que ver más allá de la herramienta que empleó Hashem en una situación determinada, ya sea nuestro hijo, o nuestra pareja, o el vecino, o el jefe, y reconocer únicamente a Hashem. Así es como mejoramos. Este es el trabajo del mes de Elul. Así es como retornamos a Hashem. Así es como demostramos que estamos haciendo teshuvá. Así es como podemos regocijarnos con un corazón puro y lleno en Rosh Hashaná.

 

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1. Yasmín Navarro

10/30/2018

Sube por la escalera espiritual

Muy buenas enseñanzas y gran aprendizaje para mi vida Que Dios el eterno creador los bendiga

2. Yasmín Navarro

10/30/2018

Muy buenas enseñanzas y gran aprendizaje para mi vida Que Dios el eterno creador los bendiga

3. Maria Orsi

9/12/2017

Gracias!

Muy edificante. Muchas gracias!

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