Cuando Roma se arrodilla

¿Por qué Hashem envió a Roma para que nos enviara al exilio?

Todo empezó hace 2800 años. El Primer Templo estaba en pie mientras millones de judíos vivían entre profetas y reyes elegidos por Hashem y sirviendo a Hashem en la Tierra de Israel.

A unos cuatro mil kilómetros al oeste, nacieron dos hermanos: Rómulo y Remo. Según el folclore, estos hermanos fueron criados por animales. Cuando alcanzaron la mayoría de edad, decidieron construir una ciudad.

Pero, ¿quién la gobernaría?

Uno dijo: “Gobernaré en este lugar”. En la colina vecina, el otro dijo: “Gobernaré en este lugar”.

Para probar su punto, Rómulo mató a Remo.

Roma se construyó sobre la sangre derramada entre dos hermanos.

Lo que ocurrió con la sangre del padre de Roma, Esaú, no fue diferente.

Él se pasó la vida deseando derramar la sangre de su hermano. Durante 22 años conspiró para matar a Yaakov.

Esaú, Rómulo y Remo forman la Trinidad Edomita del odio descarnado hacia el hermano.

Lo que significa esto para Klal Yisrael

¿Por qué nos llaman “judíos” (yehudim)? Hay 12 tribus que forman 13 nombres con los que se nos puede llamar. ¿Qué mérito tuvo Yehudá para que incluso los Kohanim y Leviim de hoy en día se llamen en su honor?

¿Acaso Yehuda no jugó un papel en la venta de su hermano Yosef como esclavo?

Es verdad, pero Yehuda hizo teshuvá. La teshuvá más asombrosa. Hizo el sacrificio máximo por su hermano.

En Génesis, 44:33, Yehuda se ofrece a vivir una vida de esclavitud por el bien de su hermano Biniamin: “Así que ahora, por favor, deja que tu siervo se quede en lugar del muchacho como esclavo de mi señor, y que el muchacho suba con sus hermanos”.

En la parasha siguiente, Yaakov le dice que sus descendientes serán reyes para siempre, hasta el Fin de los Días.

Cada vez que nos identificamos como judíos, somos el cumplimiento vivo de la profecía de Yaakov. Somos un recordatorio vivo de lo importante que es el mandamiento de “amar al prójimo”.

Esaú sabía dos cosas: Sabía que mientras pecáramos, él nos gobernaría. La clave de su poder era que Israel no cumpliera las mitzvot. En el momento en que servimos a Hashem, Él se convierte en nuestro “esclavo”.

Por eso no son los árabes nuestros enemigos, sino Occidente. Es el “beso de Esaú” que nos hunde como veneno tóxico que nos inyectan en el cuerpo.

Hace unas semanas, más de mil misiles llovieron sobre Israel. Baruj Hashem, hubo una sola víctima mortal – un milagro revelado. Dios, nuestro único aliado, no duerme ni dormita. Su protección para nosotros no tiene condiciones y es sobrenatural.

Los sistemas antimisiles Cúpula de Hierro y Honda de David interceptaron más de 250 misiles, salvando numerosas vidas. Nosotros, en Israel, diseñamos los sistemas. Los construimos. Los utilizamos en combate.

¿Por qué necesitamos la aprobación estadounidense para reponerlos?

Todas las piezas para construir y mantener nuestros propios sistemas de armas se construyen en EE.UU. y se nos venden… con el permiso del Congreso estadounidense. Nuestra defensa está en manos de Rashida Tlaib e Ilhan Omar.

Somos como perros con correa, esclavos de los caprichos de Edom. ¿Por qué el gobierno no ha aprobado la reforma judicial?

Joe Biden lo dijo.

¿Qué significa una sociedad esposada a un sistema judicial helenístico?

Significa que más y más sodomía y paganismo se filtrarán en Tierra Santa. Más de nosotros seremos tentados a pecar, y caeremos a profundidades aún mayores, Hashem no lo permita.

Pero mientras estemos abajo, ellos estarán arriba.

Ellos saben lo que hacen. Su libro de jugadas viene directamente de la bendición de Edom que pronunció Itzjak.

Así es como los pondremos de rodillas, y nos levantaremos de las nuestras.

El comandante nazi Erwin Rommel fue el general más inteligente de la Segunda Guerra Mundial.

Con material y mano de obra inferiores, arrasó el norte de África como un cuchillo caliente en la mantequilla.

¿Cómo se lo detuvo?

Hubo una batalla de tanques entre una de las divisiones de Rommel y un batallón estadounidense. Los nazis empleaban tácticas superiores y hacían retroceder a los estadounidenses.

Los malvados iniciaron la guerra e inclinaron su arco para derribar al pobre y al necesitado, para matar a los que caminan por un sendero recto. Su espada entrará en su corazón, y sus arcos serán quebrados. (Salmos 37:14-15)

La misma espada que usaron los malhechores se convirtió en el instrumento de su perdición.

Es hora de que miremos más allá del General Americano y veamos a nuestro gran General:

El Rey David.

Sabiendo que cuando Yaakov halla favor a los ojos de Hashem, Edom se convierte en su siervo, es hora de que aumentemos nuestros esfuerzos en lo referente a la Torá.

Nuestra teshuva derribará el poderoso Imperio de Edom de una vez por todas.

¿Qué arrepentimiento puede cambiar la situación? ¿Cómo hacemos para quitarnos del cuello las cadenas de los romanos?

¿Por qué fuimos al exilio en primer lugar? ¿Por qué Hashem envió a los hijos de Edom para destruirnos?

Cometimos, a escala nacional, el pecado de Rómulo y Remo. Nos odiábamos unos a otros, así que Hashem nos envió una nación nacida en la sangre del fratricidio con el fin de humillarnos.

Nuestro arrepentimiento al precepto de “no odiarás a tu hermano en tu corazón”, y “no vayas de chismoso entre tu pueblo”, dará la vuelta a la tortilla y ganará esta guerra.

No tenemos que estar de acuerdo con Yair Lapid, Merav Mijaeli, o sus seguidores, sino que debemos mantenernos enfocados en querer Mashíaj para todos.

Queremos que todos los judíos de Israel luchen por la Torá y las Mitzvot con el mismo vigor con el que luchan contra la “reforma judicial”. Queremos que todos deseen el Reino de la Torá con la misma pasión con la que desean su próxima ronda de financiación de capital riesgo.

Queremos que todos ganen a los ojos de Dios. Queremos que todos le den la bienvenida al Mashíaj y bailen junto a un Rey David revivido para que una vez más vivamos entre profetas y un Rey Divinamente ungido en la Tierra de Israel para servir a nuestro Amo Eterno.

Que nosotros, la nación a la que Dios ordena el amor fraternal, derrotemos a la nación del derramamiento de sangre fraternal para marcar el comienzo de la era de la paz eterna.

¡Am Israel Jai!