Verdadera humildad

-¡Qué vestido tan bonito! -Sí, ya sé, no es que quiera vanagloriarme pero ME queda muy bien y YO lo he comprado por muy buen precio, SOY muy buena haciendo compras.

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Tali Mandel

Posteado en 15.03.21

Conversaciones como las que vienen a continuación tienen lugar cada día. -¡Qué vestido tan bonito! -Sí, ya sé, no es que quiera vanagloriarme pero ME queda muy bien y YO lo he comprado por muy buen precio, SOY muy buena haciendo compras. -Enhorabuena por tu exposición, tienes mucho talento. -Gracias, no es por presumir pero YO tengo mucho éxito porque ME lo merezco y sin ayuda de nadie llegué donde estoy. Algo está fallando en estas conversaciones, ¿no creen?

 

Es muy común escuchar conversaciones similares a estas. La persona siente que lo que ha logrado en su vida se debe única y exclusivamente a su esfuerzo y a sus méritos y no tiene en cuenta el “pequeño detalle” de que el Creador es Quien maneja el mundo y dirige las vidas de todos, determinando sus éxitos y fracasos. La falsa modestia es una forma de idolatría puesto que la persona cree que no ha necesitado la ayuda de nadie para conseguir lo que tiene y por tanto está obviando la presencia de Hashem en el mundo.

 

Hay que diferenciar aquí muy bien entre la falsa modestia y la falta de autoestima. Si la persona piensa que no tiene ningún valor y que su personalidad y sus cualidades no merecen la pena para nada ni nadie, entonces está cometiendo otra falta grave, ya que está olvidándose de que el Creador bendito sea, en Su inmensa misericordia, le ha dado unas características con las que vivir esta vida y servirLe. En este caso, también estaría cometiendo idolatría al ignorar la intervención divina en el mundo.

 

Por un lado, la falsa modestia es muy molesta, quien lo dice no lo siente y quien lo escucha no lo cree así que no tiene ningún sentido. ¿Por qué fingir que no nos damos cuenta de nuestros atributos? Es mejor dar las gracias al Creador por habernos bendecido con unas bellas cualidades que nos hacen tener una relación sana y duradera con las personas que nos rodean y nos permiten desenvolvernos en esta vida para alcanzar las metas y objetivos que Hashem tiene destinados para nosotros.

 

Por otro lado, cuando uno no se valora lo suficiente es muy común caer en la depresión, que Di-s nos libre y guarde, y estar en un continuo estado de melancolía. Esto tampoco es lo que Hashem quiere de nosotros, Él quiere que valoremos los regalos que nos ha ofrecido en forma de características especiales que nos hacen ser quienes somos. Debemos estar orgullosos de saber escuchar a los demás, de tener la capacidad de estudiar, de ser habilidosos con la reparación de electrodomésticos… ¡lo que sea! A cada persona se le han atribuido en esta vida unas cualidades maravillosas a las que debe sacar partido para llevar una vida espiritual y físicamente sana.

 

Siguiendo los consejos del Rambam, debemos permanecer en un punto medio y valorar en su justa medida las características y las cualidades que Di-s nos ha otorgado en esta vida sin despreciar ninguna de ellas. Por tanto, debemos enorgullecernos de saber hacer determinadas cosas o tener unas cualidades positivas que nos hacen ser quienes somos, sin vanagloriarnos por ello. Cuando nos felicitan por algo, debemos agradecer a Hashem y tener siempre en mente que es Él Quien realmente ha hecho posible que seamos buenos matemáticos, físicos, madres, padres… sin olvidarnos de que tenemos el mérito de poseer esas cualidades.

 

Es muy importante tener siempre en mente que no debemos despreciar a nuestro Creador, Di-s no lo permita, infravalorando nuestras cualidades con frases como, ¡bah, no es para tanto! Porque en realidad sí que es algo grande, tener capacidad para cuidar de los hijos y estar siempre impecables, llevar un hogar en santidad o haber sido capaz de trabajar y estudiar una carrera universitaria: son logros enormes que han sido llevados a cabo gracias a las cualidades que Hashem nos ha otorgado como regalo. No despreciarían un regalo así diciendo que “no es para tanto”, ¿no es cierto?

 

 

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