Cinco Pasos hacia la Grandeza

Cuando el César Adriano se enteró de que su sobrino se había convertido al judaísmo, se puso furioso…

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Rab Yonatán D. Galed

Posteado en 05.04.21

Cuando el César Adriano se enteró de que su sobrino se había convertido al judaísmo, se puso furioso…
 
Cinco Pasos hacia la Grandeza
 
Existe una manera comprobada de alcanzar la grandeza, pero no es un camino fácil. Los cinco pasos hacia la grandeza son los siguientes:
 

  1. Uno tiene que estar dispuesto a sacrificar las comodidades personales.
  2.  Uno tiene que estar dispuesto a marchar con coraje por un sendero distinto al que emprenden sus pares.
  3.  Uno tiene que estar dispuesto a sufrir humillación y menosprecio.
  4.  Uno tiene que rehuir las actitudes conformistas de las masas mediocres.
  5.  Finalmente, uno tiene que perseguir la verdad con tenacidad.
     

Como ocurre con los exámenes de opciones múltiples, si uno es capaz de señalar con una “ve” los cinco puntos, entonces ciertamente tiene posibilidades de llegar a ser un grande. El Talmud cuenta una bellísima historia acerca de un justo converso que ejemplificó los cinco pasos mencionados y verdaderamente alcanzó la grandeza. Se llamaba Onkelos.
 
Permítanme que les cuente la historia del justo converso, Onkelos.
 
El Emperador Romano Adriano asesinó a decenas de miles de judíos en la ciudad de Beitar sin compasión y ejecutó con gran crueldad al más grande líder de aquella generación, Rabi Akiva. Él fue el César que suprimió la revuelta de Bar Kojba. Pero incluso en la oscuridad más fuerte, siempre hay un rayito de luz y de esperanza:
 
Adriano tenía un sobrino llamado Onkelos, hijo de Kalonimus.
 
Onkelos era el próximo en la sucesión al trono para convertirse en César. Onkelos era un joven muy educado y un pensador independiente con una mente muy sagaz que le permitió tomar conciencia de la verdad de la Torá. Onkelos anheló poder tener una oportunidad de escaparse de su familia de emperadores y vivir en medio de los judíos y así fue como se las ingenió para divisar un plan de escapatoria. Fue a ver a su tío y le pidió un consejo para adquirir riquezas. Adriano le recomendó que buscara un producto que pudiera vender mucho y que tuviera pocos clientes. “Tú lograrás explicar cuál es su valor real y así obtendrás una gran ganancia”, le prometió.
 
Eso era precisamente lo que Onkelos quería escuchar. Ya había encontrado un producto invaluable: la Torá y la Emuná (la fe auténtica en el Creador), que pocas personas son capaces de apreciar.
 
Y así fue como fue a buscar fortuna entre los judíos. Se sumió en el estudio y se transformó en un justo converso, lo que llamamos un guer tzedek, y una de las mentes de Torá más excepcionales de toda la historia. Su traducción y su comentario de la Torá en arameo se denominan el Targum, que no sólo está incluido en prácticamente todos los Jumashim sino que constituye el estudio obligatorio de cada judío.
 
En cualquier caso, cuando el César Adriano se enteró de que su sobrino se había convertido al judaísmo, se puso furioso. El Talmud en el tratado Avodá Zará 11ª nos cuenta un relato sorprendente. Adriano envió todo un batallón de soldados romanos a que trajeran a Onkelos de regreso a Roma encadenado, de ser necesario. Pero no sólo que no tuvieron éxito en su misión sino que Onkelos les habló al corazón con la sabiduría de la Torá y convirtió a cada uno de ellos. Adriano se puso más que furioso y envió un segundo batallón para que capturara a su sobrino, advirtiéndoles que no intercambiaran con él ni una sola palabra, sino que simplemente lo asieran y lo llevaran al palacio.
 
Cuando el segundo batallón atrapó a Onkelos, este les preguntó: “Si un capitán va caminando junto con un general de noche, ¿quién lleva la lámpara?”. Los soldados romanos respondieron que por supuesto que el capitán, quien tiene el deber de homenajear a un oficial de rango mucho más alto que el suyo. “Muy bien”, dijo Onkelos. “Y qué pasa si un general va caminando con el ministro de defensa de noche…. ¿quién sostiene la lámpara?”. En ese caso, los soldados romanos estuvieron de acuerdo en que el general está subordinado a un ministro de tan alto rango y que es el general el que porta la lámpara. “Ah… excelente”, asintió Onkelos con la cabeza en señal de aprobación. “Ahora bien: y si el ministro de defensa va caminando con el César de noche, ¿quién sostiene la lámpara?”. Ellos respondieron que el ministro de defensa, obviamente. “Sí, pero con nosotros, los judíos, es distinto – El Todopoderoso, el Rey de reyes, nos sostiene la lámpara, pues la Torá dice que durante los cuarenta años en el desierto, el Creador del Universo les iluminó el camino a los israelitas”. Al oír eso, el segundo batallón también se convirtió al judaísmo.
 
¡El César Adriano alcanzó el punto de ebullición! Y envió un tercer batallón con los mejores gladiadores de Roma para que atraparan a Onkelos, y advirtiéndoles que no le dijeran nada a Onkelos ni que lo escucharan. Ellos arrestaron a Onkelos y lo escoltaron fuera de la casa. Onkelos se detuvo junto a la Mezuzá junto a la puerta de entrada y puso la mano en ella. El comandante del batallón romano le preguntó qué era eso.
 
“Una Mezuzá”, respondió Onkelos. “El rey mortal, de carne y hueso, se queda sentado dentro del palacio mientras que los guardias controlan y patrullan afuera del palacio.
 
Pero en nuestro caso es diferente: los judíos nos quedamos sentados dentro de nuestros cómodos hogares mientas que el Todopoderoso Rey de reyes nos protege desde afuera”. Así fue como los soldados del tercer batallón también se convirtieron al judaísmo.
 
Habiendo perdido tres batallones enteros, Adriano no se atrevió a enviar otro más.
 
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Todo aquel que cumpla los cinco pasos hacia la grandeza obtendrá grandes logros, incluso si se lo considera el que tiene menos posibilidades. Onkelos sabía lo que estaba haciendo y por qué. Gracias a su convicción, ni siquiera el César y tres batallones enteros lograron sobreponérsele. Y lo que es más, Onkelos jamás dio un puñetazo ni disparó un tiro. Sus logros fueron producto de una Emuná y una convicción firmes como una roca.
 
Así como se nos exige a todos que estudiemos la traducción de Onkelos de la Torá, también es muy recomendable que sigamos sus pasos, buscando la verdad y haciendo lo que es correcto, no importa cuál sea el costo que tengamos que pagar. La recompensa es una indescriptible gloria para toda la posteridad. Tú también puedes llegar a ser un grande. Yo creo en ti, pero eso no es suficiente: tú tienes que creer en ti mismo.
 

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1. Mauricio

8/21/2022

Gracias Rab , siempre quedó fascinado con sus historias baruj Hashem !!!

2. Flor Hernandez

3/19/2022

Gracias Rabino. Sus palabras y sus letras iluminaN vidas, como la mia.

3. Maayam

8/04/2020

Excelente exposición

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